“Quizá en todo 2024 tengamos que seguir luchando”: portavoz del Ejército israelí
El Espectador recorrió esta semana uno de los kibutz atacados por Hamás el pasado 7 de octubre. Estuvo acompañado por Martín Filgenstein, uno de los sobrevivientes. Allí mismo, el portavoz de las FDI, Roni Kaplan, reiteró que tanto la inteligencia militar como la respuesta del Ejército fallaron ese día. En entrevista con este diario, dio su balance y sus perspectivas sobre los combates.
María Alejandra Medina Cartagena | NIR OZ (ISRAEL)
La presión internacional contra Israel no cesa en medio de la guerra que libra contra Hamás en la Franja de Gaza. Las autoridades sanitarias del enclave palestino, que desde 2007 ha estado bajo el control de Hamás, hablan de más de 25.000 muertos, la mayoría civiles, y más de 60.000 heridos contados a partir del 7 de octubre de 2023.
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La presión internacional contra Israel no cesa en medio de la guerra que libra contra Hamás en la Franja de Gaza. Las autoridades sanitarias del enclave palestino, que desde 2007 ha estado bajo el control de Hamás, hablan de más de 25.000 muertos, la mayoría civiles, y más de 60.000 heridos contados a partir del 7 de octubre de 2023.
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Mientras tanto, distintas organizaciones de la comunidad humanitaria en terreno dan cuenta no solo de la destrucción física que ha dejado la incursión, sino principalmente de la falta de agua, alimentos y medicinas que afecta a la población gazatí. Aunque entran camiones con ayuda, esta parece insuficiente para los cientos de miles de personas desplazadas que han dejado los combates en la Franja, con un área de apenas 360 kilómetros cuadrados.
Israel se defiende recordando que quienes reportan los números son los mismos que aquel 7 de octubre irrumpieron con violencia en las casas de civiles israelíes en los kibutz (comunidades agrícolas) más cercanos a la frontera, así como en un festival de música. En total, masacraron, según las cifras oficiales, a unas 1.200 personas (solo en el festival asesinaron a 360), violaron mujeres y secuestraron a 240 personas, de las que 132 siguen en cautiverio.
La brutalidad del ataque de Hamás, que a su vez provocó el violento contraataque de Israel, ha sido probada, entre otros, con el material audiovisual que el propio Hamás grabó y difundió en redes sociales ese día, además de videos de cámaras de seguridad y de los primeros respondientes, piezas a las que han tenido acceso medios de comunicación en todo el mundo, incluido este.
El Espectador recorrió Nir Oz, uno de los kibutz más fuertemente atacados el 7 de octubre, ubicado a escasos kilómetros de la frontera con Gaza, que a lo lejos se alcanza a ver cubierta por una nube grisácea, mientras se escuchan los bombardeos. Este es uno de los tres kibutz que se han abierto al público para socializar lo ocurrido con visitantes de todo el país, pero también para entrenamiento táctico de efectivos militares.
Por la naturaleza comunitaria de los kibutz, no está permitido el acceso para estos recorridos, ni siquiera para miembros del Ejército, sin alguno de sus integrantes, o al menos así lo explicó Roni Kaplan, portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), a este diario. Así se aseguran, entre otras, de que la memoria de sus vecinos y seres queridos sea respetada.
En la visita, en la que participaron más medios de habla hispana y que fue organizada por Fuente Latina, una entidad que se declara sin fines de lucro y no partidista, y que se sostiene con donaciones principalmente de miembros de la comunidad judía, el guía fue Martín Filgenstein, un argentino que emigró hace 25 años a Israel y que habitaba desde hace 22 en Nir Oz. Él y su familia sobrevivieron a la masacre en la que el 25 % de su comunidad (100 personas) desaparecieron; 36 han sido confirmadas dentro de las víctimas fatales.
En Nir Oz, por cierto, vivían los Bibas, una de las familias que se han convertido en símbolo de la zozobra del secuestro al tener al rehén más joven: Kfir, un bebé que cumplió su primer año de edad en cautiverio.
En el kibutz hoy no queda nadie. Muchos ni siquiera podrían, pues varias casas fueron totalmente incineradas. Algunas incluso fueron encendidas con gente adentro.
Martín vive hoy con su familia en una ciudad a 50 minutos de distancia y regresa solo a trabajar el campo, que está sembrado de papa, zanahoria, maní, trigo y aguacate. Para él, con una guerra en curso, pero sobre todo con heridas abiertas, aún es temprano para volver y recoger todos los escombros; mucho más para siquiera pensar en un futuro definitivo.
Como todos en el país, tiene preguntas difíciles para las autoridades, como qué falló; cómo fue posible un ataque de esta magnitud sin precedentes; por qué las fuerzas tardaron horas en llegar y hasta por qué algunos refugios que creían a prueba de balas no lo eran. Martín también tiene enojo con el Ejército, pero dice que lo tendrá reprimido mientras las FDI avanzan en su objetivo de eliminar la amenaza que significa Hamás y liberar a los rehenes.
Durante unos minutos en el kibutz, Roni Kaplan, el portavoz del Ejército, habló con El Espectador. Esto fue horas antes de que se informara sobre uno de los más duros golpes que ha recibido el Ejército en Gaza: la muerte de 24 de sus soldados por cuenta de un cohete antitanque que alcanzó un blindado y dos edificios que las tropas habían minado para demoler.
Kaplan, sobre el ataque del 7 de octubre, reconoció que las FDI fallaron. También respondió a algunas de las críticas y acusaciones que en el mundo se hacen contra su ejército, algunas de las cuales han escalado incluso a instancias de la Corte Internacional de Justicia, en donde Sudáfrica, con el apoyo de países como Colombia, sostiene que Israel está cometiendo un genocidio contra el pueblo palestino. Esta fue la conversación.
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Ya van casi cuatro meses desde el estallido de la guerra y está la sensación de que el avance en el objetivo de eliminar a Hamás no es el esperado. ¿Cuáles son los resultados a la fecha?
Desde que incursionamos por tierra en la Franja de Gaza el 27 de octubre, hemos neutralizado a unos 9.000 terroristas e incautado unos 40.000 armamentos, pero no cabe duda de que Hamás se ha mimetizado e incrustado en la población civil, incluso más de lo que pensábamos, con una ayuda importante de Irán y otros Estados del Medio Oriente.
En el norte de la Franja de Gaza hemos neutralizado todas las unidades organizativas en el marco de las cuales el Hamás lucha, y ellos siguen luchando por medio de células de dos, tres o cuatro personas, que a veces se cobran la vida de nuestros soldados porque salen de un túnel y saben luchar una lucha de guerrillas, pero tenemos básicamente controlada la zona norte.
La zona del centro, estamos a unos días o semanas de tenerla totalmente controlada, creo yo. La zona más compleja es la de Jan Yunis, donde hay una verdadera ciudad subterránea, es la zona que más estamos luchando ahora. Hace unos días revelamos un túnel de 830 metros donde estuvieron nuestros secuestrados en diversas celdas, seguimos allí, creemos que va a tomar tiempo, y quizá durante todo el 2024 tengamos que seguir luchando, pero estamos decididos a desmantelar a Hamás.
Israel sostiene que respeta las leyes de la guerra, pero son crecientes las críticas por la falta de respeto al derecho internacional humanitario, por la no diferenciación entre civiles y combatientes, el principio de proporcionalidad, entre otros. ¿Qué responde?
Es una crítica que es indignante porque aquellos que critican a Israel están criticando a la parte en el conflicto que está haciendo todo dentro de nuestras posibilidades para mitigar el daño a los civiles en la Franja de Gaza. Las leyes de la guerra, el DIH, está para proteger civiles, y ese corpus debe regir tanto para Hamás como para Israel. Hamás utiliza a los civiles como escudos humanos, a sus niños, sus mujeres, les roba la ayuda humanitaria que lleva Israel, básicamente ha dicho que va a cometer una y otra vez la masacre que vimos en kibutz como este el 7 de octubre.
Para mitigar esos daños, Israel elige la munición y la hora en que vamos a alcanzar una posición con el objetivo de disminuir el daño colateral. Cada vez que vamos a alcanzar una posición le pedimos a la población civil que se evacúe de ahí, porque no es una guerra contra la población civil en Gaza, sino contra Hamás. Tercero, hemos permitido la entrada de hospitales de campaña al sur de la Franja de Gaza donde la población civil puede tratarse y han ingresado más de 150.000 toneladas de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza en más de 14.000 camiones, con agua, con comida, insumos médicos, frazadas.
Cada uno de los más de 31.000 objetivos militares que hemos alcanzado en la Franja de Gaza van de la mano con tres principios en las leyes de la guerra: la necesidad militar, la distinción entre involucrados y no involucrados en el conflicto y la proporcionalidad, que es la ventaja específica de alcanzar el objetivo frente a la cantidad de daño colateral.
Si, como dice, han dado de baja a 9.000 terroristas, y Hamás dice que ha habido más de 25.000 personas muertas, daría por lo menos unos 16.000 civiles muertos. ¿Qué cálculo tienen de los civiles que han muerto en medio de los combates?
Cada civil que muere en el combate se lamenta de forma profunda, sea gazatí o israelí, ninguna vida vale más que la otra. Es una guerra que nos impusieron y ojalá no hubiera ni un solo muerto en la Franja de Gaza. Si Israel pudiera, no dañaría ni un solo civil, mientras que si Hamás hubiera podido, como está viendo en este kibutz, hubiera asesinado a cientos de miles de israelíes o los hubiera secuestrado.
No tenemos un número, pero sí sabemos que al que está dando el número hay que ponerle un gran signo de interrogación: es el mismo que masacró, que violó, que asesinó, que acribilló. Y la prensa y parte de la comunidad internacional lo da como confiable.
Hay acusaciones contra Israel de incluso crímenes de guerra, como el uso de fósforo blanco. ¿Qué responde?
Hay algunos armamentos permitidos por la OTAN que tienen fósforo blanco, a diferencia de lo que piensa la opinión popular. Hacemos uso de esos armamentos solamente en lugares que no están altamente poblados, en lugares altamente poblados no hacemos uso de ese tipo de armamento.
Repito: cuando alcanzamos un hospital o una ambulancia o una mezquita o un jardín de infantes, es verdad que son lugares que tienen una protección especial según el DIH, pero la pueden perder en la medida que una de las partes en el conflicto las utilice para la necesidad militar, como lo ha hecho Hamás, que incluso ha usado las ambulancias para transportar terroristas, así que han perdido esa protección especial. Luchamos con la biblia que se llama derecho internacional.
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¿Y para qué han usado el fósforo blanco?
La OTAN permite esas armas, pero no tengo ningún tipo de confirmación de que el Ejército de Israel esté utilizando esas armas.
Israel insiste en que la investigación de las fallas de inteligencia que condujeron a no evitar el ataque de Hamás vendrá después, que no es el momento de investigar. ¿Por qué, si es algo que podría volver a suceder e incluso que podría perderse material probatorio?
El jefe de las FDI, mayor general Herzl Halevi, tomó responsabilidad por lo que sucedió, así como el jefe de la inteligencia, Aharon Haliva, y como ejército también somos responsables de la peor falla de inteligencia y defensa de la historia del Estado moderno de Israel. Se están recabando todas las pruebas, incluso en 3D por parte de las autoridades de Israel. Como en todo Estado de derecho y como toda democracia habrá una comisión imparcial, independiente y en nuestro ADN como fuerzas de Israel está el hecho de autoinvestigarnos. Es una decisión de los líderes cuándo lo van a hacer. Estamos concentrados en los combates, llevamos más de 106 días, y llegado el momento estará todo, pero las pruebas sí se están recabando.
Mucha gente se ha movilizado para esta guerra, muy rápido; es posible que no tengan el entrenamiento adecuado, y eso da pie a abusos y brutalidad. ¿Cómo controlan o previenen eso?
Desde el 7 de octubre hubo 20 días de entretenimiento aquí en el sur, la gente sale y vuelve a ingresar. Hay una industria de mentiras dando vuelta en torno a Israel que hablan sobre de limpieza étnica, genocidio, infanticidio, brutalidad del Ejército, es uno de los fraudes con más éxito de las últimas décadas en el mundo occidental.
Hubo conductas inadecuadas de algunos de nuestros soldados dentro de la Franja de Gaza, son conductas que no van de la mano con nuestro código ético y esperamos que los soldados se comporten como lo hacen las FDI: según el derecho internacional.
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