“No toda Gaza es Hamás y no todo Israel es el gobierno”: Rula Daood
En esta entrevista, la codirectora de la organización Standing Together, un movimiento social palestino-israelí, explica por qué su trabajo en la coyuntura actual no es “condenar la realidad, sino cambiarla”. Si de escoger bandos se trata, quisiera que se escogiera el lado de la gente.
Teresita Goyeneche - Especial para El Espectador.
Un día de 2017, Rula Daood protestaba con otros palestinos en el viejo Jerusalén. Hacían frente a una marcha de extremistas israelíes judíos que buscaban provocar una confrontación. De repente, una mujer con una camiseta morada, en la que se leía en hebreo y árabe “Standing Together” (“Omdim Byachad”, “Naqaf M’a”, “De pie, juntos”) se trepó a un muro con un megáfono y compartió arengas en ambos idiomas. Luego se bajó y empezó a marchar, a lo que varios, incluida Rula, se unieron y marcharon con ella. Cuando regresó a casa, investigó quiénes eran estas personas y encontró que era un movimiento fundado por activistas palestinos y judíos que luchaban en contra de la ocupación y por la justicia económica, social y ambiental de ambos pueblos.
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Un día de 2017, Rula Daood protestaba con otros palestinos en el viejo Jerusalén. Hacían frente a una marcha de extremistas israelíes judíos que buscaban provocar una confrontación. De repente, una mujer con una camiseta morada, en la que se leía en hebreo y árabe “Standing Together” (“Omdim Byachad”, “Naqaf M’a”, “De pie, juntos”) se trepó a un muro con un megáfono y compartió arengas en ambos idiomas. Luego se bajó y empezó a marchar, a lo que varios, incluida Rula, se unieron y marcharon con ella. Cuando regresó a casa, investigó quiénes eran estas personas y encontró que era un movimiento fundado por activistas palestinos y judíos que luchaban en contra de la ocupación y por la justicia económica, social y ambiental de ambos pueblos.
Rula cuenta que el movimiento se formó después de la guerra de 2014 entre Hamás y el gobierno de Israel, una de las más sangrientas. Un grupo de personas tomaron la iniciativa de marchar en Jerusalén en contra de la violencia que inundaba las calles con crímenes de odio, y también en contra de la ocupación israelí en territorios palestinos. Pensaron que vendrían unas 300 personas, pero llegaron 3.000. Luego lo replicaron en Tel Aviv y de nuevo llegaron miles. Luego fueron donde había más población palestina, en Haifa, y también en el sur. Pronto entendieron que no era suficiente movilizar personas, sino que igual era necesario organizarlas. Entre 2017 y 2018, cuando Rula se unió al grupo, empezaron a capacitarse en organización comunitaria, tomaron cursos y luego compartieron la información con otros. Lo que comenzó como un movimiento de 12 personas –que tiene caras visibles en el contexto israelí, como Alon-Lee Green y la recién electa concejal en Haifa Sally Abed— hoy tiene 5.000 miembros, además de decenas de miles de seguidores en redes sociales. Actualmente Rula Daood es codirectora de Standing Together y lidera desde Tel Aviv movilizaciones que convocan multitudinarias marchas en contra de la guerra actual.
Cuéntanos tu historia.
Nací en 1985 en un pequeño pueblo del norte de Israel que se llama Kafr Yasif, una aldea palestina. Éramos cuatro, dos hermanos y una hermana. Crecí como crecen muchos palestinos ciudadanos de Israel. Es decir, en un hogar apolítico. La razón de esa distancia con la política es que nuestros padres crecieron bajo la ley marcial y vivieron persecución y violencia en los 60 y los 70. A las personas no las dejaban protestar, si lo hacían se ganaban una golpiza. Éramos una minoría en una sociedad racista. Nuestros padres nos decían: “Tienes que ser brillante, mucho mejor que quienes son la hegemonía. Tienes que tener no solo un título, sino dos, pero no para que trabajes en política porque te metes en problemas”. Para la mayoría de nosotros la vida cambia cuando salimos de nuestros pueblos y tenemos que ir a la universidad a los 18 años. Esa es la primera vez que tenemos que convivir con israelíes judíos y es impactante reconocer que somos una minoría. Por ejemplo, cuando fui a la escuela, la directora del programa era una colona. A ella no le gustaba que hablara de mí como palestina, porque no servía a sus creencias. Pero eso es lo que yo soy, yo soy palestina y también soy israelí.
¿Cómo te involucraste en el movimiento social?
Hubo dos eventos importantes que me transformaron. Después de obtener mi primer título, yo quería viajar con algo de dinero que había ahorrado. La mayoría de los árabes van listos para enfrentar las dos líneas del aeropuerto, una para árabes palestinos y otra para ciudadanos judíos. Cuando llegué a migración, una mujer de seguridad me llevó a un cuarto aparte. Una vez ahí me pidió que me quedara solo en ropa interior. Fue una de las experiencias más humillantes de mi vida, yo solo era una persona en sus 20 que había trabajado para poder viajar, disfrutar y regresar a su vida normal. Para ellos, yo era una amenaza, algo a lo que temer y a quien debían decirle “conoce tu lugar”.
Un par de años después, en 2014, trabajaba como fonoaudióloga en el sur de Israel, muy cerca de la frontera con Gaza. Ese año hubo otra guerra con Hamás y fue una de las más duras antes de la de hoy. Una mañana en la panadería a la que siempre iba había un periódico y en la portada estaban los rostros de los niños palestinos que habían sido asesinados por las bombas israelíes. Había demasiados. A mi lado había una mujer que dijo: “Mira este periódico, espero que todos mueran, se lo merecen”. En esa situación, la mayoría de los árabes no dicen nada, nos quedamos en silencio. Pero ver esas fotos y que alguien deseara más de eso hizo que algo cambiara en mí. Le dije: “¿Sabes?, tienes razón, todos deberían ser quemados. Y luego, tú y yo vamos al techo de este edificio y escuchamos a los niños de Gaza gritar y llorar mientras mueren quemados”. Hubo silencio, y creo que fue la primera vez que esa mujer entendió lo que estaba diciendo. En ese momento supe que no quería ser fonoaudióloga y empecé a buscar mi hogar político.
Cuando dicen que Standing Together es el movimiento de base más grande en Israel, ¿a qué se refieren?
Hemos crecido hasta convertirnos en el movimiento de base más grande en el que comparten judíos y palestinos. Antes del 7 de octubre hacíamos campañas por la justicia social, económica y ambiental, y en contra de la ocupación. Creemos que la mayoría de las personas que hoy viven en Israel tienen más cosas en común que cosas que las separan. Si los movilizamos alrededor de estos asuntos podremos construir una nueva mayoría. Un ejemplo fue cuando hace tres años hicimos la campaña para subir el salario mínimo. Una iniciativa liderada por un grupo diverso de personas. Había judíos, árabes, gente religiosa y gente secular trabajando junta. Pusimos tanta presión en las calles y en espacios políticos, que la ley pasó. Hace un mes entró al mercado el primer aumento. Fue una manera de mostrarle a la gente que si trabajamos juntos podemos hacer cambios.
¿Cómo cambiaron las cosas después del 7 de octubre?
El hecho de que ya fuéramos un grupo de miles de personas con capítulos estudiantiles en todo el país nos ayudó a mantener lo que habíamos construido hasta el momento. Ahora nos hemos enfocado en hablar sobre política de manera distinta. El gobierno de Israel habla sobre conquistar Gaza, asesinar gente y librar una guerra sin fin. La pregunta que nos hacemos nosotros es: ¿qué tenemos que hacer para vivir en paz en este lugar? Pues acabar con la guerra, liberar a los rehenes, acabar el sufrimiento y la hambruna en Gaza. Pero también entendemos que eso solo es posible a través de la negociación política y una paz que sea igualitaria para israelíes y palestinos. Hay una realidad y es que en esta tierra hay dos pueblos: el judío y el palestino. Ninguno de los dos va para ningún lado. Ya es tiempo de que entendamos cómo podemos todos vivir en igualdad, paz, seguridad, prosperidad y también en independencia. Esa es la voz que nosotros queremos fortalecer, una fuerza política que vive aquí y que presiona a los políticos para que tomen decisiones que nos lleven por el camino que queremos. No somos un partido político, somos un movimiento de la gente que ha crecido en los últimos meses.
Sobre los intentos de llevar ayuda a Gaza
Durante los primeros cinco meses de la guerra había un bloqueo mediático. La gente en Israel no veía en las noticias lo que estaba pasando en Gaza, ni la matanza, ni el hambre. Lo que hicimos fue mostrar lo que nuestro gobierno estaba haciendo. Cuando hablamos de la hambruna, pensamos que la mejor forma de hacerlo era tomando acción. Hicimos un llamado a nuestra comunidad, en el que dijimos que si ellos sabían que estaba mal lo que estaba pasando, podían donar.
Cientos de personas lo hicieron. Las donaciones no fueron solo comida, muchos ofrecieron también sus carros y vinieron con nosotros a la frontera. Queríamos mostrar que hay voces dentro de nuestra sociedad que no estaban con este gobierno lunático, fascista y fanático. Intentamos llevar ayuda dos veces y dos veces fuimos detenidos por el ejército, que no permitió pasar la ayuda. Todo lo que recogimos lo llevamos a Cisjordania, donde la violencia también está disparada. Hay colonos asesinando personas, quemando casas, matando animales.
Standing Together fue acusado por movimientos estadounidenses de ser un caballo de Troya sinonista. Hubo incluso un llamado a boicotearlos.
Hace poco hicimos una gira por Norteamérica. En las universidades recibimos muchas preguntas de estudiantes. “¿Creen en el derecho al retorno?, ¿qué piensan sobre los colonizadores blancos?, ¿qué pasa con los indígenas?”. Al principio fue muy confuso porque nosotros no usamos esa terminología. Y no es que esté mal, es solo que nosotros no hablamos en esos términos acá. Para nosotros se trata de: ¿cómo podemos detener esta guerra? Si la sociedad israelí no entiende que esta guerra necesita terminar, que la ocupación tiene que acabar, que la sociedad palestina necesita independencia, nadie va a cambiar eso desde afuera. Nosotros estamos agradecidos por las protestas que ocurren en el mundo pidiendo el cese al fuego, que devuelvan a los rehenes y que acaben el hambre y la muerte. Pero de nuevo, nuestro trabajo como movimiento, un movimiento de la gente israelí y palestina que vive en esta tierra, no es condenar la realidad, sino cambiarla.
Standing Together no es un movimiento sionista, nosotros no podríamos serlo, por favor. Pero la terminología afuera es muy “blanco y negro”, porque la gente quiere tomar un lado y durante una guerra es fácil volverse extremista. Y sí, queremos que la gente escoja un lado, pero el lado que queremos que escojan es el de la gente. Las personas que viven en Gaza no son todas Hamás, y las que viven en Israel no son todas el gobierno. Para la gente de acá es un asunto de vida o muerte, no es sobre cuál es la palabra correcta. Esta es la guerra número 14 de Israel con Hamás (Hamás fue creado en 1987). Si esta guerra acaba hoy, pero esta gente no está convencida de que este no es el camino, tendremos otra guerra igual o peor en un par de años.
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