Los retos de abrir una embajada de Colombia en Ramala (Palestina)

La determinación del gobierno colombiano por abrir una embajada en Ramala (Cisjordania) no es nueva. De hecho, los esfuerzos para llevar a cabo esta idea han venido avanzando desde, por lo menos, el año pasado.

La determinación del gobierno colombiano por abrir una embajada en Ramala (Cisjordania) no es nueva. De hecho, los esfuerzos para llevar a cabo esta idea han venido avanzando desde, por lo menos, el año pasado.

En octubre de 2023, cuando el presidente Gustavo Petro se reunió con Raouf Malki, embajador de Palestina en Colombia (y también con el de Israel, Gali Dagan, por separado), confirmó su intención de instalar una representación diplomática en la capital palestina.

Hoy, los planes han vuelto a resonar por las palabras del canciller Luis Gilberto Murillo, quien, consultado sobre la postura de Colombia tras la decisión de países como España, Irlanda y Noruega de reconocer al Estado palestino, respondió:

“El presidente Petro desde muy temprano, antes del lamentable incidente del 7 de octubre del año pasado, ya había dicho que era importante convocar una conferencia de paz para resolver el conflicto palestino-israelí”. Luego acotó que Colombia “condena las acciones de Hamás”.

Según Murillo, Petro “le ha venido mostrando el camino al mundo” en esta cuestión, al ser de los primeros que alertaron sobre “el genocidio que está en curso en Gaza” y por haber apoyado la demanda de Sudáfrica contra Israel, por ese cargo, ante la Corte Internacional de Justicia.

Aclaró que Colombia ya ha reconocido a Palestina como Estado, algo que ocurrió en 2018, durante el gobierno de Juan Manuel Santos.

Entonces, Murillo añadió: “El presidente Petro ha dado la instrucción de que instalemos la embajada de Colombia en Ramala. Ese es el próximo paso que vamos a dar”.

Sin embargo, ante la insistencia en el anuncio, surgen varias preguntas, sobre todo a partir de la experiencia que en terreno han tenido los representantes diplomáticos en Tierra Santa y el estado actual de las (ya inexistentes) relaciones con Israel.

Para empezar, habría que señalar que, en Israel, con el que había relaciones diplomáticas en marcha desde 1957, viven alrededor de 5.000 colombianos, mientras que en Cisjordania (Palestina) viven unos 1.200. Son connacionales que, según el comunicado con el que la Cancillería informó la ruptura de relaciones con Israel el 1.° de mayo pasado, “seguirán recibiendo la asistencia y servicios necesarios por parte de la Sección Consular de la embajada en Tel Aviv”.

El comunicado deja ver algo que ha sido clave: la atención de los colombianos en Cisjordania pasa por un relacionamiento con Israel.

Colombia, según pudo conocer este diario, ya pasó la nota informativa de la apertura de la embajada en Ramala, tanto a Palestina como a Israel. La razón de esto último es que, al final, Israel es la potencia que tiene el control sobre el territorio.

Para que un eventual cuerpo diplomático llegue, es probable que tenga que pasar por el aeropuerto de Ben Gurion (el más grande de Israel, ubicado en Tel Aviv) y que requiera del visto bueno de las autoridades israelíes para movilizarse por el territorio y entrar a Cisjordania.

Otra opción sería ingresar desde Jordania, sin que eso resuelva el problema de la movilización interna, entre ciudades. Para eso, se requeriría una acreditación diplomática doble, incluso un automóvil con places israelíes, que, en este caso, por la ruptura de relaciones, es prácticamente imposible que suceda.

A partir de las experiencias que ha tenido el personal diplomático en terreno, podría ser muy difícil que las personas que sean designadas para la representación en Cisjordania puedan hacer fácil o libremente su trabajo.

Así, si bien Colombia se mantiene firme en su intención, quedarían varios asuntos logísticos por resolver, lo que resultaría más complejo teniendo en cuenta que el plazo inicial que había anunciado el gobierno era abrir la oficina en el primer semestre de este año.

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