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Una pantalla gigante, instalada sobre la avenida María Cristina, en Barcelona, simbolizaba este domingo las tensiones y contradicciones políticas que se han vivido estos últimos dos días en Cataluña, España. Luego de semanas de oponerse a transmitir públicamente los partidos de la selección española y justo cuando un millón de catalanes marcharon este sábado por las calles de la capital para reivindicar la autonomía nacional catalana, el ayuntamiento de esta ciudad decidió unirse a las celebraciones mundialistas y permitió que miles de catalanes apoyaran a la selección durante la final.
Sin embargo, el malestar popular que se respira desde el viernes en esta provincia no pudo ser disimulado por la esperanza de que los españoles se alzaran este domingo con el título deportivo. El domingo, la prensa española tuvo que hacer un generoso espacio en sus primeras páginas para hablar sobre la marcha catalana, que el sábado inundó las avenidas de Barcelona con letreros que reclamaban la independencia de Cataluña. “Adeu, Espanya”, se leía en las pancartas, en las que también se protestaba contra el Tribunal Constitucional español, que en un fallo conocido el viernes matizó muchas de las reivindicaciones del nuevo estatuto de autonomía, aprobado en 2006 por las cortes españolas y los ciudadanos catalanes en un referendo.
Entre otras disposiciones prácticas, la sentencia del tribunal da razón a las impugnaciones de la oposición española, el Partido Popular, que desde 2006 ha argumentado que considerar a Cataluña como una Nación contradice “de manera inequívoca” a la “Nación catalana”, y que ésta es “incompatible con la Nación española” sobre la que se fundamenta la Constitución”, según se lee en sus demandas.
El Tribunal Constitucional avaló esta visión: anunció que el concepto de “Nación” catalana no tiene “eficacia jurídica interpretativa” y abolió 14 numerales del nuevo estatuto, entre ellos el que determina que la lengua catalana es “preferente” en el territorio de Cataluña.
En total, 1,1 millones de personas marchaban el sábado, gritando “Somos una Nación” y “Nosotros decidimos”, mientras que en Sudáfrica once jugadores catalanes reconocían el terreno del estadio Soccer City, donde se batirían un día después ante Holanda. Las banderas españolas ondeaban por todos los rincones de España, incluyendo muchos catalanes.
Sin embargo, el editorial de El País de España se cuidaba el domingo en advertir: “La manifestación (en Barcelona) no puede ser ignorada y, menos aún, menospreciada como una momentánea expresión de descontento tras la que las aguas volverán al cauce por sí solas, impulsadas por acontecimientos deportivos o la inminencia de las vacaciones”.