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El izquierdista Pedro Castillo se convirtió este miércoles en el presidente de Perú, día que se conmemora el bicentenario de la Independencia, en medio de un clima de esperanza para una mitad de sus compatriotas y de temor para la otra. Fue el candidato más votado del país con el partido Perú Libre, un resultado que evidencia la división entre el Perú rural y las ciudades. Y derrotó a su rival, Keiko Fujimori, con una diferencia de 44.200 votos. “Juro por un país sin corrupción y por una nueva Constitución”, dijo Castillo este miércoles.
¿Qué dijo en su discurso?
“Comienzo saludando a mis hermanos codescendientes de los pueblos originarios. A mis hermanos ronderos, maestros, quechuas, aymaras, awajún, a los hermanos shipibos, conibos, afroperuanos. Me dirijo a ustedes este simbólico día en el que se cumplen 200 años de la independencia”, dijo el presidente.
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Vestido con traje andino negro con bordados y su clásico sombrero blanco de copa alta de Cajamarca, Castillo acudió caminando de la mano de su esposa, Lilia Paredes, al Parlamento desde el Palacio de Torre Tagle, la sede de la cancillería. “Este es un gobierno del pueblo y para el pueblo. Construiremos desde abajo. Es la primera vez que este país será gobernado por un campesino. Es la primera vez que un partido político formado en el interior del país gana las elecciones democráticamente, y que un maestro rural es elegido para ser presidente de la república”, dijo Castillo.
“Ningún gobierno escuchó el malestar de las mayorías y se rehusaron a realizar los cambios pedidos de la población. La pandemia visibilizó que las críticas hechas al modelo económico eran válidas. Es posible realizar estos cambios con responsabilidad, poniendo por delante los intereses de la nación”, agregó.
“El Banco de la Nación deberá proporcionar al ciudadano todos los servicios disponibles con tasas accesibles. No pretendemos hacer una política de control de cambios ni de estatizaciones. Queremos que las grandes empresas no estafen al fisco. No creo que ningún verdadero peruano pueda estar en contra de este propósito”, sostuvo.
“Ningún gobierno escuchó el malestar de las mayorías y se rehusaron a realizar los cambios pedidos de la población. La pandemia visibilizó que las críticas hechas al modelo económico eran válidas. Es posible realizar estos cambios con responsabilidad, poniendo por delante los intereses de la nación”, agregó.
“Anuncio que presentaremos ante el Congreso de la República, respetando el procedimiento de reforma constitucional, un proyecto de ley para reformarla, que tras ser analizado y debatido por el parlamento, esperamos que pueda ser aprobado y luego sometido a ratificación en referendo popular”, dijo el mantadario.
¿Quién es Pedro Castillo?
Masticando hojas de coca y con látigos en la mano, Castillo recorría los senderos de un caserío en la región de Cajamarca, antes de ser candidato presidencial. Pertenecía a las rondas campesinas, una suerte de policía comunitaria muy respetada por los lugareños, que carece de reconocimiento oficial. Durante la década de 1980 estas organizaciones se extendieron en casi todo el territorio rural peruano para contener las incursiones de la guerrilla maoísta Sendero Luminoso.
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Nació en Puña, un pueblo del distrito de Chota, en la región norteña de Cajamarca, donde fue maestro de una escuela rural desde hace 24 años. Es el tercero de nueve hermanos y sus padres son campesinos analfabetos. Casado con Lilia Paredes, tienen tres hijos: Arnol, de 16, Alondra, de seis, y Jennifer, de 23.
A Castillo lo votaron los campesinos, una población marginada y durante años discriminada. En Lima pocos lo conocían, pero en 16 de las 26 circunscripciones electorales arrasó. Castillo ya había aparecido en la escena política en 2017, cuando lideró una gran huelga de maestros que paralizó las clases por tres meses. Con sombrero blanco de copa alta típico de Cajamarca, recorrió Perú, incluso a caballo, para conseguir votos.
Los retos
Al cumplirse el bicentenario del país, todas las heridas están abiertas y profundizadas por la pandemia, que evidenció la desigualdad del Perú campesino, que representa Castillo, y el país de las ciudades. Según analistas, aunque Pedro Castillo es un presidente legítimo, el respaldo del 50,1 % del electorado resulta muy poco para emprender la revolución prometida.
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Esto sin mencionar que Castillo asume un país en crisis económica: el dólar en máximos históricos (cuesta 3,95 soles), la economía se hundió 11,12 % en 2020 por la pandemia y perdió dos millones de empleos. Apenas Castillo se perfiló como ganador, al día siguiente del balotaje del 6 de junio, los mercados se agitaron por temor a un brusco viraje tras tres décadas de políticas económicas liberales.
Así, su principal reto en el plano económico, a juicio de analistas y firmas consultoras de riesgo, es la credibilidad que consiga ante los inversionistas peruanos y extranjeros. “Hay que dar claras señales de que el manejo objetivo de la economía será profesional, que se convocará a técnicos sólidos”, afirma a la AFP el economista Hugo Ñopo, investigador del Grade (Grupo de Análisis para el Desarrollo).
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La gobernabilidad es otro reto clave; los enfrentamientos que se pueden avecinar entre Castillo y sectores clave de la población, políticos y líderes empresariales hacen temer un giro radical al socialismo semejante a Venezuela. El equipo de Castillo ha buscado calmar estos temores y su principal asesor económico, Pedro Francke, destacó que el programa no tiene “nada que ver con la propuesta de Venezuela”.