“Maduro perdona a los que no debemos nada”: Nicmer Evans

Nicmer Evans conoce el monstruo por dentro. Cuenta que acompañó a Hugo Chávez muchos años, convencido de que “él iba a lograr una Venezuela mejor, más justa y menos corrupta”. Tras la muerte del líder de la Revolución Bolivariana y el ascenso de su sucesor, Nicolás Maduro, Evans se choca con un “régimen autoritario que es incapaz de gobernar, pero muy hábil en preservar el poder”. Nicmer Evans, politólogo y periodista, se convierte en una voz incómoda para el oficialismo, que termina metiéndolo preso, como a tantos otros críticos. El politólogo, creador del Movimiento Democracia e Inclusión y director del portal crítico Punto de Corte, fue liberado la semana pasada dentro del indulto presidencial a un centenar de opositores.

Nicmer Evans conoce el monstruo por dentro. Cuenta que acompañó a Hugo Chávez muchos años, convencido de que “él iba a lograr una Venezuela mejor, más justa y menos corrupta”. Tras la muerte del líder de la Revolución Bolivariana y el ascenso de su sucesor, Nicolás Maduro, Evans se choca con un “régimen autoritario que es incapaz de gobernar, pero muy hábil en preservar el poder”. Nicmer Evans, politólogo y periodista, se convierte en una voz incómoda para el oficialismo, que termina metiéndolo preso, como a tantos otros críticos. El politólogo, creador del Movimiento Democracia e Inclusión y director del portal crítico Punto de Corte, fue liberado la semana pasada dentro del indulto presidencial a un centenar de opositores.

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¿Por qué termina preso?

Todavía no tengo claro por qué, es un lugar común para los presos políticos. Se me acusa anónimamente por “instigación y promoción al odio” contra la ideología de Maduro y contra Globovisión, un canal oficialista. Las pruebas son una serie de tuits donde cuestiono a ese medio de comunicación; mis opiniones me convirtieron en alguien estorboso.

¿En dónde estuvo preso?

En una celda en la Dirección de Contrainteligencia Militar (Dgcim), que se ha convertido en la cárcel política por excelencia, junto al Sebin, ahí están muchos más presos civiles, muchos militares, exchavistas. Una vez preso, nadie me dice nada ni me interrogan, solo salgo dos veces a para llevarme ante el Tribunal Contra el Terrorismo 21; estuve 45 días continuos sin ver luz con otros presos políticos.

¿Cómo se enteró de que fue indultado?

En donde estaba teníamos un televisor y pudimos ver la rueda de prensa. Fui el único beneficiado en esa cárcel, nos llamó mucho la atención porque un indulto es un perdón presidencial, pero no cometí ningún delito, entonces no sé qué me perdonaron. Maduro perdona a los que no debemos nada, que al final fue una liberación de presos mal llamada indulto.

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¿Qué busca Maduro con el indulto?

Pienso que el captor de los presos se siente presionado por la proximidad de unas elecciones en las que goza de un alto rechazo y quiere legitimidad. Alguien convenció a Maduro de que esta medida podría lavarle un poco la cara, no mucho, pero lo positivo fue que salió una parte de los presos políticos.

¿Qué piensa del torbellino político que esta liberación, reivindicada por Henrique Capriles, generó en la oposición?

Ese es otro elemento que ha usado Maduro: profundizar la división dentro de la oposición. He planteado, a partir de esta semana, reunirme con la mayoría de los partidos políticos del país para llevarles un testimonio de primera mano de lo que están pasando los presos políticos civiles y militares, y para tratar de disminuir la confrontación interna, que siga el debate, pero bajarle a la lucha interna. Quiero reunirme con Henrique Capriles, María Corina Machado, a quien respeto mucho, y acabar con ese discurso dañino de la oposición que solo beneficia a quienes ejercen el poder de manera violenta y autoritaria.

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¿Está de acuerdo con la propuesta de que la oposición participe en las elecciones legislativas del 6 de diciembre?

No. No voy a ser candidato, ya lo había decidido antes con mi partido, Movimiento Democracia e Inclusión. No descarto la vía electoral, pero no para las legislativas. No hay voluntad del régimen para unas elecciones transparentes y justas.

Entonces, ¿cuál vía electoral propone?

Planteo unirnos en torno a un referendo revocatorio, que según la Constitución sería en 2021, tenemos que bajar a la tierra de la realidad y mirar qué es lo que queremos: ¿sacar a Maduro a la fuerza? Que me digan cómo… lo único que tenemos es la capacidad de organizarnos para buscar mecanismos de confrontación civil, la herramienta electoral para demostrarle el desprecio de todo un pueblo a quien ejerce el poder de manera tiránica.

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¿En qué queda el plan de Juan Guaidó?

Juan Guaidó convocó un gobierno de emergencia nacional, en donde incluye a la gente de Maduro; antes de ir a eso prefiero ir a un referendo revocatorio para que sea la fuerza de la gente en la calle y la vía electoral las que nos den la oportunidad de cuestionar a la Fuerza Armada, si va a seguir con alguien que el pueblo rechaza. Chile es una referencia histórica para organizarnos. Ya empecé contactos con actores políticos.

Habla de aterrizar en la realidad, ¿una invasión militar, como todavía plantea un sector, es realista?

Esa es una postura idílica, sabemos que EE. UU. no va a poner un pie en Venezuela y mucho menos si no hay alguien a quien poner a gobernar. ¿Van a salir de Maduro para poner a quién? Tenemos que ordenar la casa y no necesitamos que alguien más venga a hacerlo. La injerencia extranjera no tiene sentido.

Los venezolanos parecen estar cansados de todo: oposición, gobierno, crisis... ¿Cómo convencerlos de no perder la esperanza?

Lo que percibo en estos días es que hay una gran decepción en la población en general; lo único que hay que hacer para levantar el ánimo ante el control social, la represión, el COVID, la economía es demostrar que podemos ponernos de acuerdo en algo; debemos superar la discusión del 6 de diciembre y plantear una agenda para recuperar la democracia.

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¿Se subestimó a Maduro?

En lo personal, no lo subestimé, Maduro es el peor gobernante que pueda tener el país en la historia, pero es el hombre más hábil para preservar el poder, incluso más allá del mismo Chávez. Vengo del chavismo, me separé hace siete años, conozco al monstruo por dentro y sé de sus capacidades. En la oposición ya hemos tenido el problema de pensar de que quienes ejercen el poder son torpes porque confundimos la capacidad de ejercicio de control del Estado con preservar el poder. En cuanto a gobierno son un desastre, pero en quedarse atornillados en el poder tienen la mejor escuela, la cubana.

Llueven críticas de todas partes hacia la oposición, pero hay que reconocerles que han aguantado la persecución del chavismo. ¿Qué piensa de esos reclamos?

Antes de criticar a la oposición, lo primero que hay que reconocer es que después de muertos, exilio, persecución, cárcel, terror, de todo lo que ha sido víctima por parte del gobierno, que todavía haya 98 diputados de la Asamblea Nacional de pie y comprometidos con la búsqueda de la salida del régimen demuestra que las condiciones de la sociedad venezolana son distintas a otros países, eso hay que reivindicarlo.

¿En qué se han equivocado?

Errores muchos, incluso corrupción, maletinazos de dinero, compra de conciencias, hay sectores que se han prestado para esto. Hay que decantar la oposición, más allá de las frases. Esto de “cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres” está bien para hacer propaganda, pero no es suficiente para decir que es una ruta. La extraordinaria oportunidad que tuvo Juan Guaidó en el último año fue confundida pensando que estaba en una campaña electoral, no se puede combatir a una dictadura pensando en una democracia; un castillo de naipes.

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Dicen que ustedes tienen que poner en orden la casa. ¿Critica a la comunidad internacional?

No, al contrario, creo que uno de los factores del destrabe de la crisis ha sido la contribución de la comunidad internacional. Pero hay que darle su justa dimensión, no podemos pensar que nadie de afuera va a venir a resolver el problema. Como personaje, Donald Trump, me parece perverso, pero frente a Venezuela le agradezco lo que ha hecho, igual que a la Unión Europea. El problema no está en el apoyo internacional, sino en la ausencia de criterios de unión entre nosotros.