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El periodista opositor ruso Arkadi Babchenko, al que se daba por muerto desde anoche, reapareció hoy en una rueda de prensa en Kiev y habló a los periodistas.
"Aún sigo vivo, se han quedado con las ganas", dijo el periodista, que admitió que cooperó en los últimos dos meses con el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU, en sus siglas en ucraniano), en una operación para evitar un atentado de los servicios secretos rusos contra su vida.
(Lea también: Muerte y espionaje: Ucrania acusa a Rusia del asesinato de un periodista en Kiev)
Según Vasili Gritsak, director del SBU, el autor del "asesinato" ha sido detenido y el propio Babchenko se ofreció a participar en la pantomima para lograr neutralizar el atentado.
En un principio, se había dicho que el periodista, soldado, escritor y correponsal de guerra había recibido tres impactos de bala en Kiev, la ciudad Ucraniana en la que se había refugiado tras sentirse amenzado por el gobierno ruso.
En febrero de 2017, Babchenko denunció una "campaña espantosa" de "acoso" en su contra, tras una publicación en las redes sociales sobre la caída de un avión militar ruso que se dirigía a Siria a fines de 2016
Primero estuvo en República Checa, luego en Israel y finalmente se instaló en Kiev, que con el tiempo se ha convertido en el punto en el que convergen los críticos del presidente Vladimir Putin.
En Rusia, Babchenko se hizo conocer primero por sus crudos relatos de las dos sangrientas guerras de Chechenia, en las que participó como soldado conscripto a los 18 años en la primera y como voluntario en la segunda.
En un libro publicado en Francia con el título "El color de la guerra", cuenta sin ambages su experiencia en los conflictos: la violencia, las atrocidades, el alcoholismo, el hambre, la corrupción.
Tras dejar el ejército, y con un título en Derecho internacional en la mano, comenzó a trabajar como corresponsal de guerra para medios rusos, entre ellos el prestigioso diario Novaia Gazeta, para el que cubre el breve conflicto con Georgia en 2008.
También cubre, en artículos destacados en Ucrania, el levantamiento proeuropeo del Maidán en Kiev durante el invierno (boreal) de 2014, y luego el conflicto con los separatistas prorrusos en el este del país, en el que denuncia el papel de Rusia, apoyando la tesis de Kiev según la cual ésta sostiene militarmente a los rebeldes, lo que Moscú siempre negó.
Decididamente opuesto a la política del Kremlin, hace escuchar su voz criticando con frecuencia la intervención a partir de 2015 del ejército ruso en Siria, incluso publica un texto en Facebook sobre un avión ruso que se estrelló en el mar Negro en el que murieron 92 personas, en su mayoría miembros del célebre Coro del Ejército Rojo.
(Lea más: Rusia inaugura el polémico puente que conecta Crimea con Moscú)
Este mensaje, en el que menciona los bombardeos rusos en Alepo (norte de Siria) y califica a su país de "agresor", le vale una catarata de amenazas y una petición para que fuese desposeído de su nacionalidad y expulsado de Rusia.
En 2017, tras recibir múltiples amenazas se desplazó a Ucrania, donde animaba desde hacía un año un programa de la televisión privada ATR, portavoz de la comunidad tártara de Crimea, clausurada el año pasado por las autoridades en la península anexada por Moscú en 2014.