Desde hace tres días las autoridades de Bangladés buscaban una embarcación llega de refugiados que llevaba casi dos meses en el mar. Ayer en la noche, el teniente de ese país Shah Zia Rahman por fin anunció que se encontraron a la deriva el bote con cerca de 382 refugiados en su interior. “Estuvieron flotando durante 58 días. Y en los últimos siete días la embarcación se movió en nuestras aguas territoriales”
Los rohinyás, que aparentemente provienen de campos de refugiados en la costa sureste de Bangladés, se dirigían a Malasia, pero volvieron al mar cuando ese país implementó un estricto control costero debido a la pandemia de coronavirus, señaló el periódico local Dhaka Tribune.
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Rahman dijo que las autoridades investigarían la posibilidad de que los refugiados también pudieran haber venido de la región original de los rohinyás, el estado de Rajín, en Birmania, donde constituyen una minoría musulmana perseguida.
“Estos hombres, mujeres y niños estuvieron en el mar durante dos meses en condiciones terribles y muchos de ellos están extremadamente desnutridos y deshidratados”, afirmó Louise Donovan, portavoz de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Según el Rahman, los rescatados informaron que 32 rohinyás murieron a bordo del barco superpoblado y sus cuerpos fueron arrojados al mar" y agregó que se estaba llevando a cabo una investigación sobre el asunto "Hemos acordonado el lugar donde se encuentran ahora. No pudimos interrogarlos por temor a que pudieran estar infectados con el coronavirus", dijo el portavoz.
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Imágenes publicadas en Facebook por un periodista local mostraban principalmente mujeres y niños, demacrados, en una playa. Un administrador del gobierno local dijo a AFP que los funcionarios aún contaban a los rescatados, pero que temía que el número pudiera superar los 400.
Casi un millón de rohinyás viven en miserables campamentos cerca de la frontera de Bangladés con Birmania, de donde muchos de ellos han huido escapando de una brutal represión militar que comenzó en 2017. Con pocas oportunidades de empleo y educación en los campamentos, miles han intentado llegar a otros países, como Malasia y Tailandia.