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Llegaron detrás del sueño americano y creyeron haberlo conquistado: trabajar para el gobierno más poderoso del planeta. Hoy, el tire y afloje entre Donald Trump y sus adversarios demócratas en el Congreso tiene en el limbo a 800.000 empleados (y a cuatro millones de contratistas) de docenas de agencias federales, que esperan en sus casas el desenlace del pulso político por la financiación de un muro de US$5.700 millones para la frontera sur. Esto opinan algunas víctimas colombianas del shutdown.
ANTONIO RAMÍREZ
Veterinario, Departamento
de Agricultura.
“Mi trabajo consiste en negociar con los distintos países los requisitos para el comercio de animales y esta situación afecta la economía de los países. Se están perdiendo negocios importantes. De otro lado, saber que no recibimos dinero desde el 22 de diciembre es motivo de desvelo. El estrés nos afecta y estamos muy arrepentidos de haber comprado regalos de Navidad. Muchos nos aconsejan tomar esta situación como unas vacaciones, pero no es posible por el grado de incertidumbre frente a las obligaciones que adquirimos. En este país es muy fácil endeudarse. Sin recibir un cheque mensual, las obligaciones comienzan a agobiar. Lo peor es que cuando llamo a tramitar mi pensión anticipada no encuentro personas, solo a la contestadora virtual. En el pasado vivimos cierres similares, pero eran por razones de Estado. Hoy la disculpa es la construcción de un muro que no va a solucionar en nada los problemas de los estadounidenses. Me asombra ver a muchos empleados federales rematando sus propiedades en eBay solo para conseguir dinero para el mercado”.
(En contexto: Gobierno de EE.UU. quedó en parálisis parcial por desacuerdo. ¿Y ahora qué?)
ADRIANA SIERRA
Esposa de militar.
“Sinceramente, los que trabajan con el gobierno (incluida mi familia) saben muy bien que esto es algo muy normal en este país. Llevo seis años viviendo aquí (en Estados Unidos) y situaciones similares han pasado dos veces. Si trabajas con el gobierno debes tener un ahorro de emergencia. Aquí sabemos muy bien que estas cosas pasan y que van a seguir pasando cada vez que no se llegue a un acuerdo. El shutdown es una medida de negociación. Con Obama también tuvimos un cierre larguísimo que nos afectó bastante. Los trabajadores no somos víctimas, debemos saber ahorrar para este tipo de coyunturas”.
DIANA MONGUI KELLEY
Esposa de funcionario del Departamento de Transporte.
“Con mi esposo tememos que esta situación no se solucione en el corto plazo, pues ambas partes están radicales y muy polarizadas. Nosotros tuvimos que recurrir a nuestros ahorros, pero conocemos a muchas personas que viven del cheque mensual. Las personas se están endeudando por encima de sus capacidades y tuvimos que comenzar a recolectar ayudas económicas para aquellos, como secretarias y contratistas, que no tienen un solo dólar para pagar sus obligaciones”.
(Ver más: El muro de la discordia de Trump)
DOLLY S.
Departamento de Estado.
“La situación no me ha afectado en lo económico, porque mi esposo tiene suficientes ahorros que podemos usar en este momento. Pero en lo emocional, toda esa incertidumbre que trae consigo la falta de mi trabajo me genera estrés y me quita el sueño. No puedo entender cómo un país que es potencia mundial se vea tan afectado por la mediocridad de su presidente.
Mi esposo es diplomático retirado y esta situación interfiere con sus actividades, que desarrolla desde casa. Estar 24 horas, siete días a la semana en mi casa, requiere de un reentrenamiento para todos”.
(Le recomendamos: Las víctimas reales (e inocentes) del cierre del gobierno de EE. UU.)
MIREYA CADENA
Servicios Generales, Museo del Aire y el Espacio.
“De los trece años que llevo viviendo en este país, nunca me había tocado una situación tan desesperada. No entiendo cómo un presidente es capaz de permitir que se afecte todo el comercio alrededor de los sitios turísticos, toda la imagen del país y provocar tanto dolor a las personas que dice representar tan solo por el capricho de querer construir el muro del odio. Yo siento que este tema va a ser el verdadero talón de Aquiles de mister Trump. Ya nadie va a querer votar por él para la reelección y, si persiste en su obsesión, van a terminar sacándolo del poder. Ojalá que lo hagan renunciar”.