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Lecciones sobre paz desde Irlanda del Norte

En Belfast se siguen implementando los acuerdos después de casi 20 años de haberse firmado, mientras se derriban los muros que por décadas separaron a los irlandeses.

Redacción Internacional
11 de agosto de 2016 - 08:10 p. m.
El premio Nobel de Paz David Trimble fue el encargado de mediar para los acuerdos que acabaron la guerra en Irlanda del Norte. / EFE
El premio Nobel de Paz David Trimble fue el encargado de mediar para los acuerdos que acabaron la guerra en Irlanda del Norte. / EFE
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Aunque se trata de un conflicto muy distinto al colombiano, en Irlanda del Norte acaban de tomar una medida que bien podría ser una lección para Colombia y para el acuerdo de paz que trata de sacar adelante. En Belfast, la capital norirlandesa, los habitantes de Crumlin, un barrio que fue epicentro del conflicto, demolieron un muro que era un recordatorio de éste y que los había dividido durante 30 años.

“El derribo de una muralla 30 años después de erigida no sólo transforma el paisaje físico. Manda el sólido mensaje de que se está avanzando y que lo más importante no es que los ladrillos han caído, sino que eso ha sido posible por la decisión de la comunidad”, sostuvo el viceministro principal norirlandés, Martin McGuinness, quien durante los años del conflicto se desempeñó como comandante del Ejército Republicano Irlandés (IRA, por sus siglas en inglés).

En Crumlin convivieron durante años católicos que abogaban por la adhesión de Irlanda del Norte a Irlanda y protestantes que, en cambio, defendían su permanencia en el Reino Unido. Un disenso que fue uno de los principales motivos del conflicto que azotó a esta nación durante casi 30 años.

“La reconciliación se ha visto obstaculizada por las divisiones físicas. Para poder construir comunidades realmente unidas y compartidas necesitamos remover esas estructuras” , agregó McGuinness, durante la demolición del muro, que estaba planeada desde febrero de este año.

Se espera que para el 2023 hayan sido derribados todos estos muros, creados durante la guerra para separar comunidades, con el supuesto objetivo de evitar confrontaciones.

Se trata de, por lo menos, 50 muros que siguen en pie en esa provincia británica, pese a que han pasado casi 20 años de los acuerdos de Viernes Santo, con los que se puso fin a la violencia. Acuerdos fueron refrendados al mes de haber sido firmados por el 71% de los norirlandeses y el 94% de los irlandeses. Mejor dicho: los acuerdos se siguen implementando.

Y, de la misma forma, sigue habiendo amenazas a la paz, que no han impedido, no obstante, que se siga con los acuerdos, como por ejemplo, el asesinato del dirigente unionista y excomandante paramilitar, John Boreland, asesinado el 7 de agosto de este año, en el norte de Belfast.

Boreland, de 46 años, era una de las cabezas de dos grupos lealistas: la Asociación de Defensa del Ulster y la Fuerza de Voluntarios del Ulster, protagonistas de varios incidentes durante la guerra, aunque, desde 2007, se han mostrado a favor de los acuerdos de paz. Ya hay un detenido por este homicidio.

Las autoridades no descartan la posibilidad de rencillas internas; sin embargo, el hecho ha causado alerta en Irlanda del Norte, por la posibilidad de que los acuerdos se vean comprometidos. El gobierno norirlandés, compuesto por católicos y protestantes, rechazó con firmeza el asesinato. Ayer, otro protagonista del proceso de paz, el exobispo de Derry, Edward Daly, fue enterrado, tras fallecer a los 82 años. Daly luchó, durante años, para que se supiera la verdad sobre el Domingo Sangriento, uno de los peores hechos de la guerra.

Por Redacción Internacional

 

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