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Donald Trump no reconoce ni reconocerá la derrota en las elecciones. Lo dicen amigos, examigos y fuentes cercanas de la Casa Blanca. ¿Admitiría alguna vez Trump que había perdido? “Lo dudo”, dijo el viejo amigo y asesor de Trump Roger Stone, cuya sentencia le conmutó el presidente hace poco. Como resultado, dijo Stone, Biden tendrá “una sombra sobre su presidencia, en la que la mitad de la gente del país cree que fue elegido de forma ilegítima”.
Muchos en su círculo más próximo lo siguen animando, como su abogado personal, Rudy Giuliani. “El exalcalde de Nueva York ha prometido entregar al presidente pruebas de fraude electoral”, señaló el periódico los Angeles Times.
Y miles de seguidores del presidente, Donald Trump, que hacen eco a sus acusaciones sobre el fraude están en varios estados reuniendo pruebas.
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“El presidente está 100 % en su derecho de investigar las acusaciones de irregularidades y sopesar sus acciones legales”, aseguró Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en el Senado anoche durante una intervención en el Senado.
Sin embargo, Biden sigue superando a Trump en todos, los conteos. Ayer Biden superó este miércoles los 5 millones de votos de ventaja sobre Donald Trump. Con 77,4 millones de papeletas a su favor frente a las 72,3 millones que acumula Trump, Biden amplió aún más su margen de victoria, que le convierte en el candidato presidencial más votado de la historia.
El miércoles por la mañana, volvió a tuitear sin pruebas que había ganado las elecciones y había sufrido una manipulación de votos, pese al consenso de observadores internacionales, líderes mundiales, funcionarios electorales locales y medios de comunicación de que la votación del 3 de noviembre fue transparente y no mostró ningún indicio creíble de fraude.
Algunos de sus aliados sugirieron que si Trump quiere crear un imperio mediático en los próximos años, tiene un incentivo para alargar el drama. También si quiere dejar la puerta abierta a un regreso en 2024, cuando sólo sería un año mayor que Biden ahora.
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La campaña del mandatario saliente, así como el Partido Republicano, han interpuesto más de una decena de demandas -algunas ya retiradas- en varios estados denunciando supuestas irregularidades, pero aunque esos casos fuesen ciertos no parecen ser suficientes para revertir el resultado.
Para ganar las elecciones en los tribunales, Trump debería darle la vuelta al escrutinio en Pensilvania, Georgia y Nevada o Arizona, todos ellos estados en los que Biden ya ha sido declarado ganador o lidera el escrutinio de forma clara.
Según los últimos conteos, Biden cuenta con 290 votos en el colegio electoral, por encima de la cifra mágica de 270 que otorga la victoria.
Sharpiegate y otras denuncias
Pero los seguidores del Presidente tampoco están dispuestos a reconocer la derrota y en estados como Arizona buscan sin descanso pruebas a favor de Trump.
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De acuerdo con la agencia EFE, en el condado de Maricopa, trumpistas voluntarios hacen llamadas por varias horas, videoconferencias, cadenas de correos y encuentros con otros votantes para “detectar indicios de fraude en los centros de votación”, explica a Efe un empleado que prefirió no identificarse.
“Durante los tres primeros días tras las elecciones, no asistieron republicanos como observadores a un centro de conteo: solo demócratas e independientes”, argumenta esa fuente, que tiene un cargo elevado dentro de la campaña en el estado de Arizona.
En el caso concreto del condado de Maricopa, el más grande de Arizona y el cuarto más poblado de EE.UU., los simpatizantes de Trump han encontrado “muchas irregularidades” en el conteo de votos, especialmente porque “muchos” fueron anulados de manera errónea porque los electores usaron un tipo de rotulador que traspasó el papel.
Como prueba, la fuente muestra a Efe una decena de fotografías de papeletas enviadas por personas del condado que sufragaron su voto con este tipo de rotulador y que, posteriormente, comprobaron que había sido anulado. “¡No hay forma de que se cancelen tantas papeletas por otras razones! Soy observador electoral desde 2013 y lo sé”, apunta.
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Otra seguidora de Trump, la mexicana Patricia Romero, denuncia en declaraciones a Efe que el “sharpiegate” es real.
Otra de las vías que pretenden comprobar desde la campaña de Trump, con un ejército de voluntarios dispuestos a lo que sea necesario para no tener a un “Gobierno comunista”, según sus palabras, es que los demócratas utilizaron un software que presuntamente cambió los votos en una “treintena” de estados. Entre ellos, Nevada, Arizona, Minesota, Michigan, Georgia y Pensilvania.
“Hay un software llamado ‘Dominion’ que han usado para cambiar votos de Trump para favorecer a Biden”, dice, en este caso sin mostrar ningún documento que lo pruebe. Pero sí contando que se trata de uno de los temas más hablado en estas reuniones virtuales diarias que hace con sus equipos en Arizona y en otros estados.
Esa denuncia la hizo también la presidenta del RNC, Ronna McDaniel, después de que un error humano en Michigan con ese software provocara que varios votos cambiaran de opción.
Ante las acusaciones de McDaniel, el Departamento de Estado de Michigan señaló en un comunicado que los comicios ahí “se llevaron a cabo de manera justa, eficaz y transparente y son un reflejo exacto de la voluntad de los votantes”.