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Vladimir Putin amenazó a Occidente con usar su arma nuclear Apocalipsis acoplada a un submarino tipo K-329 Belgorod, lo que produjo preocupaciones en la OTAN y el sistema internacional en general. ¿Es realmente posible que Rusia opte por esta alternativa para resolver su pugna con Ucrania y limitar el alcance de Occidente en el marco del conflicto?
La respuesta corta es sí. Sin embargo, esto contrae una serie de implicaciones y elementos que es necesario analizar. Como primera medida, la lógica estratégica de la guerra en general dispone de un menú de opciones que van más allá de la simple confrontación armada. Una de esas opciones es la disuasión, es decir, la posibilidad de obligar a un adversario a cambiar su curso de acción por medio de capacidades militares suficientemente altas para que se abstenga de afectar los intereses de quien tiene ese poder armado. En ese sentido, el músculo nuclear es un elemento altamente disuasivo debido a la capacidad de destrucción que tiene. Con él, Putin busca presionar a Occidente para retirar el apoyo a Ucrania y la presencia militar de la OTAN en Europa Oriental.
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Sin embargo, aquí hay un inconveniente que se conoce como el dilema de la destrucción mutuamente asegurada, la cual establece que, en teoría, cualquier Estado que haga uso de armas nucleares se asegura su propia destrucción, pues otros Estados con capacidad nuclear actuarán con toda seguridad activando sus arsenales contra el primer agresor, dando como resultado una pérdida generalizada de vidas e infraestructura, y arrebatando cualquier posibilidad de victoria para todos los actores involucrados.
En función de lo anterior, es necesario fijar la diferencia entre lo posible y lo probable. En efecto, existe la posibilidad de que Rusia haga uso de armas nucleares porque las tiene y porque así lo desea. En otras palabras, existen la intención y la capacidad. No obstante, la probabilidad de que ocurra es baja -aunque no inexistente- debido al dilema de la destrucción mutuamente asegurada que supondría una respuesta nuclear por parte de alguno de los Estados miembros de la OTAN con la capacidad suficiente para lanzar la respuesta a un posible ataque ruso.
Ahora bien, ¿por qué un Estado miembro de la OTAN habría de responder así en un conflicto que inicialmente es entre Ucrania y Rusia? Sencillamente porque un ataque nuclear sería considerado como un acto de agresión grave en contra de la paz y seguridad internacionales con afectaciones directas a los intereses y las naciones de varios Estados en el sistema internacional, entre ellos los miembros de la OTAN, lo cual los facultaría para actuar por medio de la invocación del Artículo 5 del Tratado de Washington, por el cual se conformó la Alianza Atlántica. Este, de hecho, es otro de los elementos que reducen la probabilidad de un ataque nuclear ruso, ya que la activación de un dispositivo de esas características haría que de forma inmediata el conflicto dejase de ser regional para escalarlo a un nivel internacional, y eso es algo que tanto Rusia como China y Occidente han intentado evitar.
Puede que existan elementos y razones que aquí se ignoren y que eventualmente jueguen a favor de la opción nuclear. No obstante, con la información disponible a la fecha, el evento del submarino nuclear parece suscribirse a métodos de disuasión que se suman a otras medidas desesperadas de Rusia, como el ataque a la población civil en violación del DIH y los derechos humanos, o los enfrentamientos en las inmediaciones de la planta nuclear de Zaporiyia en un momento en que la contraofensiva ucraniana ha cosechado importantes victorias, ha roto defensas rusas, ha recuperado varios miles de kilómetros cuadrados y ha desorganizado el despliegue de uno de los ejércitos más equipados y capaces del mundo.
* Investigador doctoral UNED España.
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