Lo que los republicanos piensan pero no dicen de Trump
¿Se trata de un despertar tardío? Un importante legislador de la mayoría republicana ha dicho públicamente lo que, según él, muchos de sus colegas piensan en privado: Donald Trump es un ser impulsivo e inestable que pone en peligro a Estados Unidos.
Agencia Afp
Bob Corker es el presidente de la comisión de Relaciones Exteriores del Senado, y uno de los 52 miembros de una mayoría para la que, hasta el presente, el fin justificaba los medios: aprobar las reformas conservadores ameritaba mantener la amabilidad con el presidente estadounidense, a pesar de sus excesos.
"Sé de fuente confiable que, cada día en la Casa Blanca, la meta es contenerlo", admitió el senador de Tennessee, de 65 años, al diario The New York Times el domingo.
Es la primera vez que un alto funcionario republicano ataca tan claramente la personalidad misma del 45° presidente de Estados Unidos.
"Con excepción de algunas personas, la gran mayoría de nuestro grupo sabe muy bien a qué se enfrenta", añadió en la entrevista durante la cual los eufemismos no lograron atenuar la franqueza. "Por supuesto que tienen conciencia de la volatilidad y de los extraordinarios esfuerzos de su entorno por intentar mantener el equilibrio".
"Me preocupa", agregó el senador, quien afirmó que los tuits presidenciales perjudicaron en varias ocasiones negociaciones diplomáticas. Solo algunos ministros importantes protegen, según él, a Estados Unidos del "caos" y son capaces "de disuadirlo cuando se excita, de calmarlo y de continuar trabajando con él antes de tomar una decisión".
En Twitter, Corker adoptó un tono aun más personal para responder a los ataques en su contra de Donald Trump. "Lástima que la Casa Blanca se haya convertido en una guardería para adultos. Alguien se saltó el turno esta mañana", escribió el domingo para dar a entender que faltó alguien que controlara al mandatario.
"Contener" al presidente, "volatilidad", "calmarlo", "guardería para adultos": el retrato hecho por Bob Corker es el de un presidente con escasa capacidad intelectual incapacitado para el cargo más exigente del planeta.
No tiene 'la estabilidad necesaria'
¿Por qué súbitamente empieza a hablar Bob Corker, quien se enorgulleció durante largo tiempo de su buena relación con Donald Trump?
Sin duda porque se siente liberado, gracias a su decisión de no postularse a la reelección en las legislativas de noviembre de 2018. Ya no estuvo dispuesto a someterse a un dirigente que desprecia pero que en el momento de las primarias hubiera podido darle impulso ante la base republicana.
En una serie de tuits, Trump escribió: "El senador Bob Corker me 'suplicó' que apoyara su reelección en Tennessee. Dije 'NO' y abandonó (dijo que no podía ganar sin mi apoyo). También quiso ser secretario de Estado y dije 'NO, GRACIAS'. También es ampliamente responsable del horrendo acuerdo con Irán!". Corker aseguró todo lo contrario.
En agosto, tras los episodios de violencia en Charlottesville, el senador había declarado que Trump "aún no había logrado demostrar que tenía la estabilidad necesaria para tener éxito" como presidente.
El desprecio de los líderes del Congreso por Trump es un secreto a voces. Lo consideran poco interesado en las reformas de fondo y demasiado brutal. También le reprochan en privado haber atacado a los republicanos que se opusieron a la derogación de la ley de salud de Barack Obama.
No obstante, el hombre fuerte del Senado, Mitch McConnell, nunca fue más allá de afirmar que no era "un fan de los tuits del presidente".
John McCain sí se mostró muy crítico del mandatario, sobre todo desde el verano último. A fines de agosto escribió que el inquilino de la Casa Blanca estaba "mal informado" y podía ser "impulsivo de palabra y en su comportamiento". Pero sus críticos no pasaban de defender los poderes del Congreso frente al Ejecutivo.
El senador Corker parece inclinado a denunciar el peligro que supone la personalidad, no las ideas, del presidente estadounidense.
Bob Corker es el presidente de la comisión de Relaciones Exteriores del Senado, y uno de los 52 miembros de una mayoría para la que, hasta el presente, el fin justificaba los medios: aprobar las reformas conservadores ameritaba mantener la amabilidad con el presidente estadounidense, a pesar de sus excesos.
"Sé de fuente confiable que, cada día en la Casa Blanca, la meta es contenerlo", admitió el senador de Tennessee, de 65 años, al diario The New York Times el domingo.
Es la primera vez que un alto funcionario republicano ataca tan claramente la personalidad misma del 45° presidente de Estados Unidos.
"Con excepción de algunas personas, la gran mayoría de nuestro grupo sabe muy bien a qué se enfrenta", añadió en la entrevista durante la cual los eufemismos no lograron atenuar la franqueza. "Por supuesto que tienen conciencia de la volatilidad y de los extraordinarios esfuerzos de su entorno por intentar mantener el equilibrio".
"Me preocupa", agregó el senador, quien afirmó que los tuits presidenciales perjudicaron en varias ocasiones negociaciones diplomáticas. Solo algunos ministros importantes protegen, según él, a Estados Unidos del "caos" y son capaces "de disuadirlo cuando se excita, de calmarlo y de continuar trabajando con él antes de tomar una decisión".
En Twitter, Corker adoptó un tono aun más personal para responder a los ataques en su contra de Donald Trump. "Lástima que la Casa Blanca se haya convertido en una guardería para adultos. Alguien se saltó el turno esta mañana", escribió el domingo para dar a entender que faltó alguien que controlara al mandatario.
"Contener" al presidente, "volatilidad", "calmarlo", "guardería para adultos": el retrato hecho por Bob Corker es el de un presidente con escasa capacidad intelectual incapacitado para el cargo más exigente del planeta.
No tiene 'la estabilidad necesaria'
¿Por qué súbitamente empieza a hablar Bob Corker, quien se enorgulleció durante largo tiempo de su buena relación con Donald Trump?
Sin duda porque se siente liberado, gracias a su decisión de no postularse a la reelección en las legislativas de noviembre de 2018. Ya no estuvo dispuesto a someterse a un dirigente que desprecia pero que en el momento de las primarias hubiera podido darle impulso ante la base republicana.
En una serie de tuits, Trump escribió: "El senador Bob Corker me 'suplicó' que apoyara su reelección en Tennessee. Dije 'NO' y abandonó (dijo que no podía ganar sin mi apoyo). También quiso ser secretario de Estado y dije 'NO, GRACIAS'. También es ampliamente responsable del horrendo acuerdo con Irán!". Corker aseguró todo lo contrario.
En agosto, tras los episodios de violencia en Charlottesville, el senador había declarado que Trump "aún no había logrado demostrar que tenía la estabilidad necesaria para tener éxito" como presidente.
El desprecio de los líderes del Congreso por Trump es un secreto a voces. Lo consideran poco interesado en las reformas de fondo y demasiado brutal. También le reprochan en privado haber atacado a los republicanos que se opusieron a la derogación de la ley de salud de Barack Obama.
No obstante, el hombre fuerte del Senado, Mitch McConnell, nunca fue más allá de afirmar que no era "un fan de los tuits del presidente".
John McCain sí se mostró muy crítico del mandatario, sobre todo desde el verano último. A fines de agosto escribió que el inquilino de la Casa Blanca estaba "mal informado" y podía ser "impulsivo de palabra y en su comportamiento". Pero sus críticos no pasaban de defender los poderes del Congreso frente al Ejecutivo.
El senador Corker parece inclinado a denunciar el peligro que supone la personalidad, no las ideas, del presidente estadounidense.