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“Mijaíl Gorbachov trajo la democracia a Rusia y fue despreciado por ello”, se lee en una publicación de The New York Times del politólogo William Taubman, quien, en su libro Gorbachov: su vida y tiempos, ofreció un retrato de un líder ruso “decidido a reformar una sociedad completamente corrupta y disfuncional”, como se lee en la publicación del Times. Este martes, el último dirigente de la Unión Soviética, murió a los 91 años en Moscú.
Su legado: levantar el Telón de Acero, una decisión que transformó el mapa político en el mundo, y que derrumbó abruptamente la división con Europa. “Liberó a los rusos para que hablaran sin temor, puso fin al monopolio comunista del poder y celebró elecciones competitivas. Allanó el camino para que Europa del Este abandonara la órbita de Moscú, en gran parte sin violencia”, se lee en la publicación del Times.
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¿Cómo lo hizo? Hay que decir que el colapso soviético no era el objetivo de Gorbachov. Pero en cuestión de seis años en el poder, y al convertirse en el hombre más joven desde Stalin en ocupar la Secretaría General del Partido Comunista Soviético en 1985, persiguió ambiciones de liberación, “luchando contra la inercia y una vieja guardia obstinada”, se lee en una publicación del Washington Post.
Sí, cuando llegó al poder, era un hijo leal del Partido Comunista, pero veía las cosas con otros ojos, como lo escribió la periodista Marilyn Berger. “Si quiero cambiar algo, debo aceptar el cargo. Así no se puede seguir viviendo”, dijo Gorbachov a su esposa Raísa el 10 de marzo de 1985, un día antes de asumir la secretaría general del partido.
La vida de Mikhail Gorbachov
Nació el 2 de marzo de 1931 en la región meridional de Stávropol en el seno de una familia campesina ruso-ucraniana que vivió la hambruna de los años 30 provocada por la colectivización forzosa de la tierra ordenada por Stalin. Gorbachov se graduó de derecho de la prestigiosa Universidad Estatal de Moscú (1955). Desde que ingresó en el partido en la universidad, fue ascendiendo en el escalafón hasta convertirse en 1970 en jefe del partido de su Stávropol con menos de 40 años.
Su especialización en economía agrícola permitió a este apparatchik, término coloquial que designaba a un funcionario profesional, a tiempo completo, del Partido Comunista, protagonizar una meteórica carrera y ser nombrado en 1978 secretario de Agricultura en el Comité Central del PCUS, su trampolín para alcanzar la secretaría general. Una vez nombrado miembro del todopoderoso Politburó (1980), Gorbachov dirigió la regeneración del partido, que sufría claros achaques de gerontocracia, junto al jefe del KGB, Yuri Andrópov, quien sería su padrino político.
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Una vez fue nombrado secretario general, Andrópov ya tenía en mente a su delfín como su sustituto, aunque hubo que esperar a que Konstantín Chernenko falleciera el 10 de marzo de 1985 tras apenas un año al frente del partido.
“Tú no te limites a los asuntos agrícolas. Debes dedicarte a todos los asuntos de la política interior y exterior. En cualquier momento, puede ser que mañana mismo, en ti recaiga toda la responsabilidad”, le comentó en una ocasión.
La llegada de Gorbachov al poder despertó grandes expectativas, ya que el nuevo líder soviético era extrovertido, tenía don de gentes y sonreía con fruición, y se sirvió de una nueva generación de tecnócratas que deseaban reformar el sistema comunista para hacerlo más efectivo.
Sin embargo, la vieja nomenclatura soviética no dejó de ponerle obstáculos en el camino. Con todo y eso, siguió adelante con la introducción de la propiedad privada, aunque sin renunciar a la economía centralizada; la celebración de elecciones democráticas; la libertad de expresión y de credo; la creación de un nuevo legislativo y la liberación de presos políticos.
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En el plano exterior, mejoró las relaciones con Occidente, lo que le valió el premio Nobel en 1990, redujo notablemente el presupuesto de defensa, abrió negociaciones de reducción de armamento nuclear con Estados Unidos y ordenó la retirada de las tropas soviéticas de Afganistán.
Sus logros significaron el fin de una confrontación global entre Oriente y Occidente, sin mencionar que el tenso enfrentamiento nuclear de las superpotencias se alivió, como dice una publicación del Post. “Lo que emerge es el retrato de un líder vanidoso, impaciente, y a veces petulante, pero también sabio y reflexivo, un hombre complicado para una época complicada”, se lee en la publicación del Times sobre la biografía de William Taubman.
Críticas de lado y lado
Luego de haber ganado el premio Nobel, como recuerda Efe, Gorbachov decepcionó a sus aliados occidentales al enviar tropas a Letonia y Lituania para reprimir los movimientos secesionistas, aupados con la caída de la Unión Soviética.
Este hecho histórico, vale la pena recordar, tiene repercusión hasta nuestros días, pues Vladimir Putin ha justificado la invasión a Ucrania, en parte, en el error que, para él, significó el desmantelamiento de la URSS.
“Había que luchar por la integridad territorial de nuestro Estado de manera más insistente, coherente y osada, y no esconder la cabeza bajo la arena, dejando el culo al aire”, le echó en cara Putin a Gorbachov.
En respuesta, Gorbachov, quien había criticado a Putin por monopolizar el poder pero ha defendido la anexión de Crimea y criticado la injerencia occidental en Ucrania, aseguró que la Perestroika es “una revolución inacabada”.
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