Netanyahu: ¿cuál es su secreto para mantenerse en el poder?
A pesar de las protestas de las familias de rehenes israelíes contra Benjamin Netanyahu, por el fracaso en rescatar a sus seres queridos, el primer ministro luce hoy más fuerte que nunca.
Camilo Gómez Forero
El lunes fue un día difícil de afrontar para las familias de los rehenes israelíes tomados por Hamás el 7 de octubre de 2023. Se estima que 100 de ellos permanecen en Gaza, aunque solo 70 seguirían con vida. Frente a la casa del primer ministro, Benjamin Netanyahu, decenas de familiares insistieron en que la razón por la que sus seres queridos no han vuelto a casa es culpa del político, al que alguna vez la prensa nacional bautizó Mr. Seguridad.
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El lunes fue un día difícil de afrontar para las familias de los rehenes israelíes tomados por Hamás el 7 de octubre de 2023. Se estima que 100 de ellos permanecen en Gaza, aunque solo 70 seguirían con vida. Frente a la casa del primer ministro, Benjamin Netanyahu, decenas de familiares insistieron en que la razón por la que sus seres queridos no han vuelto a casa es culpa del político, al que alguna vez la prensa nacional bautizó Mr. Seguridad.
“¿Por qué siguen en Gaza un año después? Por culpa de Netanyahu. Él quiere permanecer en el poder para siempre. Y para ello ha arrastrado a Israel a una guerra eterna e interminable. Esto significa que nuestros rehenes han sido abandonados en los túneles de la muerte de Hamás, en las profundidades de Gaza”, dijo Yael Or, primo de Dror Or, una de las víctimas israelíes, cuyo cuerpo sigue secuestrado en Gaza.
Las familias acusan al primer ministro de mantener la guerra para su beneficio, una premisa que también apoya la oposición. Al respecto, Luisa Lozano, mágister en Derecho Internacional y profesora de la Universidad de La Sábana, explica que “una parte de la población sí quiere recuperar a los rehenes, pero también quiere deshacerse de Hamás”. Y Netanyahu, entendiendo ese escenario, ha sabido explotar el miedo a Hamás, pues la guerra le resulta más conveniente.
“En un período donde no hubiera guerra simplemente normalizaría que la situación interna es desfavorable. Y aunque él cuenta con mayorías en el Parlamento, no tiene cómo ganar las elecciones. Incluso, por eso su coalición está esperanzada en que todo se haya solucionado cuando se realicen las elecciones”, dice Lozano.
Apenas ocurrió el ataque de Hamás, la popularidad de Netanyahu se derrumbó y el mito que forjó desde la campaña electoral de 2015, haciéndole creer al electorado que era el único capaz de defender a Israel, se esfumó por completo y se agudizaron las protestas en su contra, que ya se venían gestando desde hacía meses por denuncias de abuso de poder y corrupción. En ese momento crítico, el líder del Likud —principal partido de derecha del país— encontró la respuesta a su mal momento en las palabras de un viejo político y militar romano: “Divide y vencerás”.
“Netanyahu resistió las protestas por su negativa a aceptar un acuerdo sobre la toma de rehenes y el alto el fuego en Gaza, y movilizó a sus partidarios y su masiva operación en redes sociales contra las familias de los rehenes, convirtió el acuerdo en una cuestión política divisiva y dejó sin efecto el movimiento de protesta”, escribió Barak Ravid, periodista de Axios.
En las redes se evidenció cómo en Israel la liberación de los rehenes se convirtió más en un debate sobre la supervivencia del Estado hebreo, algo que Netanyahu destacó en sus discursos, y esto empujó a las familias a otro extremo del campo. Además, Ravid resalta que Netanyahu también fue hábil al negarse a asumir la responsabilidad por los fallos de seguridad que permitieron los ataques. De hecho, el primer ministro ha condicionado de cierta manera esa declaración al final de la guerra en curso, cuyo fin no se avizora pronto. “El 7 de octubre fue un día oscuro (...). Los errores serán investigados hasta el final. Todos tendrán que dar respuestas, incluido yo. Pero todo eso pasará solo al final de la guerra”, dijo Netanyahu.
Y acompañó con un golpe político esa exitosa combinación de argumentos para contener el desafío de su decaída imagen. En medio del shock, Netanyahu logró que su principal rival, Benny Gantz, exministro de Defensa, se sumara a su gobierno de emergencia y a su gabinete de guerra sin condiciones. Gantz le dio estabilidad al Gobierno, a su vez que dividió a la oposición dejándola sin alternativas, pero los desafíos volvieron cuando esta relación se dañó debido a los insultos de Netanyahu, en junio.
Con más 37.500 muertos en Gaza en ese mes (la cifra actual es de 41.000), los manifestantes volvieron a las calles de Israel. Además, los gobiernos del exterior empezaron a condenar con más vehemencia la ofensiva israelí, empezando por su principal aliado, Estados Unidos. Pero justo cuando se evidenció una grieta entre el político y las fuerzas armadas, apareció otro salvavidas desde el campo militar.
Las Fuerzas de Defensa de Israel mataron a uno de los autores intelectuales del ataque, Mohammed Deif, en julio. Esa operación vino acompañada de un ataque a Yemen y luego una arremetida implacable contra Hezbolá en Líbano. Todo esto volvió a solidificar el apoyo a Netanyahu, cuya popularidad aumentó a raíz del éxito militar. Ahora, en medio de eso, asestó otro golpe político: integró en su gabinete a otro de sus némesis, el ex primer ministro Gideon Saar (también acusado de corrupción), quien desde el pasado domingo le permitirá tener otra vez estabilidad y una mayoría (68 de 120) en el Parlamento.
Incluso a Netanyahu dejaron de preocuparle las amenazas de Itamar Ben Gvir, ultraderechista ministro de Seguridad Nacional, quien amenazó con destruir la coalición si se establecía un acuerdo para finalizar la guerra. Las curules que trae Saar a la coalición hacen que una salida de Gvir no afecte al primer ministro.
Las alianzas y los golpes militares y políticos han impedido que caiga Netanyahu, a pesar de que muchos israelíes así lo quieren, pero sus desafíos no terminan. Además de los diversos frentes de guerra que abrió, se avecina el juicio por corrupción en su contra, que se iniciará el 2 de diciembre, y la justicia internacional estudia la posibilidad de juzgarlo también por genocidio y crímenes de lesa humanidad. La justicia será la que decida al respecto.
“La orden de captura que solicitó el fiscal de la Corte Penal Internacional debe ser confirmada por unos jueces de la Sala Preliminar de la CPI. En caso de que se emita la orden, se daría un mensaje importante porque los delitos que revisa la CPI no prescriben y, mientras esas órdenes estén vigentes, se podrá capturar a esa persona”, explicó Lozano.
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