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La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, marcó este viernes el objetivo de alcanzar el 90 % de la vacunación completa para iniciar la reapertura del país, un anuncio que se conoce en medio de la expansión de un brote de la variante delta en Nueva Zelanda.
Actualmente, un 86 % de los neozelandeses dentro del grupo apto para vacunarse disponen de al menos una dosis, y el 68 % llevan la pauta completa. “El último porcentaje es el más difícil de alcanzar, y un grupo de particular preocupación es la comunidad de pandillas, muchos de cuyos miembros son maoríes o isleños del Pacífico, que constituyen aproximadamente una cuarta parte de la población total”, explicó la periodista del New York Times, Natasha Frost.
En los últimos dos meses, según explicó Frost, se han reportado múltiples brotes entre las pandillas, un grupo con menos probabilidades de cumplir con la meta de vacunación, “lo que obliga a los funcionarios a cooperar con los líderes de las pandillas para llegar a sus comunidades”, sostuvo la periodista.
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Al llegar al objetivo, el país comenzará a aplicar un nuevo sistema, regulado con los colores de un semáforo y donde verde significa practica normalidad y rojo riesgo, para regular la reapertura de negocios y otros establecimientos.
La primera ministra Jacinda Ardern indicó también que las personas ya completamente vacunadas no estarán sujetas a confinamientos en casa ni a cierres de negocios. “No podemos pedir a la gente vacunada que se quede en casa para siempre”, dijo a los reporteros. Esta nueva medida supondrá un alivio para los casi dos millones de residentes de la ciudad de Auckland, que llevan nueve semanas en un estricto confinamiento
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Nueva Zelanda, que notificó este viernes 129 nuevos contagios locales de covid-19, acumula más de 5.300 infecciones de (probables y confirmadas) desde el inicio de la pandemia, incluyendo 28 fallecidos y más de 820 casos activos.
El gobierno neozelandés apostó por una política de eliminación total del COVID-19, con cierre de fronteras y severos confinamientos desde la detección de los primeros contagios que permitieron registrar solo 28 decesos y llevar una vida casi normal a sus cinco millones de habitantes.
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La primera ministra señaló que esta estrategia ya no es viable debido a la entrada de la contagiosa variante delta en agosto y apuesta ahora por minimizar su expansión impulsando las vacunaciones.