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La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, decretó el martes un confinamiento nacional de tres días luego de detectarse un caso de Covid-19 por transmisión local, el primero en seis meses. Para la líder neozelandesa, esta es la única manera de detener efectivamente la propagación de la variante Delta del virus.
“La variante Delta ha cambiado el juego. Significa que debemos volver a hacer todo lo posible y de manera temprana para detener la propagación. Hemos visto lo que puede suceder en otros lugares si no logramos superarlo. Solo tenemos una oportunidad”, dijo Ardern.
Nueva Zelanda no había tenido un confinamiento de nivel 4 en más de un año. En este nivel, el gobierno le pide a todos los ciudadanos que se refugien en sus casas y que solo salgan si deben comprar alimentos o suministros médicos. Sin embargo, se puede salir a hacer ejercicio guardando el distanciamiento social.
“Hemos visto lo que puede ocurrir en otros lugares si no llegamos a controlar la situación. Solo tenemos una oportunidad”· afirmó Ardern en una intervención televisada.
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El confinamiento comenzará el martes, y en las regiones de Auckland y Coromandel se extenderá durante una semana. La estrategia de Nueva Zelanda para enfrentar la pandemia ha sido aplaudida en todo el mundo. El Covid-19 hasta ahora ha causado solamente 26 muertos para una población de 5 millones de habitantes.
“Una respuesta firme y tempranera es la mejor herramienta para erradicar una posible propagación, y todos en Nueva Zelanda deben mantener la calma, ser amables y cumplir su parte mientras reunimos más información”, dijo el Departamento de Salud del país en un comunicado.
El primer caso de la variante Delta ha sido interpretado como un “problema nacional”, pues las autoridades no han podido establecer un vínculo entre este y los pasos fronterizos del país.
“Debido a que no podemos vincular el caso con la frontera en este punto, es posible que haya otros casos alrededor de Auckland y otras posibles cadenas de transmisión. Personas de todo el país habrían viajado a Auckland y de regreso a otras partes de Nueva Zelanda”, dijo el director del Departamento de Salud de Nueva Zelanda, el Dr. Ashley Bloomfield.
La campaña de vacunación en Nueva Zelanda avanza con lentitud: solo ha permitido que el 20% de la población esté totalmente vacunada. Esta se ralentizó por las limitaciones en el suministro de dosis, aunque se espera superar estas barreras para finales de este año. Entre tanto, las autoridades insisten en el uso de tapabocas y el lavado de manos.
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