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El papa Francisco ha usado un lenguaje cada vez más fuerte para referirse a la violencia doméstica. El pasado fin de semana, durante una conversación que tuvo con la cadena italiana TG5, el sumo pontífice indicó que los hombres que atacan a las mujeres con las que conviven cometen un acto “casi satánico”.
“Tantas mujeres que fueron abusadas y golpeadas en el seno de su hogar, incluso por sus maridos. Para mí, es un problema casi satánico, porque es aprovecharse de la debilidad de alguien que no puede defenderse”, agregó el pontífice durante la emisión del programa “Francisco y los invisibles”.
El papa conversó con tres mujeres y un hombre, todos con antecedentes difíciles. Una de las invitadas era una madre, llamada Giovanna, que tuvo que dejar su hogar y a sus hijos para escapar de la violencia de su pareja.
“Veo mucha dignidad en ti, ya que si hubieras perdido la dignidad no estarías aquí. Mira a la Santísima Vírgen y quédate con esa imagen de coraje”, le dijo el papa.
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A todos los invitados y a la audiencia, el papa les recordó que el número de casos de violencia doméstica es muy alto, y se ha multiplicado durante la pandemia. Precisamente por esto, Francisco ha aumentado sus discursos condenando la violencia doméstica. En 2020, el sumo pontífice calificó los ataques contra la mujer como una “profanación”.
- Tan solo en Italia, las autoridades han registran un promedio de 90 episodios de violencia contra las mujeres todos los días, siendo el 62 % de los casos catalogados como violencia doméstica.
- Además, desde enero, 112 mujeres han sido asesinadas en Italia, según el Ministerio del Interior. En la mitad de los casos, la pareja o la expareja sentimental de la víctima ha sido la responsable del homicidio.
- La Organización de Naciones Unidas realizó una encuesta en 13 países que indicó que la mitad de las encuestas había experimentado algún tipo de violencia.
Durante el programa del domingo, el papa también escuchó el testimonio de una mujer sin hogar y a un hombre que recobró su libertad tras pasar 25 años en prisión. Durante la pandemia, Francisco convirtió un palacio cercano a la Plaza de San Pedro que estaba vació en un refugio para personas sin hogar.
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