Putin y Kim Jong-un suman sus fuerzas para resistir la alianza de Occidente
Rusia y Corea del Norte sellaron un acuerdo que refuerza sus intereses y les permite hacer frente a las sanciones y medidas de las potencias occidentales.
Hugo Santiago Caro
Cuatro días después de que el grupo del G7, que reúne las siete democracias más fuertes del mundo (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), anunció un préstamo a Ucrania de 50.000 millones de dólares, Rusia se movió para tratar de contrarrestar el apoyo a sus rivales. Tras su visita a Corea del Norte, el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció acuerdo con Pyongyang en el que las dos potencias se comprometen a apoyarse en caso de ser agredidas militarmente.
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Cuatro días después de que el grupo del G7, que reúne las siete democracias más fuertes del mundo (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), anunció un préstamo a Ucrania de 50.000 millones de dólares, Rusia se movió para tratar de contrarrestar el apoyo a sus rivales. Tras su visita a Corea del Norte, el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció acuerdo con Pyongyang en el que las dos potencias se comprometen a apoyarse en caso de ser agredidas militarmente.
“Hoy, luchamos juntos contra las prácticas hegemónicas y neocolonialistas de Estados Unidos y sus satélites”, afirmó Putin, citado por agencias de prensa rusas. Con Ucrania en el horizonte, donde la guerra sigue su curso, la oficialización de la alianza con Corea del Norte deja claro el refuerzo armamentístico para Moscú que ya se veía venir. Según inteligencia surcoreana y estadounidense, en la región de Járkov ya se han encontrado restos de armas norcoreanas.
“Corea del Norte tiene amplias reservas de municiones de artillería, tanto modernas como de derivación soviética. Aunque pueden ser viejas, las municiones de derivación soviética tienen la ventaja de ser compatibles con los armamentos rusos”, explica Lorenzo Maggiorelli, analista y docente de la Pontificia Universidad Javeriana.
Para Kim Jong-un, revitalizar su relación con la potencia soviética le permite regresar a su país al tablero geopolítico, más allá de las tensas relaciones que tiene con sus vecinos asiáticos por sus frecuentes ejercicios nucleares. Simon Tisdall, analista de asuntos exteriores de The Guardian, afirmó tras el anuncio que la guerra en Ucrania fue casi un regalo para el líder norcoreano y encajó en su modelo diplomático.
“Su idea de la diplomacia internacional es lanzar amenazas para adquirir una influencia de la que de otra manera carece. Sus esfuerzos se centran principalmente en probar misiles balísticos de mayor alcance, capaces de alcanzar la costa oeste de Estados Unidos (así como Corea del Sur y Japón), y en desarrollar y miniaturizar las bombas y ojivas nucleares de Corea del Norte”, explica Tisdall.
Maggiorelli coincide al afirmar que esto le da a Corea del Norte un estatus internacional del que carecía, posicionándola como “un actor global antiimperialista”. También afirma que la venta de armamento a Rusia ayuda a Pyongyang a obtener capital y tecnologías del extranjero, algo difícil de otra forma, dado el aislamiento global en el que se encuentra.
Tisdall cita en su análisis las declaraciones de Putin recogidas por medios norcoreanos que dejan entrever que también se abre la puerta a desarrollar acuerdos de otro tipo. “Desarrollaremos mecanismos alternativos de comercio que no estén controlados por Occidente y resistiremos conjuntamente las sanciones unilaterales ilegítimas. Al mismo tiempo, construiremos una arquitectura de seguridad igualitaria e indivisible en Eurasia, a pesar de la presión, el chantaje y las amenazas militares de Estados Unidos”, afirmó el presidente ruso.
Todo esto puede leerse, ante todo, como una afrenta a las potencias occidentales como el G7 y especialmente Estados Unidos, que ha centrado gran parte de sus sanciones económicas en Corea del Norte y Rusia. Solo para poner un ejemplo, el préstamo a Ucrania por parte del G7 tiene como garantía los rendimientos financieros de los activos rusos congelados en el exterior.
“(El acuerdo) es una señal de unidad frente a los enemigos comunes y señala la voluntad de cooperar para un mundo multipolar donde no haya hegemonía de Estados Unidos”, ratifica Maggiorelli.
El docente también recalca que esta puede ser una posibilidad para Pyongyang de retomar viejas prácticas geopolíticas y apostar a oscilar entre el apoyo de Rusia y el de China, sin depender estrictamente de ninguno de los dos. En contraste, Moscú reforzó una alianza con una potencia distanciada de Occidente que no teme mostrar su apoyo irrestricto.
Tisdall destaca que India, Brasil, Arabia Saudita y Sudáfrica tienen puentes tendidos con Rusia, pero se han mostrado indecisos frente a la invasión en Ucrania. En contraste, Pyongyang reconoció desde 2022 los territorios rusos ocupados de Donetsk y Luhansk.
Brasil, India y Sudáfrica, para tomar de referencia los países que citaba Tisdall en The Guardian, forman parte junto con Rusia de los BRICS, la alternativa de países y economías emergentes que, con China, pretende hacer contrapeso al G7.
“Rusia se ha movido tanto de manera bilateral como en el contexto de los BRICS para reducir la dependencia de Occidente y poder esquivar las sanciones. Resulta que la economía rusa creció más que las economías occidentales, por lo que se puede decir que los líderes rusos supieron contrarrestar bien las sanciones”, explica Maggiorelli, aunque descarta que estos movimientos de los BRICS y los acuerdos con Corea del Norte representen una mayor participación de Pyongyang en este panorama económico.
“Corea del Norte sigue estando relativamente muy aislada y sus relaciones con los países de Asia son muy tensas, mientras que BRICS y la Ruta de la Seda son proyectos que apuestan a la economía capitalista globalizada”, agregó el docente.
De momento, no hay muchos más detalles sobre lo que pueda traer este acuerdo. Sin embargo, para Occidente es un campanazo de alerta. John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, ya había anunciado el lunes que les preocupaba que las dos potencias afianzaran sus relaciones.
Ahora queda por ver qué tanto efecto tiene la revitalización de la relación. Para Maggiorelli, sin duda es una muestra del poco efecto de las sanciones económicas impuestas desde Washington: “Las sanciones, el congelamiento de activos, las restricciones en el comercio de hidrocarburos, etc., no han sido tan efectivas y, por lo tanto, ya no tienen tanto poder de disuasión frente a otros estados no alineados con Occidente”.
El docente concluye resaltando que de forma indirecta también se debilita a Estados Unidos, puesto que sigue apoyando militar y económicamente a Ucrania como a Israel, al tiempo que apoya otros intereses como los de Taiwán.
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