Los trabajadores médicos de Gaza enfrentan las decisiones más difíciles
Los profesionales de la salud en la Franja de Gaza trabajan en hospitales completamente colapsados, que no tienen ni electricidad ni suministros suficientes para atender a la población. En medio de bombardeos, deben tomar decisiones sobre qué pacientes reciben tratamiento y quiénes reciben ventiladores.
Ameera Harouda, Maria Abi-Habib and Abu Bakr Bashir | New York Times
Cada día se elige entre quién vive y quién muere.
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Cada día se elige entre quién vive y quién muere.
En los tambaleantes hospitales de la Franja de Gaza, que están al borde del colapso sin electricidad ni suministros básicos, los médicos y las enfermeras dicen que ahora deben decidir qué pacientes reciben ventiladores, quiénes son reanimados o quiénes reciben algún tratamiento médico. Los trabajadores de la salud toman decisiones rápidas en medio de los gritos de niños pequeños que deben someterse a amputaciones o cirugías cerebrales sin anestesia ni agua limpia para lavar sus heridas.
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Mientras bloques enteros de apartamentos, escuelas y hospitales se desmoronan bajo un bombardeo israelí que ha causado un devastador número de víctimas civiles, algunos veteranos de la medicina en tiempos de guerra dicen que las condiciones dentro del territorio superpoblado y empobrecido de Gaza son las peores que jamás han visto.
“Nuestros equipos están física y psicológicamente agotados”, dijo Basem al Najjar, subdirector del Hospital Al-Aqsa en la ciudad de Deir al-Balah, en el centro de Gaza.
“Algunos médicos permanecen una semana entera en el hospital y a veces algunos miembros de sus familias son llevados al hospital muertos o heridos. Otros médicos regresan a sus casas y allí los matan” y, luego, los cuerpos son devueltos al hospital, dijo. Añadió que tres miembros del personal del hospital habían muerto en su casa, bajo el bombardeo militar israelí.
Israel ha bombardeado Gaza durante semanas en respuesta al ataque del 7 de octubre perpetrado por Hamás, el grupo armado palestino que gobierna el territorio. El ataque mató a cerca de 1400 personas dentro de Israel.
El Ministerio de Salud de Gaza dijo el domingo que más de 9700 palestinos fueron asesinados en Gaza y casi 25.000 resultaron heridos. Es una cifra que aumenta cada día y se cree que algunas de las víctimas aún están enterradas bajo los escombros.
El asedio que Israel impuso al territorio después del ataque del 7 de octubre también ha creado una escasez abrumadora de combustible, alimentos, agua, medicinas y otros productos básicos. En la mayor parte de Gaza no hay electricidad después de que Israel cortó el suministro y la principal central eléctrica se quedó sin combustible hace casi cuatro semanas. Israel está retrasando las entregas de combustible y limita drásticamente la entrada de ayuda humanitaria al territorio.
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Los médicos dicen que están luchando para mantener con vida a sus pacientes con los pocos suministros que tienen. Casi la mitad de los hospitales de Gaza han cerrado por completo debido a los daños causados por los ataques aéreos y la grave escasez de combustible, mientras que los que aún siguen abiertos brindan atención mínima, en el mejor de los casos, dicen los médicos.
La falta de suministro de agua dulce y de yodo imposibilita la limpieza de las heridas, que en algunos casos tienen gusanos que mordisquean la carne carbonizada y desgarrada de los pacientes, según entrevistas con médicos de cuatro hospitales de Gaza. Sin el agua adecuada, los médicos y las enfermeras no pueden proporcionar suficiente saneamiento a sus pacientes, lavar las heridas o las sábanas de los hospitales.
En algunos hospitales, cuando los pacientes llegan con un paro cardiaco no son reanimados porque el personal médico prefiere trabajar con pacientes que tienen mayores posibilidades de supervivencia. Son pocos los heridos críticos que obtienen una cama de hospital. Y todavía menos los que reciben un ventilador o anestesia cuando los operan, incluso para cirugías cerebrales, dijeron los médicos. Los médicos dicen que la anestesia escasea desde hace unas dos semanas.
Además de todas esas dificultades, los hospitales también se han convertido en orfanatos temporales, según los trabajadores médicos.
En algunos casos, los niños han llegado a los hospitales después que sus familias enteras murieron en la guerra, otros vieron cómo sus padres morían en camillas o tirados en pisos de baldosas. El personal médico ha atendido a algunos de los niños hasta que un familiar va a recogerlos.
Najjar dijo que cada día en su hospital comienza con una lucha para preservar los menguantes suministros de combustible. Esa lucha la comparten los otros 19 hospitales en Gaza que todavía funcionan en diversos niveles.
Y la presión sobre esos hospitales está aumentando a medida que equilibran la falta de otros 16 hospitales que ahora están fuera de servicio, según un comunicado del Ministerio de Salud publicado el jueves.
El viernes, una explosión cerca de la entrada del hospital Shifa en la ciudad de Gaza alcanzó a un convoy de ambulancias que transportaban heridos que se alistaban para evacuar a Egipto, según un portavoz de Hamás y Mohammad Abu Salmiya, director del hospital. Trece personas murieron y muchas otras resultaron heridas, según relató Abu Salmiya, quien detalló que entre los heridos se encontraban paramédicos y pacientes evacuados, mientras que el hospital sufrió daños por la explosión.
Otros dos hospitales fueron atacados el viernes, según la Organización Mundial de la Salud.
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El Ejército israelí dijo que había llevado a cabo un ataque aéreo contra una ambulancia “utilizada por una célula terrorista de Hamás”. Un portavoz militar israelí, el mayor Nir Dinar, confirmó que fue el mismo ataque que provocó la explosión fuera del hospital.
Los médicos de dos hospitales de Gaza dijeron que los acondicionadores de aire no funcionan debido a la falta de electricidad por lo que el calor ha aumentado tanto que está haciendo que las heridas de los pacientes supuren. El personal médico necesita sus decrecientes reservas de combustible para iluminar los quirófanos.
En el hospital Kamal Adwan, al norte de Gaza, las intervenciones quirúrgicas se realizan con la linterna de un teléfono móvil, según un médico del lugar. A veces se utiliza vinagre para desinfectar las heridas, ahora que no hay yodo.
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