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Esta exabogada de 38 años se declaró en huelga de hambre tras ser condenada a finales de 2020 por “provocar disturbios del orden público”, un delito al que la justicia china recurre a menudo contra opositores políticos.
Desde hace meses, ha sido alimentada a la fuerza con tubos nasales.
Según advirtió la semana pasada su hermano en Twitter, está seriamente delgada y “puede que no sobreviva el invierno”, dijo Zhang Ju.
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“Parece que para ella ya solo cuenta Dios y las verdades en las que cree”, añadió el hermano.
En febrero de 2020, esta abogada de Shanghái acudió a Wuhan, en el centro de China, para narrar la situación días después de que se aplicara un estricto confinamiento en esta metrópolis de 11 millones de habitantes.
Las imágenes de pacientes acogidos en un abarrotado pasillo de un hospital fueron de las escasas informaciones difundidas en aquellos días de las condiciones sanitarias en la ciudad.
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El jueves, Amnistía Internacional pidió la liberación inmediata de Zhang para que “termine su huelga de hambre y reciba el tratamiento que necesita desesperadamente”.
Reporteros Sin Fronteras también pidió a la comunidad internacional que haga presión para su liberación “antes de que sea demasiado tarde”.
La AFP no pudo contactar con el hermano de Zhang y su madre no quiso hacer comentarios sobre su estado. También solicitados por la AFP, los responsables de la prisión no quisieron hablar.
Uno de los abogados de la periodista, que pidió anonimato, señaló que la familia pidió hace tres semanas poder visitarla en la prisión de mujeres de Shanghái, pero no recibió respuesta.
Sus representantes no disponen por tanto de información sobre el estado actual de Zhang.
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Cuestionado sobre este tema el viernes, el ministerio chino de Relaciones Exteriores tampoco dio detalles sobre el estado de salud de la detenida.
Uno de sus portavoces, Wang Wenbin, garantizó que “China es un estado de derecho”.
“Cualquier persona que incumpla la ley, debe ser castigada”, dijo, ante la prensa, considerando que los llamamientos a la liberación de Zhang Zhan eran “una manipulación política antichina”.
Además de Zhang Zhan, al menos otros tres periodistas independientes (Chen Qiushi, Fang Bin y Li Zehua) están detenidos tras haber cubierto la crisis epidémica en Wuhan.
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