Los actuales retos de Cúcuta como capital fronteriza y migratoria
Con la normalización de los pasos de frontera y la activación del transporte público se prevé un crecimiento en la demanda de servicios de la población venezolana en la ciudad.
Ronal Rodríguez*
Según los datos más recientes publicados por Migración Colombia los migrantes venezolanos en el país son 2.894.593 personas, al corte de octubre de 2022, un crecimiento del 66,08% respecto al 31 de enero de 2021 antes de que se implementara el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos (ETPV) de lo cual se desprenden dos cosas: la primera, que la regularización por ETPV nos permite tener una cifra más cercana de la dimensión real de la migración proveniente de Venezuela que enfrenta el Estado colombiano, a pesar de que continúa existiendo un importante subregistro. Y segunda, el fenómeno de movilidad humana proveniente de Venezuela no se ha detenido, la pírrica recuperación económica del hermano país no logra frenar o mucho menos invertir el flujo migratorio, la población continúa saliendo.
Los nuevos datos también nos muestran que Cúcuta, capital fronteriza de Colombia, enfrenta el mayor reto. En el mismo periodo enero de 2021 a octubre de 2022 la migración creció el 126,66%, pasando de los 96.133 a 217.897. El impacto es grande, la población migrante pasó de representar el 11,01% de la ciudad, a convertirse en el 21,58%, el doble de lo que representa la migración en Barranquilla y el triple de lo que representa en Bogotá. De hecho, gracias a los nuevos datos Cúcuta logra evidenciar que ya es una ciudad de más de un millón de habitantes, según la proyección del DANE para 2022 la población de la ciudad es de 791.986 ciudadanos a los cuales se suman los migrantes llegando a los 1.009.883.
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En el caso de Cúcuta hay que tener presente que la ausencia de una política pública nacional para la administración de la migración en las zonas de frontera distorsiona los datos y pone sobre la mesa la necesidad de coordinar acciones para el manejo de la población pendular. La crisis en temas de educación, salud y servicios esenciales del lado venezolano llevan a la población a buscarlos en Colombia. Los datos para 2021, aún no están disponibles los de 2022, señalan que 28.783 niños, niñas y adolescentes venezolanos se encontraban matriculados en el sistema educativo, según la plataforma del Observatorio de Migraciones del DNP. Un número indeterminado de ellos vive en Venezuela, pero buscan en Cúcuta el derecho a la educación, con todo y que los pasos fronterizos estuvieron cerrados hasta octubre de ese año por el régimen venezolano.
Con la normalización de los pasos de frontera y la activación del transporte público se prevé un crecimiento en la demanda de servicios de la población venezolana en la ciudad. Una vez este activo el transporte colectivo entre los dos países, los pasos pueden pasar de los 35.000 diarios a los 70.000, entre personas que vienen abastecerse ante los altos precios en Venezuela, los que buscan continuar con su proceso educativo, los que buscan servicios en salud y los que le apuestan a desarrollar una actividad económica en Colombia, pero mantener su residencia en la zona de frontera del lado venezolano.
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Y si bien ya nos encontramos en una fase de integración de la población migrante con vocación de permanencia, aún no se supera la fase de atención humanitaria de la población en tránsito a terceros países y de una parte importante de la población pendular. Hoy Cúcuta enfrenta importantes retos con personas en situación de calle provenientes de Venezuela.
Poco a poco Cúcuta adquiere el liderazgo como capital fronteriza colombo-venezolana, antes San Cristóbal o San Antonio se disputaban el protagonismo de los 619.629 Km2 que se distribuyen a lo largo de los 2.219 kilómetros de frontera en la que convergen más de 12.379.688 personas de ambos países. Algunos actores suelen hablar de “descucutizar” la frontera, como el gobierno nacional hoy habla de “desvenezolanizar” la migración, paradójicamente la crisis migratoria se ha convertido en una oportunidad para que Cúcuta asuma el liderazgo y sea el epicentro de una nueva relación fronteriza entre dos países con modelos políticos y económicos diferentes.
* Vocero del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario y del Radar Colombia Venezuela en alianza con la Fundación Konrad Adenauer.
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Según los datos más recientes publicados por Migración Colombia los migrantes venezolanos en el país son 2.894.593 personas, al corte de octubre de 2022, un crecimiento del 66,08% respecto al 31 de enero de 2021 antes de que se implementara el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos (ETPV) de lo cual se desprenden dos cosas: la primera, que la regularización por ETPV nos permite tener una cifra más cercana de la dimensión real de la migración proveniente de Venezuela que enfrenta el Estado colombiano, a pesar de que continúa existiendo un importante subregistro. Y segunda, el fenómeno de movilidad humana proveniente de Venezuela no se ha detenido, la pírrica recuperación económica del hermano país no logra frenar o mucho menos invertir el flujo migratorio, la población continúa saliendo.
Los nuevos datos también nos muestran que Cúcuta, capital fronteriza de Colombia, enfrenta el mayor reto. En el mismo periodo enero de 2021 a octubre de 2022 la migración creció el 126,66%, pasando de los 96.133 a 217.897. El impacto es grande, la población migrante pasó de representar el 11,01% de la ciudad, a convertirse en el 21,58%, el doble de lo que representa la migración en Barranquilla y el triple de lo que representa en Bogotá. De hecho, gracias a los nuevos datos Cúcuta logra evidenciar que ya es una ciudad de más de un millón de habitantes, según la proyección del DANE para 2022 la población de la ciudad es de 791.986 ciudadanos a los cuales se suman los migrantes llegando a los 1.009.883.
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En el caso de Cúcuta hay que tener presente que la ausencia de una política pública nacional para la administración de la migración en las zonas de frontera distorsiona los datos y pone sobre la mesa la necesidad de coordinar acciones para el manejo de la población pendular. La crisis en temas de educación, salud y servicios esenciales del lado venezolano llevan a la población a buscarlos en Colombia. Los datos para 2021, aún no están disponibles los de 2022, señalan que 28.783 niños, niñas y adolescentes venezolanos se encontraban matriculados en el sistema educativo, según la plataforma del Observatorio de Migraciones del DNP. Un número indeterminado de ellos vive en Venezuela, pero buscan en Cúcuta el derecho a la educación, con todo y que los pasos fronterizos estuvieron cerrados hasta octubre de ese año por el régimen venezolano.
Con la normalización de los pasos de frontera y la activación del transporte público se prevé un crecimiento en la demanda de servicios de la población venezolana en la ciudad. Una vez este activo el transporte colectivo entre los dos países, los pasos pueden pasar de los 35.000 diarios a los 70.000, entre personas que vienen abastecerse ante los altos precios en Venezuela, los que buscan continuar con su proceso educativo, los que buscan servicios en salud y los que le apuestan a desarrollar una actividad económica en Colombia, pero mantener su residencia en la zona de frontera del lado venezolano.
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* Vocero del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Estudios Internacionales Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario y del Radar Colombia Venezuela en alianza con la Fundación Konrad Adenauer.
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