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El Papa ha pedido perdón a las víctimas de los curas pederastas en Irlanda, a las que ha dicho que siente "vergüenza", ha advertido a esos sacerdotes que deben responder ante Dios y los tribunales y ha ordenado una inspección de las diócesis y seminarios donde se cometieron esos abusos. Asimismo, el Pontífice ha abroncado a los obispos irlandeses por la "lamentable" gestión de lo sucedido.
Benedicto XVI así lo ha manifestado en la Carta que ha enviado a los católicos irlandeses, hecha pública este sábado por el Vaticano, en la les expresa su "aliento, apoyo y solidaridad" ante los abusos sexuales a centenares de menores cometidos por sacerdotes católicos durante años en ese país.
"Queridos hermanos, os escribo con gran preocupación como Pastor de la Iglesia universal. Al igual que vosotros, estoy profundamente consternado por las noticias sobre abusos de niños y jóvenes indefensos por parte de miembros de la Iglesia, especialmente sacerdotes y religiosos...", comienza la carta, una misiva "directa, con estilo sencillo y frases fortísimas", según precisó el portavoz vaticano, Federico Lombardi.
En el texto, con el que el Papa "no busca excusas algunas", según subrayó el portavoz, Benedicto XVI dice que "comparte" la "desazón y el sentimiento de traición" que muchos irlandeses experimentaron al enterarse "de esos actos pecaminosos y criminales y del modo en que fueron afrontados por las autoridades de la Iglesia en Irlanda".
El Papa agrega que "teniendo en cuenta la gravedad de estos delitos y la respuesta a menudo inadecuada" que recibió de los prelados irlandeses, a los que recibió en tres ocasiones en el Vaticano, "decidió" escribir la carta, "para expresaros mi cercanía y proponeros un camino de curación, renovación y reparación".
El Pontífice está convencido de que para sanar la herida lo primero que tiene que hacer la Iglesia irlandesa es reconocer "ante Dios y los demás los graves pecados cometidos contra niños indefensos", para que nunca más ocurran casos similares.
Ante la pregunta de cómo se pudo llegar a esos abusos, el Papa dice que tras el Concilio Vaticano II, hubo una tendencia "motivada por buenas intenciones, pero equivocada, de evitar los enfoques penales de las situaciones canónicamente irregulares".
También echa parte de culpa a los modos "inadecuados" para elegir a los candidatos al sacerdocio y a la insuficiente formación humana, moral, intelectual y espiritual en los seminarios.
En la carta, escrita "con palabras que me salen del corazón" , según señala, se dirige a las víctimas de los abusos, a sus familias, a los curas pederastas, a los obispos irlandeses, a los jóvenes, a los padres y a todos los fieles de Irlanda.
"Habéis sufrido dolorosamente y pido perdón. Sé que nada puede borrar el mal que habéis soportado. Vuestra confianza ha sido traicionada y violada vuestra dignidad", escribe a las víctimas.
Reconoce que cuando denunciaron al principio los hechos, "nadie quería escucharos" y que por ello "ante lo sufrido, es comprensible que os sea difícil perdonar o reconciliaros con la Iglesia".
"En su nombre, expreso abiertamente la vergüenza y el remordimiento que sentimos todos. Sé que a algunos de vosotros les resulta difícil incluso entrar en una iglesia después de lo que ha sucedido. Os pido que no perdáis la esperanza", afirma el Papa.
Las frase más duras son hacia los curas pederastas: "Habéis traicionado la confianza depositada en vosotros por jóvenes inocentes y por sus padres. Debéis responder de ello ante Dios y ante los tribunales debidamente constituidos. Habéis perdido la estima de la gente de Irlanda y arrojado vergüenza y deshonor sobre vuestros semejantes", les dice.
El Obispo de Roma agrega que junto con el inmenso daño causado a las víctimas, un daño enorme se ha hecho a la Iglesia y a la percepción pública del sacerdocio y de la vida religiosa.
Les exhorta a examinar sus conciencias, a "admitir abiertamente la culpa" y a someterse a las exigencias de la justicia.
Tras los curas pederastas, las palabras más duras son para los obispos irlandeses, a los que dice que "no se puede negar que algunos de vosotros y de vuestros predecesores han fracasado, a veces lamentablemente, a la hora de aplicar las normas del derecho canónico sobre los delitos de abusos de niños".
El Papa subraya que se han cometido "graves errores en la respuesta a las acusaciones", aunque reconoce que era difícil comprender la magnitud y la complejidad del problema.
Todo ello, precisa, "ha socavado gravemente" la credibilidad y eficacia de los prelados y por ello, "para remediar los errores y para garantizar que no vuelvan a ocurrir" les pide que apliquen "plenamente el derecho canónico a los casos de abusos de niños".
"Seguid cooperando con las autoridades civiles", les exhorta el Papa Benedicto XVI aboga para que las normas para salvaguardar a los niños en Irlanda sean "constantemente actualizadas".
Para afrontar lo ocurrido, el Papa propone a los católicos irlandeses que durante los próximos doce meses ofrezcan el ayuno, las oraciones y las obras de misericordia para la renovación de la Iglesia de ese país.
Asimismo anuncia que ordenará una "visita apostólica", una inspección de las diócesis, seminarios y congregaciones religiosas donde se han dado casos de pederastia con el objetivo de renovarlas.