Nigeria: violencia en nombre de Dios
Según cifras oficiales, los muertos de la última matanza pueden llegar a medio millar.
Redacción Internacional
Cualquier cosa puede desatar violentos choques religiosos entre etnias en Nigeria. Una demora en la entrega de resultados electorales (2008), que un musulmán se atreva a pisar el predio de su vecino cristiano (2009), un simple enfrentamiento entre niños de tribus diferentes o la venganza, el supuesto móvil de la última ola de violencia que hasta el momento deja más de 500 muertos en la ciudad de Jos, situada en el centro del país y donde convergen dos comunidades (norte, musulmán, y sur, cristiano) que se han enfrentado a lo largo de la historia del país, independiente del Reino Unido desde 1960.
Según las primeras investigaciones de las autoridades nigerianas, miembros de la etnia Hausa-Fulani (musulmana) armados con machetes, ametralladoras y gasolina atacaron tres aldeas cristianas, matando principalmente a mujeres y niños entre 2 y 10 años. “Los disparos eran para sacar a las personas de sus casas y cuando éstas salieron las empezaron a atacar con machetes, a otros les prendieron fuego”, relató Peter Jang, testigo de la masacre.
Otros habitantes de Jos aseguran que esta vez la pelea fue por las tierras fértiles, que cada vez son más escasas en Nigeria, el principal exportador de petróleo de África. Sin embargo, los propios miembros de la etnia Hausa-Fulani coinciden en que fue una represalia por los ataques de enero de 2010, cuando más de 300 musulmanes fueron asesinados salvajemente por cristianos.
En esta ocasión, son los musulmanes quienes han asolado asentamientos cristianos. Al igual que la violencia registrada en enero, en esta ocasión los ataques han sido brutales y sanguinarios. Según testigos algunas víctimas fueron atrapadas con redes de pesca y trampas para animales para posteriormente ser acuchillados hasta la muerte. En enero, sobrevivientes informaron que muchas víctimas fueron enterradas vivas en pozos de agua.
Las tensiones entre nigerianos cristianos y musulmanes también se palpan en el gobierno. Tras varios meses de incertidumbre en las altas esferas, el presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan (cristiano), fue autorizado a sustituir de forma temporal al convaleciente Umaru Yar’Adua (hospitalizado desde noviembre de 2009, musulmán). Cristianos y musulmanes de Nigeria se turnan en la presidencia del país, según un acuerdo tácito.
El comisionado de Información del estado de Plateau, Greg Yenlong, describió la matanza como un genocidio y le pidió al gobierno tomar acciones. El lunes mismo las calles de Jos se llenaron de soldados que intentaban evitar una nueva venganza. Pero eso no es suficiente, pues desde 1999 cuando se implantó la ley islámica en 12 estados del país, la convivencia es cada vez más difícil. Para el padre católico Matthew Hassan Kukah, “todo es una manipulación política y religiosa”.
Cualquier cosa puede desatar violentos choques religiosos entre etnias en Nigeria. Una demora en la entrega de resultados electorales (2008), que un musulmán se atreva a pisar el predio de su vecino cristiano (2009), un simple enfrentamiento entre niños de tribus diferentes o la venganza, el supuesto móvil de la última ola de violencia que hasta el momento deja más de 500 muertos en la ciudad de Jos, situada en el centro del país y donde convergen dos comunidades (norte, musulmán, y sur, cristiano) que se han enfrentado a lo largo de la historia del país, independiente del Reino Unido desde 1960.
Según las primeras investigaciones de las autoridades nigerianas, miembros de la etnia Hausa-Fulani (musulmana) armados con machetes, ametralladoras y gasolina atacaron tres aldeas cristianas, matando principalmente a mujeres y niños entre 2 y 10 años. “Los disparos eran para sacar a las personas de sus casas y cuando éstas salieron las empezaron a atacar con machetes, a otros les prendieron fuego”, relató Peter Jang, testigo de la masacre.
Otros habitantes de Jos aseguran que esta vez la pelea fue por las tierras fértiles, que cada vez son más escasas en Nigeria, el principal exportador de petróleo de África. Sin embargo, los propios miembros de la etnia Hausa-Fulani coinciden en que fue una represalia por los ataques de enero de 2010, cuando más de 300 musulmanes fueron asesinados salvajemente por cristianos.
En esta ocasión, son los musulmanes quienes han asolado asentamientos cristianos. Al igual que la violencia registrada en enero, en esta ocasión los ataques han sido brutales y sanguinarios. Según testigos algunas víctimas fueron atrapadas con redes de pesca y trampas para animales para posteriormente ser acuchillados hasta la muerte. En enero, sobrevivientes informaron que muchas víctimas fueron enterradas vivas en pozos de agua.
Las tensiones entre nigerianos cristianos y musulmanes también se palpan en el gobierno. Tras varios meses de incertidumbre en las altas esferas, el presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan (cristiano), fue autorizado a sustituir de forma temporal al convaleciente Umaru Yar’Adua (hospitalizado desde noviembre de 2009, musulmán). Cristianos y musulmanes de Nigeria se turnan en la presidencia del país, según un acuerdo tácito.
El comisionado de Información del estado de Plateau, Greg Yenlong, describió la matanza como un genocidio y le pidió al gobierno tomar acciones. El lunes mismo las calles de Jos se llenaron de soldados que intentaban evitar una nueva venganza. Pero eso no es suficiente, pues desde 1999 cuando se implantó la ley islámica en 12 estados del país, la convivencia es cada vez más difícil. Para el padre católico Matthew Hassan Kukah, “todo es una manipulación política y religiosa”.