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Los laboristas apoyan a Chris Hipkins para ser el primer ministro de Nueva Zelanda

El Partido Laborista le dio sin oposición alguna su respaldo a Chris Hipkins, quien ha sido la cabeza de las carteras de Educación y Policía de Nueva Zelanda. Su reto será construir un gobierno fuerte de cara a las elecciones de octubre, en aras de darle a los laboristas un nuevo mandato.

20 de enero de 2023 - 10:28 p. m.
Según le comentó a The Guardian en el 2021, Chris Hipkins considera que dentro de sus fortalezas políticas está “comprender cómo funciona la maquinaria del gobierno, que es algo que he desarrollado durante unos 20 años”.
Según le comentó a The Guardian en el 2021, Chris Hipkins considera que dentro de sus fortalezas políticas está “comprender cómo funciona la maquinaria del gobierno, que es algo que he desarrollado durante unos 20 años”.
Foto: EFE - BEN MCKAY
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Tras la renuncia de Jacinda Ardern, el Partido Laborista respaldó a Chris Hipkins para ser el nuevo primer ministro de Nueva Zelanda. Como responsable de las carteras de Educación y Policía, y siendo también uno de los actores claves en la respuesta del país frente al coronavirus, el funcionario fue nominado al cargo por el caucus del partido el sábado por la mañana (hora local), sin ninguna oposición. Si bien su selección debe ser declarada oficialmente el domingo, fue el único diputado nominado para el cargo. Su responsabilidad es persuadir a los neozelandeses para que le den al Partido Laborista otro mandato en el gobierno, sin Ardern a la cabeza.

Según se lee en The Guardian, Hipkins es la opción más segura para los laboristas. De los candidatos considerados para el cargo, él es el más capaz de entrar de inmediato en el trabajo de gobernabilidad y de llevar la agenda legislativa del gobierno hasta las elecciones de octubre. Según le comentó al diario británico en el 2021, él considera que dentro de sus fortalezas políticas está “comprender cómo funciona la maquinaria del gobierno, que es algo que he desarrollado durante unos 20 años”. Vale recordar que en el último mandato, además de sus cargos en las áreas de educación, policía y coronavirus, también se destacó como líder de la Cámara y como ministro de Servicio Público, cargos que le permitieron participar de cerca en asuntos de gobernanza y del proceso político.

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Ahora bien, la campaña electoral será su prueba de fuego. Las encuestas publicadas el viernes muestran que su partido cuenta con el 32 % de los apoyos, mientras que el Partido Nacional tiene el 37 % de ellos. Los de derecha, así como Act Nueva Zelanda y los Verdes, tienen el 11 % de aprobación. De cara a las elecciones del 14 de octubre, Hipkins se enfrentaría al reto de reunir los apoyos para formar un nuevo gobierno.

La renuncia de Jacinda Ardern

“Ya no tengo suficiente en el tanque. Tenía la esperanza de encontrar lo que necesitaba para continuar durante ese período, pero, desafortunadamente, no lo he hecho y le estaría haciendo un flaco favor a Nueva Zelanda si continuara”, afirmó la primera ministra al hacer pública su renuncia. La lideresa expuso sin vergüenza el agotamiento que sufrió por su cargo, mostrándoles a sus colegas que hay que aprender a dar un paso al costado para que otras ideas revitalicen la lucha por una sociedad más igual. “Ardern ha elegido el momento y la forma de su partida: no ha perdido el puesto debido a problemas internos o por una derrota electoral”, dijo Richard Shaw, profesor de Política de la Universidad de Massey, en The Conversation.

Y es que los altos niveles de inflación, que se han sentido en todo el mundo, sumado a los precios de la vivienda y la pobreza infantil, hundieron la popularidad del partido de Ardern para 2022. La presión que recaía sobre ella era evidente. El estrés hizo que en cierto punto perdiera el control de su narrativa: Ardern llamó “imbécil arrogante” a un parlamentario opositor en diciembre. La política es una cuestión de controlar la narrativa y, durante mucho tiempo, la primera ministra y su equipo fueron muy buenos en esto. Cuando empezó a notarse ese desgaste, la política repensó su papel y ahí fue cuando dio su última lección de liderazgo: saber cuándo retirarse.

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