¿Por qué es tan difícil lograr un alto al fuego en Gaza?
En el centro del desacuerdo sobre el acuerdo en tres fases, según funcionarios y expertos, está el objetivo de Hamás de garantizar esencialmente un alto el fuego permanente desde el principio y la retirada de todos los soldados israelíes de Gaza antes de entregar a la mayoría de los rehenes. Israel sigue determinada a eliminar las capacidades militares de Hamás.
Isabel Kershner | The New York Times
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, calificó de “negativa” la respuesta de Hamás a la última propuesta de paz para Gaza. Hamás insistió en que la estaba tratando “positivamente”.
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El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, calificó de “negativa” la respuesta de Hamás a la última propuesta de paz para Gaza. Hamás insistió en que la estaba tratando “positivamente”.
El secretario de Estado Antony Blinken, hablando en Catar, dijo que Hamás había exigido cambios, algunos de los cuales eran “factibles” y otros no. Un funcionario de Hamás dijo a un canal de televisión árabe que el grupo no había planteado ninguna idea nueva, y que Blinken veía las cosas a través de una lente israelí y “habla hebreo”.
El gobierno de Joe Biden se ha comprometido a seguir trabajando con los mediadores cataríes y egipcios para salvar las distancias. Pero tras días de intensa diplomacia en la región, el esfuerzo de un mes para poner fin a la guerra en Gaza parece tan atascado como siempre, ya que cada parte se aferra obstinadamente a exigencias extremas inaceptables para la otra.
Cuando se le preguntó en la cumbre del Grupo de los 7, celebrada en Italia, si seguía creyendo que se podría llegar a un acuerdo, el presidente Biden dijo: “No he perdido la esperanza, pero va a ser difícil”.
En el centro del desacuerdo sobre el acuerdo en tres fases, según funcionarios y expertos, está el objetivo de Hamás de garantizar esencialmente un alto el fuego permanente desde el principio y la retirada de todos los soldados israelíes de Gaza antes de entregar a la mayoría de los rehenes.
Israel dice estar dispuesto a negociar un cese permanente de la guerra, ahora en su noveno mes, pero solo después de desmantelar las capacidades militares y de gobierno de Hamás. Eso choca con los objetivos de Hamás de sobrevivir a la guerra y conservar el control del enclave costero.
“Los rehenes son la única carta que Hamás tiene en la mano contra Israel, por lo que su exigencia básica es extrema”, afirmó Shaul Shay, exjefe adjunto del Consejo de Seguridad Nacional de Israel y ahora investigador principal del Instituto Internacional para la Lucha contra el Terrorismo de la Universidad Reichman de Israel.
“Lo que Hamás quiere es que Israel se retire y ponga fin a la guerra, y que Hamás siga gobernando Gaza, con todo lo que ello conlleva”, dijo, “mientras que el destino de los rehenes no está del todo claro.”
El plan en tres fases comenzaría con un alto el fuego inmediato y temporal y avanzaría hacia el fin permanente de la guerra y la reconstrucción de Gaza. El plan también exige la liberación de todas las personas que permanecen cautivas en Gaza, civiles y soldados, a cambio de un número mucho mayor de palestinos detenidos en cárceles israelíes.
La reciente reacción en cadena de propuestas y contrapropuestas comenzó a finales de abril, cuando Israel presentó un borrador que Blinken calificó de “extraordinariamente generoso”.
Israel ofreció al menos dos concesiones, permitir a los palestinos desplazados del norte de Gaza regresar a sus hogares y rebajar de 40 a 33 el número de rehenes que debían ser liberados en la primera fase del acuerdo.
De las más de 250 personas cautivas durante el devastador asalto dirigido por Hamás del 7 de octubre contra el sur de Israel, que desencadenó la guerra, 116 permanecen en Gaza, según funcionarios israelíes. Al menos un tercio de ellas ya no están vivas.
Alrededor de 1200 personas murieron en el asalto del 7 de octubre, según las autoridades israelíes, mientras que más de 37.000 palestinos han muerto hasta ahora en la guerra, según las autoridades sanitarias de Gaza. El recuento no distingue entre combatientes y civiles.
Hamás anunció el 6 de mayo que había aceptado la propuesta. Pero resultó que el grupo aceptaba una versión modificada. Israel dijo entonces que seguían existiendo grandes diferencias entre ambas partes.
Semanas más tarde, Israel respondió con el último borrador, que Biden presentó en un discurso el 31 de mayo y que fue aprobado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Funcionarios estadounidenses e israelíes dicen que es muy similar al borrador del 6 de mayo que fue aceptado por Hamás.
Funcionarios israelíes han confirmado que la propuesta fue aprobada por unanimidad por el pequeño gabinete de guerra de Netanyahu, aunque los miembros de extrema derecha de su coalición gobernante han prometido que si sigue adelante con ella, harán caer su gobierno.
El propio Netanyahu ha evitado apoyar abiertamente la propuesta, pero el gobierno de Biden dice que Israel está totalmente de acuerdo. Un funcionario del gobierno israelí, cuyo nombre y cargo no pudieron hacerse públicos por protocolo, dijo en un comunicado esta semana que la propuesta permitía a Israel alcanzar sus objetivos bélicos.
“Israel aceptó la propuesta tal como era y tal como es”, dijo Blinken en Catar esta semana, y añadió: “Hamás no lo hizo”.
Israel está cada vez más cerca de poder contemplar el fin de la guerra ahora que su operación terrestre en la ciudad gazatí de Rafah está en marcha. Israel había presentado la ciudad más al sur del enclave como el último bastión de los batallones organizados de Hamás y ahora ha tomado el control del corredor a lo largo de la frontera de Gaza con Egipto, durante mucho tiempo principal conducto para el contrabando de armas hacia el territorio.
Pero Hamás ha demostrado su capacidad de resistencia, resurgiendo en focos del centro de Gaza que Israel creía haber despejado de militantes. El grupo tiene pocos incentivos para reducirse y renunciar a cualquier papel futuro tras la guerra, afirmó Zakaria al-Qaq, experto palestino en seguridad nacional, especialmente cuando las últimas encuestas indican que es la facción más popular entre los palestinos.
“Hamás no quiere perder políticamente mientras siga en pie militarmente”, afirmó. Su desafiante capacidad de resistencia, dijo, “es su victoria”.
Hamás ha dicho en múltiples declaraciones que, a pesar de los informes que indican que Israel ha aceptado el plan, lo único que ha oído del gobierno de Netanyahu son denuncias de la propuesta y una insistencia en continuar la guerra.
Además de las garantías estadounidenses de un alto el fuego permanente, Hamás exige ahora que Rusia, China y Turquía actúen como garantes y signatarios de un alto el fuego. Esta exigencia será inaceptable para Israel.
Las disputas se producen en el contexto de una semana llena de acontecimientos y emociones encontradas para israelíes y gazatíes. El fin de semana pasado, los israelíes estaban llenos de júbilo por el audaz rescate de cuatro rehenes de Gaza. Los palestinos lloraron la matanza de decenas de gazatíes durante la incursión: más de 200, según las autoridades sanitarias gazatíes. Inmediatamente después, el ejército israelí afirmó que la cifra era inferior a 100 muertos. Ninguna de las partes proporcionó un desglose de cuántos de los muertos eran combatientes o civiles.
Según los analistas, lo más probable es que el elevado número de muertos endurezca la posición negociadora de Hamás.
Días después, cuatro soldados israelíes murieron y varios más resultaron heridos después de que militantes volaran un edificio en Rafah donde operaban los soldados. El ala militar de Hamás asumió la responsabilidad. “Nuestros combatientes fueron capaces de volar una casa llena de explosivos donde las fuerzas sionistas se habían fortificado en su interior”, dijo en un comunicado.
Shay, exviceconsejero de Seguridad Nacional, afirmó que no se estaba ejerciendo suficiente presión sobre Hamás, ni por parte de Israel, ni militarmente, ni desde el exterior. Señaló que Estados Unidos y Catar podrían hacer más, por ejemplo, congelar los fondos de Hamás y deportar a sus dirigentes con sede en Doha, la capital catarí.
Pero en declaraciones a los periodistas junto a Blinken en Doha el miércoles, Mohammed bin Abdulrahman al-Thani, el primer ministro y ministro de Asuntos Exteriores de Catar, dijo que permitió que Hamás mantuviera sus oficinas en Doha por una razón: como canal de comunicación, lo cual, dijo, era válido y ahora se estaba utilizando.
Como mediador, Catar intentó “no emitir juicios” sobre una parte u otra e hizo todo lo posible por salvar las distancias.
“Nuestra mayor preocupación es que se está tardando demasiado en salvar estas distancias”, dijo al-Thani, y añadió: “Tenemos que poner fin a esto lo antes posible”.
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