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Fue el desastre natural más mortífero de la historia, y uno de los peores de la historia de la humanidad. El trauma sigue muy presente en Tailandia, Sri Lanka e Indonesia, los países más afectados.
Primero se sintieron los temblores, y luego todo fue horror y desolación. Poco antes de las 8 de la mañana del 26 de diciembre de 2004, la tierra tembló en Banda Aceh, en el norte de Indonesia. Un terremoto de más de 9 grados en la escala de Richter se había producido en mar abierto a 250 kilómetros de distancia. Treinta minutos más tarde, olas de más de 30 metros se estrellaron contra la ciudad, la más afectada por el tsunami. Edificios, coches, transeúntes, el maremoto arrasó con todo a su paso y afectó a 14 países, incluso en África.
¿Por qué fue tan brutal?
“Se liberó una cantidad de energía fenomenal. Tenemos un salto de dos placas de 50 km de ancho, 400 km de largo. Esa energía transferida a la masa de agua nos envía un fenómeno de 800 kilómetros por hora en alta mar, que cuando se acerca a la costa por la fricción con el fondo, sube en altura y proyecta un muro de agua negra y sucia”, explica Bernardo Aliaga, jefe de la sección de Resiliencia ante Tsunamis de la UNESCO..
Fue una pared que arrasó con todo y que iba a una velocidad tres veces superior a la de un tren de alta velocidad. Causó unos desastres sin precedentes, “de proporciones bíblicas”, dice Aliaga, sin que la gente pudiera hacer nada.
“La gente no tuvo tiempo de reaccionar, no había sistemas de alerta temprana en esa parte del mundo en ese momento en el Océano Índico”, nos explica el experto de la UNESCO. Sin embargo, 20 años después, los sistemas preventivos han evolucionado gracias a la puesta en marcha de una estrategia a nivel mundial para evitar que este tipo de fenómenos que “nada tienen que ver con el cambio climático, sino con el movimiento de las placas tectónicas,” según Aliaga, no se vuelvan a repetir.
Un “mundo mejor preparado”
Bernardo Aliaga se muestra optimista 20 años después del desastre. Y es que desde entonces se han implementado sistemas tempranos de alerta. En 2004, se tardaba hasta una hora para generar una alerta, hoy en día se necesitan entre 5 y 7 minutos, asegura el biólogo chileno.
Y es que en el Océano Índico no había sistemas de alerta temprana. En estos 20 años se han creado cuatro sistemas. “El mundo está mucho mejor preparado para un tsunami en todas partes. En el Caribe, en el Pacífico, por supuesto, ya en 2004 existía un sistema. Pero ahora también en el Océano Índico, en el Mediterráneo y en el noreste Atlántico”, afirma.
“En América Latina, hay muchas comunidades que trabajan en los sistemas de alerta como en Galápagos, Costa Rica, Ecuador, El Salvador”, nos explica. A nivel mundial, técnicamente hay muchos más medios. “De 150 sismógrafos en el mundo en 2004 para detectar un terremoto disponibles en una red mundial, hemos pasado a varios miles, de 100 o 200 mareógrafos distribuidos por todo el mundo, de los cuales casi ninguno estaba en el Índico, hemos pasado a 1.400 que entregan datos en tiempo real de todos los países”, agrega.
Altas probabilidades de que se produzca un tsunami en el Mediterráneo
La UNESCO advierte que hay un 100% de probabilidad de que se produzca un tsunami en el Mediterráneo en los próximos 30 años. “Donde hubo un tsunami, volverá a haber un tsunami”, sentencia Aliaga. Es matemático. “En Turquía hay un riesgo evidente, en la costa de Cádiz (España), también. Sabemos que en el norte de Argelia hay una falla sísmica que puede afectar a las costas francesas”, advierte.
Francia ya se está preparando para la posible llegada de un tsunami en las próximas décadas con ejercicios recurrentes entre la población.
Buenos reflejos cuando se producen temblores
Aparte de las alertas, el experto asegura que hay signos que anuncian la llegada de un tsunami “Hay signos evidentes que manda la naturaleza y que anuncian un tsunami como por ejemplo si los pájaros comienzan a huir, si el mar se retira bruscamente unos 50 o 100 metros o si vemos en el horizonte la formación de una pared de agua con un ruido como el de un jet”, explica.
Cuando esto ocurre, no hay tiempo que perder y hay que reaccionar. “Si llega una alerta oficial a través del celular, no hay que esperar. Hay que huir hacia un lugar de mayor altura. Si es demasiado tarde, uno tiene que protegerse, agarrarse, cubrirse la cabeza”, concluye. Recuerda que un tsunami de 70 centímetros puede ser también muy devastador.
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