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El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, disolvió este lunes el gabinete de guerra en una medida ampliamente esperada que se produjo después de la salida del gobierno del ex general centrista Benny Gantz y su socio Gadi Eisenkot. Una noticia confirmada a medios locales y a agencias de noticias.
Tras la disolución del foro creado ad hoc compuesto por seis personas el 11 de octubre de 2023 tras los ataques de Hamás el día siete del mismo mes, ahora las decisiones sensibles sobre la invasión a Gaza se tomarán en un foro de consulta más reducido en el que participarán personas del círculo de confianza de Netanyahu, entre los que se encuentran su ministro de Defensa, Yoav Gallant; el de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer; el jefe del Consejo de Seguridad Nacional, Tzachi Hanegbi, y el líder ultraortodoxo del partido Shas, Arieh Deri.
El primer ministro enfrentó en los últimos días demandas de los socios más ultraderechistas de su coalición de gobierno, el ministro de Finanzas Bezalel Smotrich y el de Seguridad Nacional Itamar Ben-Gvir, para ser incluidos en el gabinete bélico, una propuesta que habría intensificado las tensiones con socios internacionales, incluido Estados Unidos.
“Ha llegado el momento de tomar decisiones valientes, lograr una disuasión real y brindar seguridad a los residentes del norte, del sur y de Israel en su conjunto”, escribió en una carta posterior a la dimisión de Gantz Ben-Gvir, con la intención de entrar al gabinete.
Con la salida de Gantz y Eisenkot, el Ejecutivo de guerra quedó abocado a esta disolución. Netanyahu, Gallant y Gantz eran los únicos con voto, mientras que Eisenkot, Deri y Dermer eran simplemente miembros observadores.
Benny Gantz y Gadi Eisenkot, ambos ex jefes del Estado Mayor, integran el partido de centro-derecha Unidad Nacional y renunciaron la semana pasada por las fricciones con el primer ministro sobre su gestión, especialmente la ausencia de un plan de posguerra para Gaza, un extremo asimismo solicitado por Washington.
Continúa la ofensiva de Israel en Gaza
El Ministerio de Salud palestino en la Franja de Gaza dijo en un comunicado el lunes que Israel ha matado a 37.347 palestinos y ha dejado a otros 85.372 heridos desde el 7 de octubre.
Según el Ejército israelí, sin aportar pruebas, unos 15.000 serían milicianos de Hamás.
Philippe Lazzarini, jefe de la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA), afirmó el lunes que las hostilidades han continuado en Rafah y el sur de Gaza a pesar del anuncio del ejército de Israel el domingo de pausas tácticas en las operaciones para permitir la entrada de ayuda humanitaria.
Netanyahu había criticado en la víspera los planes anunciados por el Ejército de realizar pausas diarias en los combates a lo largo de una de las principales carreteras de acceso al enclave palestino.
Asimismo, desde la UNRWA estimaron que solo quedan 65.000 gazatíes refugiados en Rafah, donde hace seis semanas había más de 1,4 millones de personas, la mayoría huyendo de la guerra.
Esto equivale a menos del 6% de la población que recibía cobijo en esta área meridional, con una población preguerra de unos 280.000 gazatíes, antes de la invasión militar israelí del 6 de mayo.
“Desde que comenzó la guerra, las familias en Gaza se han visto obligadas a huir una y otra vez. Siguen buscando seguridad donde no la hay”, lamentó la UNRWA en un tuit en la red social X, en el que publicó la última cifra de desplazados y pidió un alto el fuego.
La mayoría se han visto obligados a reubicarse en la zona costera de Al-Mawasi, identificada como ‘zona humanitaria’ por el Ejército israelí pese a condiciones de hacinamiento y donde además no hay agua potable ni electricidad, según denunció a finales de mayo Médicos Sin Fronteras.
El Ejército israelí inició el pasado 6 de mayo una incursión militar en Rafah, pese a ser considerado una “línea roja” por EE. UU. y a los avisos de la ONU y otras organizaciones humanitarias del impacto devastador que esto tendría en la población civil.
Israel sigue operando a día de hoy en los dos costados y la zona central de la ciudad de Rafah, donde ha destruido viviendas, estructuras próximas a la divisoria con Egipto y dejado fuera de servicio el cruce de Rafah, clave para la evacuación de enfermos y la entrada de alimento.
Además, desde la UNRWA denunciaron este lunes que al menos 193 trabajadores humanitarios que trabajaban para este organismo de la ONU han sido asesinados en Gaza en los últimos ocho meses.
Tensión en aumento con Hezbolá
El portavoz del Ejército israelí, Daniel Hagari, acusó a Hezbolá de llevarles “al borde de una escalada militar más amplia”, después de que la milicia chií aumentara en número e intensidad sus ataques hacia Israel en la última semana.
“La creciente agresión de Hezbolá nos está llevando al borde de lo que podría ser una escalada más amplia, que podría tener consecuencias devastadoras para el Líbano y toda la región”, afirmó en la noche del domingo Hagari.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, propuso la semana pasada la formación de un grupo integrado también por Estados Unidos e Israel, para crear una hoja de ruta que ponga fin a las hostilidades; aunque el país hebreo lo rechazó por diferencias con la parte francesa.
Desde el inicio de las hostilidades, al día siguiente de que comenzara la guerra en la Franja de Gaza, Hezbolá, la milicia libanesa respaldada por Irán ha lanzado a Israel más de 5.000 cohetes, misiles antitanque y drones explosivos; estos últimos han aumentado en los últimos días, según Hagari.
El portavoz del Ejército prometió que Israel hará todo lo necesario para proteger a los civiles y permitir el regreso seguro de todos los israelíes al norte del país, donde más de 60.000 residentes siguen evacuados.
Un alto asesor del presidente estadounidense, Joe Biden, viajará a Israel este lunes para mantener reuniones con altos funcionarios para evitar una mayor escalada en la frontera norte israelí, dijo un funcionario de la Casa Blanca.
La frontera entre Israel y Líbano vive su mayor pico de tensión desde 2006 con un intenso intercambio de fuego desde octubre, que se ha cobrado la vida de casi 500 personas, la mayoría en el lado libanés y en las filas de Hezbolá, que ha confirmado unas 315 bajas de milicianos, además de unos 90 civiles. En Israel han muerto 25 personas en el norte, diez de ellos civiles.
*EFE y Reuters
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