¿“Otra Gaza”?: preocupación por la escalada entre Israel y Hezbolá
Tras un violento fin de semana, plagado de intercambios de disparos entre Líbano y el norte de Israel, voces de la comunidad internacional han hecho un llamado a la moderación. Las partes enfrentadas parecen menos contenidas, lo que aumenta los temores de una guerra frontal con implicaciones regionales.
María Alejandra Medina
Los enfrentamientos entre Israel y Hezbolá entraron en una “nueva fase”, o al menos así lo advirtió el movimiento libanés después de un violento fin de semana. Mientras la zona en las afueras de Beirut donde el viernes un ataque de Israel mató al menos a 45 personas quedó reducida a escombros, el norte de Israel se paralizaba para proteger a la población de la posterior andanada de lanzamientos desde Líbano.
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Los enfrentamientos entre Israel y Hezbolá entraron en una “nueva fase”, o al menos así lo advirtió el movimiento libanés después de un violento fin de semana. Mientras la zona en las afueras de Beirut donde el viernes un ataque de Israel mató al menos a 45 personas quedó reducida a escombros, el norte de Israel se paralizaba para proteger a la población de la posterior andanada de lanzamientos desde Líbano.
Hezbolá, advirtió Israel durante el fin de semana, hizo decenas de disparos que, de forma inusual, encendieron las alarmas en el norte del país más allá de la línea de Haifa. Reportes indicaron que el movimiento libanés utilizó el misil Fajr-5, de largo alcance, que no desplegaba desde hace casi 20 años.
Por un lado, Hezbolá dijo haber apuntado a instalaciones militares y una base aérea cerca de Haifa tras el ataque del viernes. Por otro, Israel aseguró haber atacado “miles de plataformas de lanzamiento” de Hezbolá.
Entretanto, voces en la comunidad internacional han hecho un llamado a la moderación. Estados Unidos, por ejemplo, advirtió que una escalada no le conviene a Israel, mientras que el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, expresó su preocupación por la posibilidad de que Líbano se convierta en “otra Gaza”.
La escalada sucede días después de que el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, anunciara que lograr el retorno a casa de los habitantes del norte de Israel es un nuevo gran objetivo de guerra. Se suma, así, a misiones como la de eliminar la capacidad militar de Hamás en la Franja de Gaza y la liberación de los secuestrados en poder de ese grupo.
Las metas bélicas se han ampliado justo cuando está por cumplirse un año del ataque del 7 de octubre, que cobró la vida de 1.200 personas y detonó la violenta arremetida ordenada desde Jerusalén contra el enclave palestino, la cual, a su vez, ha matado a más de 40.000 personas, según las autoridades del enclave controlado por Hamás.
Pronto se cumplirán también 12 meses de constantes enfrentamientos con Hezbolá, que desde el año pasado ha atacado el norte de Israel, enemigo que tiene en común con Hamás. Según cifras citadas por The New York Times, con corte de agosto, en Líbano, alrededor de 500 personas, con al menos 100 civiles entre ellas, fueron víctimas mortales de dichos bombardeos. Israel, por otro lado, sostiene que Hezbolá ha lanzado más de 7.500 cohetes en el último año y matado a medio centenar de personas en su suelo, la mayoría civiles.
Por lo visto, el balance está lejos de concluir. Apenas se están conociendo los efectos del ataque sin precedentes ocurrido el martes y el miércoles de la semana pasada: Israel es acusado de haber hecho explotar miles de aparatos electrónicos como bíperes y walkie-talkies como los que Hezbolá venía usando para sus comunicaciones. La operación mató a casi 40 personas, incluidos dos niños, pero también a miembros de Hezbolá, e hirió a más de 3.000.
Horas después, vinieron los nuevos lanzamientos desde Líbano contra Israel y finalmente el bombardeo del viernes en las afueras de Beirut, reconocido por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), que aseguraron haber “eliminado” allí a Ibrahim Aqil, alto mando de Hezbolá buscado por Estados Unidos.
“El Gobierno ha dicho que uno de los objetivos de la guerra es que la gente vuelva a vivir a sus casas en el norte, también en el sur, pero para eso tiene que radicar una amenaza bélica seria”, comentó Gabriel Ben-Tasgal, especialista en Medio Oriente. Según él, la apuesta de debilitar a Hezbolá es un objetivo estratégico para Netanyahu y, con operaciones exitosas, el primer ministro puede ganar legitimidad entre los israelíes que quieren una respuesta más severa contra el enemigo; sin embargo, el rechazo al primer ministro (que ya venía lastrado por sus escándalos de corrupción e intentos de concentración del poder en el Ejecutivo) se ha hecho sentir en el último año con multitudinarias protestas, como la del más reciente sábado, que le exigen al Gobierno llegar a un acuerdo ya para la liberación de los rehenes en poder de Hamás: unas 100 personas, de las cuales al menos una tercera parte ya habría muerto.
“Veo a un Netanyahu decidido a continuar y agudizar frentes de guerra (Líbano y Yemen) como modo de supervivencia política”, opina Felipe Medina, docente experto en Medio Oriente. “En cuanto a si puede capitalizarlo, creo que no. En el ámbito interno, hay que escuchar a los israelíes, quienes en las últimas semanas han asistido masivamente a las calles para llamar por un cese al fuego y la liberación de rehenes. Observamos entonces un Estado desconectado de la realidad y de lo que su misma población desea, al menos la mayoría”.
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