“Nos sentimos odiados”: habla el pueblo de Israel tras casi ocho meses de guerra
De una simpatía por el ataque de Hamás en octubre, el Estado judío se va quedando cada vez más aislado en la comunidad internacional.
Muchos israelíes sienten que su país está injustamente aislado, después de varios reveses diplomáticos, la condena internacional por un reciente bombardeo en Gaza y la propagación de las protestas en universidades occidentales.
Los israelíes esperaban un apoyo inquebrantable de sus aliados y de la comunidad internacional después de la letal incursión llevada a cabo en el sur del país el 7 de octubre por comandos del movimiento islamista palestino Hamás.
Pero el caudal de simpatía y solidaridad inicial se fue diluyendo a medida que avanzaba la campaña de represalias en la Franja de Gaza, gobernada por Hamás.
Esta erosión se aceleró después del bombardeo israelí de la semana pasada contra un campo de desplazados palestinos en Rafah, que mató al menos a 45 personas, según funcionarios de Gaza.
El ejército israelí afirmó que había llevado a cabo un ataque contra dos altos cargos de Hamás, pero que las municiones usadas “por sí solas no podrían haber provocado un incendio de semejante proporción”.
Aun así, el ataque generó condenas desde Estambul hasta Pekín, pasando por Washington, París, México o Santiago de Chile.
Una imagen generada por inteligencia artificial (IA) publicada en Instagram con la etiqueta “Todos los ojos puestos en Rafah” fue compartida más de 47 millones de veces en Instagram desde esa tragedia.
Muchos israelíes mantienen una actitud desafiante ante ese aluvión de críticas.
“No creo que a Israel deba importarle lo que diga el mundo (...). Apoyo a nuestros militares al 100%”, dijo a AFP Netanel Aronson, un israelí-estadounidense de 24 años.
“Rezo todos los días para que ellos estén a salvo y regresen a casa”, agregó.
“Una tragedia para todos”
Al menos 36.379 palestinos, en su mayoría civiles, murieron en bombardeos y operaciones terrestres israelíes en Gaza desde el 7 de octubre, según el Ministerio de Salud del territorio palestino.
Israel inició su ofensiva tras la incursión del 7 de octubre, durante la cual los milicianos de Hamás mataron a 1.189 personas, en su mayoría civiles, según un balance de AFP basado en datos oficiales israelíes.
Los comandos también secuestraron a 252 personas. Israel afirma que 121 permanecen secuestradas en Gaza, de las cuales 37 habrían muerto.
“Es una tragedia para todos”, afirma Nathalie, una israelí de 50 años, que rehúsa dar su apellido, al referirse a la situación de los palestinos en Gaza.
“Como todos estamos conectados, podemos ver lo que ocurre. Y nos sentimos odiados”, agrega.
“Sentimos que se nos acusa de ser colonialistas e imperialistas. Pero nosotros nos vemos como refugiados”, explica, remitiendo a la historia de los judíos que llegaron a Israel en los años de creación del Estado, en 1948, después de la Segunda Guerra Mundial.
Los palestinos llaman a la creación de Israel la Nakba -o “catástrofe”- durante la cual unos 760.000 palestinos huyeron o fueron obligados a abandonar sus hogares por la guerra.
En mayo, Israel acumuló los reveses diplomáticos. La Corte Internacional de Justicia (CIJ), máxima instancia judicial de la ONU, ordenó a Israel detener su ofensiva en Rafah y el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) pidió que se emitiera órdenes de captura del primer ministro Benjamín Netanyahu y su ministro de Defensa, Yoav Gallant, así como de tres dirigentes de Hamás.
Irlanda, Noruega y España reconocieron además a Palestina como Estado y el Parlamento de Eslovenia votará el martes una moción en el mismo sentido.
El mundo “contra Israel”
Según la analista política Dahlia Scheindlin, los israelíes son conscientes de que la guerra estaba dañando la imagen del país, pero “piensan que el mundo está contra Israel” y que “muchas instituciones y países son antisemitas que usan un doble rasero”.
La politóloga lamenta el impacto “devastador” de la guerra para los habitantes de Gaza, pero señala que en Israel la ofensiva militar contra Hamás se ve como una “lucha existencial” para el país.
Scheindlin dice igualmente que los israelíes se sintieron desmoralizados por los fallos de cortes internacionales que acusan al país de haber cometido en Gaza crímenes que ellos “creían que solo se cometía contra ellos”.
Eso les resulta “algo muy difícil de aceptar” y les hacen “temer el aislamiento”.
Los israelíes también tratan de contrarrestar la campaña de las redes sociales “Todos los ojos puestos en Rafah”.
“Si tus ojos están puestos en Rafah, entonces ayúdanos a encontrar a los rehenes”, sostienen.
Una encuesta del Centro de Investigación Pew, con sede en Estados Unidos, mostró que antes del bombardeo del 26 de mayo en el campo de desplazados, un 40% de los israelíes pensaba que el país “definitivamente” lograría sus objetivos de guerra en Gaza.
Entre los habitantes de la mayoría judía del país, solo el 4% sostenía que la respuesta militar contra Hamás había llegado “demasiado lejos”.
Pero para habitantes cristianos, como Annie Dikbikian, la guerra sólo ha aumentado “el odio” y desbordado a los dos bandos.
El conflicto “nos está afectando (...) como cristianos”, afirma esta peluquera radicada en Jerusalén, que espera que “la paz, el amor y el respeto” puedan al fin y al cabo imponerse.
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Muchos israelíes sienten que su país está injustamente aislado, después de varios reveses diplomáticos, la condena internacional por un reciente bombardeo en Gaza y la propagación de las protestas en universidades occidentales.
Los israelíes esperaban un apoyo inquebrantable de sus aliados y de la comunidad internacional después de la letal incursión llevada a cabo en el sur del país el 7 de octubre por comandos del movimiento islamista palestino Hamás.
Pero el caudal de simpatía y solidaridad inicial se fue diluyendo a medida que avanzaba la campaña de represalias en la Franja de Gaza, gobernada por Hamás.
Esta erosión se aceleró después del bombardeo israelí de la semana pasada contra un campo de desplazados palestinos en Rafah, que mató al menos a 45 personas, según funcionarios de Gaza.
El ejército israelí afirmó que había llevado a cabo un ataque contra dos altos cargos de Hamás, pero que las municiones usadas “por sí solas no podrían haber provocado un incendio de semejante proporción”.
Aun así, el ataque generó condenas desde Estambul hasta Pekín, pasando por Washington, París, México o Santiago de Chile.
Una imagen generada por inteligencia artificial (IA) publicada en Instagram con la etiqueta “Todos los ojos puestos en Rafah” fue compartida más de 47 millones de veces en Instagram desde esa tragedia.
Muchos israelíes mantienen una actitud desafiante ante ese aluvión de críticas.
“No creo que a Israel deba importarle lo que diga el mundo (...). Apoyo a nuestros militares al 100%”, dijo a AFP Netanel Aronson, un israelí-estadounidense de 24 años.
“Rezo todos los días para que ellos estén a salvo y regresen a casa”, agregó.
“Una tragedia para todos”
Al menos 36.379 palestinos, en su mayoría civiles, murieron en bombardeos y operaciones terrestres israelíes en Gaza desde el 7 de octubre, según el Ministerio de Salud del territorio palestino.
Israel inició su ofensiva tras la incursión del 7 de octubre, durante la cual los milicianos de Hamás mataron a 1.189 personas, en su mayoría civiles, según un balance de AFP basado en datos oficiales israelíes.
Los comandos también secuestraron a 252 personas. Israel afirma que 121 permanecen secuestradas en Gaza, de las cuales 37 habrían muerto.
“Es una tragedia para todos”, afirma Nathalie, una israelí de 50 años, que rehúsa dar su apellido, al referirse a la situación de los palestinos en Gaza.
“Como todos estamos conectados, podemos ver lo que ocurre. Y nos sentimos odiados”, agrega.
“Sentimos que se nos acusa de ser colonialistas e imperialistas. Pero nosotros nos vemos como refugiados”, explica, remitiendo a la historia de los judíos que llegaron a Israel en los años de creación del Estado, en 1948, después de la Segunda Guerra Mundial.
Los palestinos llaman a la creación de Israel la Nakba -o “catástrofe”- durante la cual unos 760.000 palestinos huyeron o fueron obligados a abandonar sus hogares por la guerra.
En mayo, Israel acumuló los reveses diplomáticos. La Corte Internacional de Justicia (CIJ), máxima instancia judicial de la ONU, ordenó a Israel detener su ofensiva en Rafah y el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) pidió que se emitiera órdenes de captura del primer ministro Benjamín Netanyahu y su ministro de Defensa, Yoav Gallant, así como de tres dirigentes de Hamás.
Irlanda, Noruega y España reconocieron además a Palestina como Estado y el Parlamento de Eslovenia votará el martes una moción en el mismo sentido.
El mundo “contra Israel”
Según la analista política Dahlia Scheindlin, los israelíes son conscientes de que la guerra estaba dañando la imagen del país, pero “piensan que el mundo está contra Israel” y que “muchas instituciones y países son antisemitas que usan un doble rasero”.
La politóloga lamenta el impacto “devastador” de la guerra para los habitantes de Gaza, pero señala que en Israel la ofensiva militar contra Hamás se ve como una “lucha existencial” para el país.
Scheindlin dice igualmente que los israelíes se sintieron desmoralizados por los fallos de cortes internacionales que acusan al país de haber cometido en Gaza crímenes que ellos “creían que solo se cometía contra ellos”.
Eso les resulta “algo muy difícil de aceptar” y les hacen “temer el aislamiento”.
Los israelíes también tratan de contrarrestar la campaña de las redes sociales “Todos los ojos puestos en Rafah”.
“Si tus ojos están puestos en Rafah, entonces ayúdanos a encontrar a los rehenes”, sostienen.
Una encuesta del Centro de Investigación Pew, con sede en Estados Unidos, mostró que antes del bombardeo del 26 de mayo en el campo de desplazados, un 40% de los israelíes pensaba que el país “definitivamente” lograría sus objetivos de guerra en Gaza.
Entre los habitantes de la mayoría judía del país, solo el 4% sostenía que la respuesta militar contra Hamás había llegado “demasiado lejos”.
Pero para habitantes cristianos, como Annie Dikbikian, la guerra sólo ha aumentado “el odio” y desbordado a los dos bandos.
El conflicto “nos está afectando (...) como cristianos”, afirma esta peluquera radicada en Jerusalén, que espera que “la paz, el amor y el respeto” puedan al fin y al cabo imponerse.
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