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Parlamento sudafricano reeligió a Cyril Ramaphosa como presidente del país

Cyril Ramaphosa —abogado, histórico activista contra el “apartheid”, empresario y presidente de Sudáfrica— fue reelegido para un segundo mandato por el Parlamento. El hábil negociador, como se le conoce a Ramaphosa, prometió una nueva era para Sudáfrica.

14 de junio de 2024 - 11:17 p. m.
Ramaphosa, de 71 años, se le conoce como figura clave de las negociaciones del fin del “apartheid”.
Ramaphosa, de 71 años, se le conoce como figura clave de las negociaciones del fin del “apartheid”.
Foto: AFP - WIKUS DE WET

El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, que pasó de activista contra el “apartheid” a rico empresario y presidente de Sudáfrica, fue reelegido para un segundo mandato por el nuevo Parlamento, después de que su partido, el Congreso Nacional Africano (ANC), alcanzase un acuerdo de gobierno inédito con la opositora Alianza Democrática (DA).

“Declaro al honorable Cyril Ramaphosa debidamente elegido presidente”, dijo el juez Raypmond Zondo, que presidió la sesión.

“Es un día histórico” y “el comienzo de un nuevo capítulo de construcción, de cooperación”, reaccionó John Steenhuisen, líder de la DA, partido liberal de centro-derecha.

Ramaphosa, de 71 años, obtuvo 283 votos, muy por delante del otro candidato, Julius Malema, del partido de izquierda Fighters for Economic Freedom (EFF), que recibió 44.

El reelegido presidente encabezó la lista más votada en las séptimas elecciones generales del pasado 29 de mayo, pero su partido, el Congreso Nacional Africano (CNA), cosechó su peor resultado al lograr 159 de los 400 escaños de la Asamblea Nacional (Cámara Baja del Parlamento). Razón por la que, por primera vez desde el fin del régimen segregacionista del “apartheid” y la instauración de la democracia en 1994, tuvo que pactar con otras formaciones.

Antes de que fuera seleccionado como presidente, el segundo partido más votado, la Alianza Democrática (AD, centroderecha liberal), que obtuvo el 21,80 % de los sufragios (87 escaños), anunció un histórico acuerdo con el CNA para formar “un Gobierno de unidad nacional”.

El ANC —partido del emblemático líder de la lucha contra el apartheid Nelson Mandela, que gobernó con mayoría absoluta desde 1994— sigue siendo mayoritario en el hemiciclo con 159 diputados de los 400 legisladores que tiene el país, parte del grupo de potencias emergentes de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

Además del ANC y de la DA, que cuenta con 87 escaños, la coalición contará con el partido nacionalista zulú Inkhata (IFP, 17 escaños).

El secretario general del ANC, Fikile Mbalula, afirmó que el gobierno “gravitará hacia el centro”, después de que los partidos de izquierda rechazaran un pacto.

Hábil negociador

Nacido el 17 de noviembre de 1952 en Johannesburgo, pocos años antes de que su familia fuera forzada a mudarse al antiguo gueto negro de Soweto, Ramaphosa estudió Derecho.

Su etapa estudiantil le llevó al activismo político, donde se alineó con los movimientos de conciencia negra y acabó siendo encarcelado en dos ocasiones en los años 70 y acusado bajo las leyes de terrorismo del Gobierno segregacionista.

Más tarde, se inclinó hacia el sindicalismo y fue cofundador del Sindicato Nacional de Mineros Negros (NUM), donde en 1987 dirigió una de las huelgas más largas de la historia del país. A esa época se remonta su fama de estratega y negociador, que luego le convertiría en uno de los jóvenes con más proyección del CNA.

Su elección en 1991 como secretario general del partido, en su primera reunión tras treinta años proscrito, significó su salida del NUM para erigirse como figura clave de las negociaciones del fin del “apartheid”.

Ramaphosa sonaba como primer vicepresidente negro de la Sudáfrica democrática, bajo la presidencia de Nelson Mandela (1994-1999), pero le fue encargada la labor de presidir la Asamblea Constituyente que redactó la nueva carta magna, aprobada en 1996.

Entonces, inició un nuevo capítulo lejos de la política en el mundo de los negocios, hasta convertirse en una figura destacada del capitalismo y uno de los hombres más ricos del país.

El presidente ha visto también su trayectoria manchada por momentos conflictivos, como su implicación en 2012 en la Masacre de Marikana, considerada el peor episodio de violencia en democracia.

Ramaphosa era directivo de la empresa británica Lonmin, gestora de la mina de platino de Marikana (a unos 100 kilómetros de Johannesburgo), cuando estalló una huelga en la que la Policía abrió fuego contra los manifestantes y mató a 34 personas.

Las comunicaciones internas mostraron a Ramaphosa como uno de los partidarios de aplicar mano dura justo antes de la matanza, aunque una investigación lo absolvió de responsabilidad.

En 2012 volvió a la primera línea política al ser elegido vicepresidente del CNA, antes de convertirse en el número dos de Zuma tras las elecciones de 2014.

Su escalada no quedó ahí y Ramaphosa se proclamó líder del CNA a finales de 2017, en sustitución de Jacob Zuma, forzado por el partido a dimitir como presidente por sus escándalos de corrupción.

El 15 de febrero de 2018 asumió la jefatura de Estado y auguró un “nuevo amanecer” para Sudáfrica.

Sin la izquierda

John Steenhuisen, líder de la DA, consideró que este gobierno multipartidista era “la mejor oportunidad” para que el país “alcance la estabilidad y una buena gobernanza limpia”, alejada de la corrupción que empañó al ANC en los últimos años.

El jefe de la DA señaló que aún no se decidió el reparto de puestos ministeriales. “Estamos hablando primero de valores y principios, y luego de puestos”, añadió. La investidura del Jefe de Estado está prevista para el 19 de junio en Pretoria.

Thoko Didiza, una política de origen zulú que fue ministra de Agricultura, fue elegida como presidenta del Parlamento y la vicepresidencia de la asamblea fue para una legisladora del DA, Annelie Lotriet.

El partido Umkhonto We Sizwe (MK), creado hace apenas seis meses por el exjefe del ANC y expresidente Jacob Zuma, que quedó tercero en los comicios, denunció irregularidades en las elecciones y sus parlamentarios boicotearon la sesión.

Los diputados del EFF, liderado por el exmilitante del ANC Julius Malema y que quedó cuarto, denunciaron un “matrimonio de conveniencia” entre el ANC y la DA, que a sus ojos representa al “capital monopolista blanco”, y prometió formar “una oposición efectiva” contra ellos.

Ramaphosa, de 71 años, prometió una nueva era para Sudáfrica, pero sus detractores lo acusan de haber hecho una mala gestión de la economía, con el desempleo tocando máximos históricos.

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