No más diecinueves de septiembre en México
Las redes sociales se llenaron de oraciones que les pedían a los santos de los mexicanos que la tierra dejara de moverse.
Redacción Internacional.
Ayer hace 32 años, Ciudad de México vivió uno de los peores días de su historia. Un sismo de 8,1 grados la dejó destrozada el 19 de septiembre de 1985. Las cifras de personas muertas nunca pudieron precisarse, pero las autoridades dijeron que más de 10.000 se fueron en esa tragedia. Alrededor de 25.000 se quedaron sin casa y los daños estuvieron alrededor de los US$8.000 millones. Ha sido, hasta la fecha, el desastre más mortífero del que se tenga registro en ese país. Año tras año, cada 19 de septiembre, México conmemora la fecha.
Ayer no fue la excepción. Los mexicanos atendieron juiciosamente la conmemoración del 85 con un simulacro de evacuación para evitar que se repita la historia. Esa es la tradición. Pero dos horas después del simulacro, en un hecho de esos que los latinoamericanos suelen convertir en novelas de realismo mágico, un nuevo terremoto sacudió la ciudad, destruyendo las fachadas de por lo menos 29 edificios. Al momento del cierre de esta edición, el nuevo sismo había cobrado la vida de 65 personas en el estado de Morelos, donde fue el epicentro, y otras dos en la Ciudad de México. La cifra total de heridos aún está por confirmarse.
(Lea también: Terremoto de México: cuando todo se vino abajo)
Sin embargo, no ha sido el movimiento telúrico de más intensidad este mes para los mexicanos. El 7 de septiembre el mundo entero ya había recordado el desastre natural del 85 cuando un terremoto de 8,2 grados se convirtió en el de mayor intensidad en los últimos 100 años. Le ganó por un punto al de hace un siglo. El 7 de septiembre murieron 96 personas y más de 200 resultaron heridas, especialmente en los estados de Oaxaca y Chiapas, en donde estuvo el epicentro.
No obstante, muchas personas que vivieron el reciente terremoto denunciaron que se había sentido con más fuerza, a pesar de ser técnicamente de menor intensidad. “Estuvo bastante fuerte. Los edificios empezaron a moverse. La gente está muy nerviosa. Vi a una señora que se desmayó”, relató Alfredo Aguilar, de 43 años, para AFP.
“Estaba caminando por (la calle) Colima y las ventanas empezaron a moverse. Vi a la gente correr, empezaron a gritar. Estuvo muy feo. No me quería acercar a ningún árbol. Me tuve que tirar al suelo”, aseguró Leiza Visaj Herrera, de 27 años.
Por su parte, un socorrista gritaba: “¡No fumen! ¡Hay fugas de gas!”, mientras la gente corría por las calles en el sector de Roma Norte.
“Dios, protégenos: ¿por qué se repite la historia?”, escribió un usuario de Facebook a propósito del terremoto. Al terror del movimiento de la tierra se sumaba el pánico de un país religioso que no entendía la razón de una nueva tragedia el mismo día en que vivió la peor de su historia.
“Estoy consternada. No puedo contener el llanto. Es la misma pesadilla que en 1985”, dijo a la AFP, entre lágrimas, Georgina Sánchez, de 52 años, en una plaza de la Ciudad de México.
No ha sido una buena temporada para México con la naturaleza. El huracán Katia también estuvo atacando al país, justo después del terremoto del 7 de septiembre. “Katia está tocando tierra al norte de Tecolutla, México”, informaron las autoridades para pedirle a la población que se refugiara en albergues.
(Le puede interesar: El número de muertos por terremoto en México ascendió a 149)
Aunque impactó en la costa este, afortunadamente llegó al país en categoría 1 y no produjo daños.
Ciertamente, de acuerdo con informes oficiales, el 2017 ha sido el año más sangriento de los seis que lleva al mando el presidente Enrique Peña Nieto. Y en junio, las autoridades enfrentaron el mes más violento desde 1997: más de 2.200 homicidios en un mes.
Las redes sociales se inundaron con mensajes pidiendo oraciones por los mexicanos, y Peña Nieto, quien iba rumbo a Oaxaca para atender el terremoto anterior, tuvo que regresar a la capital para, ahora, enfrentar este último. Así está el país entero. Cuando aún no lograba levantarse del 7 de septiembre, cuando apenas terminaba el simulacro conmemorativo del 19 de septiembre de 1985, le toca asumir el terremoto del 19 de septiembre de 2017.
Ayer hace 32 años, Ciudad de México vivió uno de los peores días de su historia. Un sismo de 8,1 grados la dejó destrozada el 19 de septiembre de 1985. Las cifras de personas muertas nunca pudieron precisarse, pero las autoridades dijeron que más de 10.000 se fueron en esa tragedia. Alrededor de 25.000 se quedaron sin casa y los daños estuvieron alrededor de los US$8.000 millones. Ha sido, hasta la fecha, el desastre más mortífero del que se tenga registro en ese país. Año tras año, cada 19 de septiembre, México conmemora la fecha.
Ayer no fue la excepción. Los mexicanos atendieron juiciosamente la conmemoración del 85 con un simulacro de evacuación para evitar que se repita la historia. Esa es la tradición. Pero dos horas después del simulacro, en un hecho de esos que los latinoamericanos suelen convertir en novelas de realismo mágico, un nuevo terremoto sacudió la ciudad, destruyendo las fachadas de por lo menos 29 edificios. Al momento del cierre de esta edición, el nuevo sismo había cobrado la vida de 65 personas en el estado de Morelos, donde fue el epicentro, y otras dos en la Ciudad de México. La cifra total de heridos aún está por confirmarse.
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Sin embargo, no ha sido el movimiento telúrico de más intensidad este mes para los mexicanos. El 7 de septiembre el mundo entero ya había recordado el desastre natural del 85 cuando un terremoto de 8,2 grados se convirtió en el de mayor intensidad en los últimos 100 años. Le ganó por un punto al de hace un siglo. El 7 de septiembre murieron 96 personas y más de 200 resultaron heridas, especialmente en los estados de Oaxaca y Chiapas, en donde estuvo el epicentro.
No obstante, muchas personas que vivieron el reciente terremoto denunciaron que se había sentido con más fuerza, a pesar de ser técnicamente de menor intensidad. “Estuvo bastante fuerte. Los edificios empezaron a moverse. La gente está muy nerviosa. Vi a una señora que se desmayó”, relató Alfredo Aguilar, de 43 años, para AFP.
“Estaba caminando por (la calle) Colima y las ventanas empezaron a moverse. Vi a la gente correr, empezaron a gritar. Estuvo muy feo. No me quería acercar a ningún árbol. Me tuve que tirar al suelo”, aseguró Leiza Visaj Herrera, de 27 años.
Por su parte, un socorrista gritaba: “¡No fumen! ¡Hay fugas de gas!”, mientras la gente corría por las calles en el sector de Roma Norte.
“Dios, protégenos: ¿por qué se repite la historia?”, escribió un usuario de Facebook a propósito del terremoto. Al terror del movimiento de la tierra se sumaba el pánico de un país religioso que no entendía la razón de una nueva tragedia el mismo día en que vivió la peor de su historia.
“Estoy consternada. No puedo contener el llanto. Es la misma pesadilla que en 1985”, dijo a la AFP, entre lágrimas, Georgina Sánchez, de 52 años, en una plaza de la Ciudad de México.
No ha sido una buena temporada para México con la naturaleza. El huracán Katia también estuvo atacando al país, justo después del terremoto del 7 de septiembre. “Katia está tocando tierra al norte de Tecolutla, México”, informaron las autoridades para pedirle a la población que se refugiara en albergues.
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Aunque impactó en la costa este, afortunadamente llegó al país en categoría 1 y no produjo daños.
Ciertamente, de acuerdo con informes oficiales, el 2017 ha sido el año más sangriento de los seis que lleva al mando el presidente Enrique Peña Nieto. Y en junio, las autoridades enfrentaron el mes más violento desde 1997: más de 2.200 homicidios en un mes.
Las redes sociales se inundaron con mensajes pidiendo oraciones por los mexicanos, y Peña Nieto, quien iba rumbo a Oaxaca para atender el terremoto anterior, tuvo que regresar a la capital para, ahora, enfrentar este último. Así está el país entero. Cuando aún no lograba levantarse del 7 de septiembre, cuando apenas terminaba el simulacro conmemorativo del 19 de septiembre de 1985, le toca asumir el terremoto del 19 de septiembre de 2017.