¿Quiénes son los rohinyás y por qué huyen de Birmania?
La crisis que ha provocado el desplazamiento de 260.00 personas con rumbo a Bangladesh se repitió en varias ocasiones a lo largo del siglo pasado.
redacción internacional
Los rohinyás son de una minoría étnica musulmana que desde hace años ha estado confinada a las provincias del noroccidente birmano, sin derecho a la ciudadanía, son tratado como inmigrantes ilegales, no pueden acceder a cargos públicos. Los rohinyás también son sometidos a trabajar de manera forzada y en ocasiones se les confisca sus bienes.
Desde el 25 de agosto, miles de ellos han cruzado la frontera con Bangladesh en busca de refugio. Las imágenes de su huída, que la ONU calificó como un caso de limpieza étnica, tiene sus raíces en los conflictos globales del siglo pasado.
(Lea también: La huida dramática de miles de rohinyás)
El comienzo de la persecución
La crisis que tiene prendidas las alarmas en Brimania y Bangladesh empezó a cocinarse a mediados del siglo XX.Durante la Segunda Guerra Mundial, Birmania quedó bajo el control del Imperio Japonés hasta que los británicos recobraron el control del país con la ayuda militar de los rohinyás.
Como en otros lugares del mundo, la corona inglesa convenció a los locales de meterse en la guerra con la promesa de un estado independiente en tiempos de paz. Como en otros lugares del mundo los británicos quedaron mal, y el estado que le prometieron a los rohinyás nunca se hizo realidad.
Así las cosas, después de la independencia birmana, que tres años después del fin de la guerra, el territorio ocupado por los rohinyás quuedó bajo la jurisdicción del gobierno birmano y las tensiones empezaron a escalar.
En ese entonces, los rohinyás pidieron que su territorio se anexara al que hoy ocupa la parte Pakistán. Lejos de ceder a esas peticiones, el gobierno birmano castigó a los miembros de la minoría étnica musulmana negándoles la ciudadanía. Desde entonces, los rohinyás no pueden aspirar a cargos públicos, tienen su movilidad restringida al interior del país y son tratados como inmigrantes ilegales.
Una historia que se repite
En los 70s, las autoridades migratorias y el ejército birmano comenzaron un programa que se conoció como “Nagamin”. La palabra traduce “Rey dragón” y el programa a la que estaba asignada provocó que, para mayo del 78, cerca de 200.000 rohinyás huyeran de los desmanes del ejército birmano con rumbo a Bangladesh, donde la Cruz Roja no tardó en quedarse corta para atender a tantos los refugiados y Naciones Unidas tuvo que intervenir instalando trece campos de refugiados.(Lea también: Los conflictos de Birmania)
Después de la crisis del 78, los gobiernos de Birmania y Bangladesh acordaron la repatriación de los rohinyás, que se vieron forzados a regresar cuando las raciones de alimentos y las condiciones en los campos de refugiados empezaron a decaer.
Si la situación en Birmania no es halagadora, los rohinyás tampoco la tienen fácil en Bangladesh. Entre 1991 y 1992, cuando el desplazamiento que tuvo lugar en los los 70s se volvió a repetir y 250.000 rohinyás cruzaron la frontera, Human Rights Whatch reportó la repatriación forzada de cientos de rohinyás.
Todo lo anterior se ve agravado con la aparición de grupos insurgentes que como el Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan (ARASA por sus siglas en inglés), dicen defender los intereses rohinyá mientras agravan la tensión con el gobierno birmano. La actual crisis, que según Zeid Ra´ad Al Hussein, alto comisionado para los derechos humanos de la ONU, ha causado el desplazamiento de más de 270.000 personas en menos de tres semanas, se desencadenó precisamente por un ataque de ARASA a 25 comisarías de las autoridades birmanas.
“Hemos recibido múltiples reportes e imágenes satelitales de las fuerzas de seguridad y las milicias locales quemando poblados rohinyás, además de testimonios consistentes sobre ejecuciones extrajudiciales que incluyen disparos a civiles que escapaban”, dijo Al Hussein.
Los rohinyás son de una minoría étnica musulmana que desde hace años ha estado confinada a las provincias del noroccidente birmano, sin derecho a la ciudadanía, son tratado como inmigrantes ilegales, no pueden acceder a cargos públicos. Los rohinyás también son sometidos a trabajar de manera forzada y en ocasiones se les confisca sus bienes.
Desde el 25 de agosto, miles de ellos han cruzado la frontera con Bangladesh en busca de refugio. Las imágenes de su huída, que la ONU calificó como un caso de limpieza étnica, tiene sus raíces en los conflictos globales del siglo pasado.
(Lea también: La huida dramática de miles de rohinyás)
El comienzo de la persecución
La crisis que tiene prendidas las alarmas en Brimania y Bangladesh empezó a cocinarse a mediados del siglo XX.Durante la Segunda Guerra Mundial, Birmania quedó bajo el control del Imperio Japonés hasta que los británicos recobraron el control del país con la ayuda militar de los rohinyás.
Como en otros lugares del mundo, la corona inglesa convenció a los locales de meterse en la guerra con la promesa de un estado independiente en tiempos de paz. Como en otros lugares del mundo los británicos quedaron mal, y el estado que le prometieron a los rohinyás nunca se hizo realidad.
Así las cosas, después de la independencia birmana, que tres años después del fin de la guerra, el territorio ocupado por los rohinyás quuedó bajo la jurisdicción del gobierno birmano y las tensiones empezaron a escalar.
En ese entonces, los rohinyás pidieron que su territorio se anexara al que hoy ocupa la parte Pakistán. Lejos de ceder a esas peticiones, el gobierno birmano castigó a los miembros de la minoría étnica musulmana negándoles la ciudadanía. Desde entonces, los rohinyás no pueden aspirar a cargos públicos, tienen su movilidad restringida al interior del país y son tratados como inmigrantes ilegales.
Una historia que se repite
En los 70s, las autoridades migratorias y el ejército birmano comenzaron un programa que se conoció como “Nagamin”. La palabra traduce “Rey dragón” y el programa a la que estaba asignada provocó que, para mayo del 78, cerca de 200.000 rohinyás huyeran de los desmanes del ejército birmano con rumbo a Bangladesh, donde la Cruz Roja no tardó en quedarse corta para atender a tantos los refugiados y Naciones Unidas tuvo que intervenir instalando trece campos de refugiados.(Lea también: Los conflictos de Birmania)
Después de la crisis del 78, los gobiernos de Birmania y Bangladesh acordaron la repatriación de los rohinyás, que se vieron forzados a regresar cuando las raciones de alimentos y las condiciones en los campos de refugiados empezaron a decaer.
Si la situación en Birmania no es halagadora, los rohinyás tampoco la tienen fácil en Bangladesh. Entre 1991 y 1992, cuando el desplazamiento que tuvo lugar en los los 70s se volvió a repetir y 250.000 rohinyás cruzaron la frontera, Human Rights Whatch reportó la repatriación forzada de cientos de rohinyás.
Todo lo anterior se ve agravado con la aparición de grupos insurgentes que como el Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan (ARASA por sus siglas en inglés), dicen defender los intereses rohinyá mientras agravan la tensión con el gobierno birmano. La actual crisis, que según Zeid Ra´ad Al Hussein, alto comisionado para los derechos humanos de la ONU, ha causado el desplazamiento de más de 270.000 personas en menos de tres semanas, se desencadenó precisamente por un ataque de ARASA a 25 comisarías de las autoridades birmanas.
“Hemos recibido múltiples reportes e imágenes satelitales de las fuerzas de seguridad y las milicias locales quemando poblados rohinyás, además de testimonios consistentes sobre ejecuciones extrajudiciales que incluyen disparos a civiles que escapaban”, dijo Al Hussein.