El presidente francés, Emmanuel Macron, se reafirmó este lunes en el pulso con la nueva junta militar que se ha hecho con el poder en Níger, que exige la salida del embajador y de las tropas francesas, y lo hizo insistiendo en que “el problema de los nigerinos son los golpistas”.
Macron, que pronunció un discurso sobre política exterior ante los embajadores franceses reunidos en París, subrayó que lo ocurrido en Níger el pasado 26 de julio fue “un golpe de Estado contra un presidente elegido democráticamente”, Mohamed Bazoum, que está “secuestrado” desde entonces.
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“Creo que nuestra política es la buena”, señaló en referencia a la línea de pedir el restablecimiento de Bazoum en su cargo, tras reprochar a los que en Washington o en otras capitales europeas se decantan por asumir una política los hechos consumados.
Lo justificó porque “hay que ser claros y coherentes” y, de la misma forma que se criticaría un golpe de Estado “en Rumanía o Bulgaria”, hay que hacer eso también cuando ocurre en un país africano. Para que luego no se diga -añadió- que hay “un doble rasero” y que la democracia no es un régimen adecuado para África.
El presidente francés señaló que “no reconocemos a los golpistas” y “apoyamos la acción diplomática y, cuando lo decida, la militar, de la CEDEAO”.
Una forma de implícitamente una posible acción militar de la Comunidad Económica de Estados del África Occidental (CEDEAO) para restablecer a Bazoum y todas las instituciones, para el que no ha habido hasta el momento consenso.
Macron lanzó, de forma más general, un mensaje “a todos los países de la región para que tengan una política responsable” porque lo que constata es que “hay una epidemia de golpes en el Sahel”.
La junta militar que se ha hecho con el poder en Niamey tras el golpe del 26 de julio había dado un ultimátum al embajador francés, Sylvain Itté, para que saliera de Níger antes de la medianoche del domingo. Pero Itté no se ha marchado porque París estima que esa directiva no procede de las “autoridades legítimas”.
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Francia tiene unos 1.500 soldados en Níger, el último país del Sahel con Chad en el que dispone de presencia militar, después de haber tenido que salir de Mali y Burkina Faso por los golpes de Estado que han llevado a sendas juntas militares a tomar las riendas del poder.
Macron hizo hincapié en que los militares franceses están en el Sahel porque fueron reclamados por las autoridades soberanas de “países amigos” para “luchar contra el terrorismo”.
Reconoció que la situación ha cambiado, que por eso ya se ha ajustado el dispositivo e “iremos más lejos en los próximos meses”.
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