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Cada proceso electoral en Estados Unidos es un auténtico campo de batalla, y la publicidad se convirtió desde su aparición en el arma más común para infligir daño. Tanto el Partido Republicano como el Demócrata han liderado campañas para desprestigiar a sus rivales, sin importar el uso de mentiras para lograr sus objetivos. Sin embargo, los anuncios que rodean los comicios del midterm, las elecciones de medio término, del 6 de noviembre han sorprendido a expertos por su capacidad de acaparar temas para generar división.
“Los demócratas blancos van a linchar a los negros de nuevo”, se escucha en un anuncio de radio en apoyo al candidato republicano French Hill, que pelea por mantener su cargo el próximo martes. La propaganda fue pagada por “estadounidenses negros para la Agenda del presidente”, un comité político dedicado a promover las iniciativas de Trump. Según Travis N. Ridout, codirector de la compañía de análisis Esleyan Media Project, “los republicanos están tratando de obtener la base electoral asustándola con los demócratas o con la llegada de inmigrantes”.
“El odio puede ser un motivador para votar. Los republicanos quieren asegurar a sus votantes de base y por eso han utilizado los llamados al miedo, especialmente con respecto a la migración en esta campaña”, señala Travis Nelson Ridout, profesor de gobierno y políticas públicas en la Universidad Estatal de Washington.
“El humor puede ser una buena estrategia. Uno puede ser más puntual en sus críticas y no parecer negativo. Por otro lado, estoy menos convencido de la efectividad de la burla”, apunta Ridout.
Los anuncios televisivos continúan enfocados en las elecciones de Congreso. Según Ridout, “es más probable persuadir en una carrera por el Senado o en la Cámara de Representantes que en una carrera presidencial, porque hay una posibilidad de aprender algo de los anuncios en una carrera en el Congreso”.
Los comicios del midterm, en los que se renovará una parte del Senado, gobernaciones y alcaldías a nivel nacional, se perfilan como la campaña más cara de la historia en esta categoría. Para finales de julio, los candidatos y los grupos externos gastaron más de US$1.600 millones, la mayoría en campañas publicitarias. Sin embargo, el gasto monetario no es nada comparado con el costo político y social. Le puede interesar: No permitiré que Estados Unidos se convierta en la segunda Venezuela
“El país se dividió antes de las elecciones de 2016, ha estado dividido y seguirá dividido después de estas elecciones. Gobernar seguirá siendo difícil, independientemente de qué partido controle la Cámara y el Senado”, advirtió Ridout.