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El mundo moderno está lleno de cambios. Los gobiernos, las personas, las leyes e incluso los nombres de los países están cambiando. Sin embargo, cambiar el nombre de un país no es un proceso tan sencillo como sustituir el que aparecía en el mapa y poner uno nuevo. Implica procesos políticos, culturales, de apropiación y de reconocimiento de la historia del mismo país.
Algunos países lo hacen con la intención de restaurar el orgullo nacional y para remover las marcas del pasado colonial; otros, para reflejar las ideologías del gobierno de turno, y algunos más, para cambiar la imagen que se ha tenido históricamente del país o tener más visibilidad como destino turístico.
No obstante, cambiar de nombre a un país no es tarea fácil. Para el abogado Darren Olivier, consultado por la BBC, es una modificación de fondo y forma. “Hay un valor intrínseco en esa identidad y lo que significa para la gente. Pero al mismo tiempo hay un costo”, señaló. Lea también: Macedonia cambiará de nombre
El proceso puede cambiar dependiendo de las características de cada Estado. Generalmente, el órgano legislativo de cada país (como el Parlamento o el Congreso) debe permitir un cambio en la Constitución y, posteriormente, el país debe informar a la comunidad internacional del nuevo nombre, para que este pueda ser traducido a otros idiomas de manera oral y escrita. Una vez superados estos pasos, se deberá cambiar la denominación de las instituciones que lleven el nombre anterior y hacer que la gente se acostumbre a usarlo (tal vez lo más difícil).
Macedonia puede servir de ejemplo para mostrar por qué a algunos países les toca cambiar su nombre.
La República de Macedonia ha tenido un conflicto histórico (de más de un cuarto de siglo) con su país vecino, Grecia. Desde que Macedonia se independizó, tras el colapso de Yugoslavia, los griegos se opusieron al nombre elegido por el país naciente, ya que en Grecia existe una región que se llama igual, por lo que, según los griegos, los macedonios podrían aprovecharse de esta en un intento expansionista.
El conflicto ha sido de tal magnitud que Grecia ha impedido que Macedonia se adhiera a la Unión Europea y forme parte de la OTAN. Incluso ha sido necesaria la mediación de las Naciones Unidas.
En junio, los gobiernos lograron, finalmente, firmar un acuerdo en el que se determinó que Macedonia cambiaría su nombre a República de Macedonia del Norte. Sin embargo, el proceso desde entonces tampoco ha sido sencillo.
Tras el acuerdo, el primer ministro de Macedonia, Zoran Zaev, decidió hacer un referendo para que el pueblo validara la decisión. Empero, el mes pasado su intento fracasó. Pese a que el 91 % de los macedonios que participaron del referéndum constitutivo votaron a favor de cambiar el nombre, la consulta no alcanzó el quórum necesario para ser considerada válida, pues solo participó el 36 % de la población, del 50 % necesario.
Con este revés para el Gobierno, se hizo más difícil que el Parlamento apruebe la reforma constitucional necesaria para que el país cambie de nombre. Pero Zaev decidió continuar con el proceso para poner fin (o al menos eso espera) al conflicto con Grecia.
Hace dos días, el Gobierno macedonio presentó al Parlamento el proyecto de ley para llamarse República de Macedonia del Norte. Ahora, el primer ministro está a la espera de que la votación necesaria para implementar el cambio se conquiste. Hasta el momento, 70 de los 120 legisladores se han pronunciado a favor, y es necesaria una mayoría de 80 votos para implementar el cambio. ¿Lo conseguirá?
Otros países que han cambiado su nombre
El rey Mswati III de Suazilandia, un pequeño país de África, decidió cambiar el nombre de su país a eSwatini; en abril de este año, el mismo día que se celebraba el 50° aniversario de la independencia de Reino Unido (obtenida en 1968). Con la decisión, el monarca quiso dejar atrás su pasado colonial para llamarse, en su lengua nativa, “la tierra de los swazis” (la etnia mayoritaria de la nación, que representa el 90 % de la población total).
“El rey dice que de ahora en adelante el reino deja atrás su nombre colonial”, informó ese día Mbongeni Mningo, director del diario local Swazi Observer, en Twitter.
Para República Checa, por otro lado, la cuestión no fue política, sino de marketing. Para algunos, tener un nombre de una sola palabra haría más fácil su reconocimiento internacional. Por eso, en 2016, pasó a llamarse Chequia.
El 14 de abril de ese año, el Ministerio de Asuntos Exteriores solicitó a las Naciones Unidas que agregaran a su base de datos la traducción del nuevo nombre simplificado “Cesko” (Chequia), en los seis idiomas oficiales de la organización. Le puede interesar: ¿Por qué Macedonia quiere cambiar de nombre?
¿Myanmar o Birmania? Este país es conocido con los dos nombres, pese a que en 1989 se hizo el cambio oficial y adquirió el nombre de República de la Unión de Myanmar. El cambio lo hizo una junta militar que estuvo en el poder desde 1962 hasta 2011. Sin embargo, algunos países occidentales se resistieron a adoptar el nuevo nombre porque no reconocían al gobierno militar.
La ONU reconoció el nombre oficial de Myanmar desde 2011, cuando llegó al poder un gobierno civil, pero gran parte del mundo sigue llamándolo Birmania (y en los mapas de Google aparecen ambos nombres).