Los civiles en Sudán, espectadores y víctimas
Durante meses el ejército nacional y las Fuerzas Armadas Revolucionarias se prepararon para los duros combates que se viven en todo el país por la disputa del liderazgo de una dividida nación.
Hugo Santiago Caro
En las últimas 48 horas la República de Sudán, el tercer Estado más grande de África, está siendo escenario de álgidos combates militares entre su ejército, que comanda el país desde el golpe de estado a la transición democrática en 2021, y el grupo paramilitar Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).
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En las últimas 48 horas la República de Sudán, el tercer Estado más grande de África, está siendo escenario de álgidos combates militares entre su ejército, que comanda el país desde el golpe de estado a la transición democrática en 2021, y el grupo paramilitar Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).
Las personas fallecidas por los intensos combates entre ambas milicias superaba las 180, mientras que los heridos rondan los 1.800. Esta brusca escalada puede ser el estallido anunciado de los roces entre dos viejos conocidos en el panorama militar sudanés: Abdel Fattah al Burhan, líder de Sudán y Mohamed Hamdan Dagalo, comandante de las FAR.
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Al Burhan está al frente del país desde el golpe de estado al gobierno cívico-militar establecido después de derrocado Omar al Bashir en 2021 y hasta ese momento contó con el apoyo de Dagalo, su segundo al mando, y su grupo paramilitar.
De hecho, han sido diez años de coexistencia de ambas fuerzas militares, que bien podrían ser interpretadas como un síntoma de la inestabilidad que ha vivido el país. Las FAR, nacidas en 2013 y originalmente adscritas al ejército, son el resultado de la serie de grupos insurgentes protagonistas del conflicto de Darfur, región del oeste de Sudán. Aún no es claro el hecho que detonó con claridad la escalada, ambos bandos se acusaron mutuamente en declaraciones contradictorias, pero lo que sí está claro es que la población civil solamente sufre las consecuencias en Darfur, sin jugar un papel determinante en el conflicto.
“Los civiles son espectadores, un poco, de este enfrentamiento militar. Hubo un acuerdo en diciembre de 2022 para reintegrar un componente civil en la transición, pero el problema es que los civiles están profundamente divididos, ya hay divisiones entre partidos políticos”, afirma Aymeric Durez, profesor del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana.
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Tradicionalmente, Sudán ha sido un país de profundas divisiones. Todo lo ocurrido en Darfur desde 2003 es un conflicto étnico y religioso entre tribus árabes y no-árabes. Por estos hechos fue imputado por la Corte Penal Internacional el entonces líder Omar al Bashir por crímenes de lesa humanidad y violaciones de derechos humanos. Ahora este liderazgo se refleja en lo militar, sector que entre ambos bandos (FAR y ejército), controla la economía y la política del país, lo controlan todo.
“La salida del poder de al Bashir fue el resultado de una protesta de la población civil, pero los militares también actuaron para sacar a al Bashir del poder y gestionaron en un principio la transición con los civiles. El problema es que durante esta transición los militares conservaron el control sobre la economía y pudieron aprovechar, con las FAR, las divisiones que existían dentro de los actores civiles, dentro de los actores políticos, y pudieron finalmente descartar los actores civiles, el primer ministro civil de la transición, y hacerse con el poder para mantener sus intereses a la vez en materia de poder político y económico”, continúa Durez.
Así como existió el intento de reintegrar el componente civil en el último diciembre, al Burhan había propuesto que en este 2023 se llevaran a cabo elecciones generales y establecer un nuevo liderazgo. Sin embargo, nuevamente contó con una férrea oposición civil en su contra. Dentro de esta nueva transición, al Burhan pretendía que las FAR se desintegraran como actor militar y se integraran al ejército, propuesta que no gustó a Dagalo.
Y es que las FAR han ganado relevancia en el panorama regional oriental, pues han participado en conflictos en Libia y Yemen, además de contar con apoyo y relaciones comerciales con los Emiratos Árabes. “Las FAR disponen de efectivos importantes, de muchos recursos, más de 100.000 combatientes, es un ejército importante, una fuerza importante, y que tiene mucho control de la economía, en particular de la explotación del oro, que pueden exportar mucho hacia los Emiratos Árabes Unidos”, explica Durez.
Se puede afirmar que hasta los apoyos en la región están completamente divididos. Mientras el gran aliado del norte, Egipto, mantiene su lealtad con las fuerzas de al Burhan, el gran capital emiratí está con las FAR.
Según Durez, es ahora donde los demás actores del continente deben proponer soluciones diplomáticas: “El presidente de la Comisión Africana de Derechos Humanos debe ir para discutir y para encontrar soluciones diplomáticas. Hay una preocupación de la principal organización de África del Este, la IGAD, que también busca desplegar una operación de mediación, y más allá de los actores regionales, hay también una preocupación e intereses particulares en la región, de los estados del Golfo, de Arabia Saudita, de los Emiratos Árabes Unidos. Vamos a ver cuáles son los actores que van a tener más influencia y qué son las soluciones que van a proponer”, continúa Durez.
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Esto, a nivel diplomático, pues a nivel militar las posiciones continúan encontradas. Las FAR buscan derrocar a al Burhan y este exige que para cualquier negociación, el grupo paramilitar se desintegre. Mientras tanto, la situación humanitaria se agrava.
“La mayoría de los heridos son civiles que quedaron atrapados en el fuego cruzado. Entre ellos hay muchos niños. Tienen lesiones de extrema gravedad y, hasta el sábado por la tarde, no había capacidad quirúrgica en este hospital. Todos los demás hospitales en el norte de Darfur han tenido que cerrar, ya sea por su proximidad a los combates o porque el personal no pudo llegar a las instalaciones debido a la violencia. Esto hizo que no tuviésemos ningún lugar a donde derivar a los pacientes para recibir tratamiento”, cuenta Cyrus Paye, coordinador del proyecto de Médicos Sin Fronteras en El Fasher, Darfur del Norte.
Otros actores internacionales como la ONU, organismo de la cual cayeron en los ataques tres miembros y la Unión Europea (UE) han exigido un cese inmediato de hostilidades a ambas fuerzas, opción poco valorada por ambos bandos. “Hace unas horas, el embajador de la UE en Sudán fue atacado en su propia residencia”, indicó el Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Joseph Borrell, en Twitter.
“Incluso si hay una victoria del ejército, va a ser probablemente muy difícil reducir totalmente y acabar totalmente con las FAR, sobre todo en las zonas donde tienen más presencia, en el centro, en la región del Darfur”, concluye Durez.
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