Robots asesinos, rayos láser e inteligencia artificial, ¿qué sigue en las guerras?
Rusia presentó el láser Zadira, un mecanismo que podría acabar con drones como los Bayraktar TB2, que utiliza Ucrania en la guerra. Pero, más allá de estas armas de energía dirigida, los analistas sostienen que es hora de hablar sobre armas autónomas e inteligencia artificial. ¿Se deben regular?
María Paula Ardila
Hace un par de semanas, cuando la Yihad Islámica y el Ejército de Israel intercambiaron bombardeos, la Cúpula de Hierro, el sistema de defensa antimisiles que utiliza Israel, interceptó el 97 % de los cohetes que se dispararon desde la Franja de Gaza. “Esa es realmente la noticia: las mejorías en este mecanismo, que empezó derribando en un 82 %. ¿Saben la influencia que esto tiene para los ejércitos del mundo que utilizan Cúpula de Hierro? ¡Y eso que Israel todavía no empieza a usar el rayo láser para derribar cohetes en el aire!”, nos comentó Gabriel Ben-Tasgal, periodista y especialista en Oriente Medio.
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Hace un par de semanas, cuando la Yihad Islámica y el Ejército de Israel intercambiaron bombardeos, la Cúpula de Hierro, el sistema de defensa antimisiles que utiliza Israel, interceptó el 97 % de los cohetes que se dispararon desde la Franja de Gaza. “Esa es realmente la noticia: las mejorías en este mecanismo, que empezó derribando en un 82 %. ¿Saben la influencia que esto tiene para los ejércitos del mundo que utilizan Cúpula de Hierro? ¡Y eso que Israel todavía no empieza a usar el rayo láser para derribar cohetes en el aire!”, nos comentó Gabriel Ben-Tasgal, periodista y especialista en Oriente Medio.
Pero esas armas de energía dirigida, de las que habla Ben-Tasgal, son apenas una pequeña parte de esta revolución tecnológica en la guerra. “A través de drones, inteligencia artificial (IA) y espacio, la tecnología comercial está ejerciendo fuerza militar en mayor medida que en cualquier otro momento desde el final de la Guerra Fría”, escribió el experto Gregory C. Allen en una publicación del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. ¿Cómo estas tecnologías están cambiando las dinámicas en los conflictos?
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El ejemplo perfecto: la muerte de Qassem Soleimani, el alto mando militar iraní al que EE. UU. acusaba de la muerte de cientos de sus ciudadanos. Fue atacado con un MQ-9 Reaper, un dron conocido como Predator B que puede alcanzar una velocidad máxima de 480 km/h. Una operación que reinstaló el debate entre los grupos de derechos humanos y agencias antiterroristas. Y es que en otras misiones, EE. UU. ha sido acusado de matar civiles en medio de las operaciones militares, especialmente con aviones no tripulados.
Habría también que hablar del dron turco Bayraktar TB2, utilizado no solo por Ucrania en la guerra, sino que también fue adquirido por el gobierno de Abiy Ahmed, que los utilizó para hacer retroceder a las fuerzas del Tigré en una brutal guerra civil el año pasado. Y Azerbaiyán, que los utilizó para vencer al ejército armenio en 2020. “El TB2 encarna una nueva fase en la era de la guerra de drones, en la que la tecnología de bajo costo se vuelve cada vez más accesible para los regímenes que no pueden comprar a los productores de armas más establecidos del mundo”, se lee en una publicación del Financial Times.
Y es justo aquí donde hay una gran paradoja: la fácil y creciente disponibilidad de tecnología más sofisticada empodera a los más débiles, incluidos los grupos terroristas y otros actores armados no estatales, según explican expertos de la OTAN. “Por ejemplo, en Irak y Afganistán, los insurgentes han utilizado teléfonos móviles para activar dispositivos explosivos improvisados, los cuales han causado la mayor cantidad de bajas en las operaciones entre los soldados aliados”, dice el documento.
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Sobre este asunto, Henry Cancelado, director del área de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, sostuvo que “estamos viendo la separación del espacio de la guerra; una cosa es ver a una persona cuando está combatiendo y otra muy diferente es disparar como si fuera un videojuego. Esto genera un efecto psicológico diferente en el combatiente. De ahí que, por la cantidad de máquinas en el campo de batalla, la guerra pueda ser mucho más osada”, comentó el analista.
Pero Farid Robayo menciona la otra cara de la moneda al hablar de los drones. “Sí, estos sistemas han causado muchas bajas civiles, pero no por la tecnología en sí misma, sino por el mal uso que a veces le dan las fuerzas militares. De hecho, los drones son mucho más específicos para atinar a blancos militares y no civiles”, comentó el experto en seguridad y defensa, quien agregó que de todas maneras, con este tipo de mecanismos, es importante “modificar el marco jurídico habilitante para hacer la guerra; hay que categorizar estos elementos para operar en derecho”, agregó.
Por otro lado, según dice Cancelado, no solo estaríamos hablando de bombardeos en terreno: “Imagínate un ataque contra las principales ciudades europeas con un gusano que destruya los sistemas energéticos; acabas con la economía de la región”, agregó. De hecho, en el informe publicado por la OTAN insisten en que el carácter cambiante de la guerra está directamente relacionado con el acceso a tecnologías. “Los ataques de ransomware y malware, por ejemplo, están aumentando en una tasa del 400 % año tras año”, dice el documento.
Los rayos láser, los robots asesinos y la IA, ¿hay que regularlos?
Ese rayo láser, que mencionó Ben-Tasgal, es un arma que no necesita municiones y cuyos efectos viajan a la velocidad de la luz, un mecanismo que sin duda es tentador para los militares, como lo escribió el año pasado Jacob Parakilas, en The Diplomat. “Estados Unidos, China, India y Rusia están buscando activamente armas de energía dirigida [rayos láser]. Esto podría forzar el tipo de replanteamiento fundamental de adquisición y estructura de fuerza que los futuristas han estado advirtiendo durante décadas”, agregó el experto.
Todo esto nos llevó a pensar en los Ala-X, un tipo de caza estelar del universo ficticio de Star Wars, con cañones láser en sus alas y utilizados en ataques contra las naves imperiales. Y sí, exageramos, pero en un principio pareció que no estábamos tan equivocados. “Las armas láser, al estilo de Star Wars, capaces de derribar drones enemigos, se construirán en Reino Unido”, se lee en una publicación del diario Mirror, en la que mencionan la creación de un centro de armas láser antidrones en Escocia.
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Un asunto que también nos recordó otra noticia que circuló hace unos días: Rusia presentó el láser Zadira, un sistema que sería capaz de sustituir a los actuales Peresvet, aumentando el nivel de destrucción. Este cañón láser podría acabar con drones como los Bayraktar TB2, que utiliza Ucrania en la guerra, incluso cuando se encuentran a una distancia mayor de cinco kilómetros.
Y EE. UU. no se quedó atrás: Lockheed Martin, una compañía de la industria aeroespacial y militar, anunció la instalación de un láser con deslumbramiento óptico integrado y vigilancia, conocido como Helios, que podría disparar un rayo de 60 kilovatios, capaz de perforar blindajes.
Con todo y eso, el cine no es la mejor referencia (hasta ahora). “Hollywood lo hace ver muy interesante y dramático. Y esto es un poco diferente”, comentó a la BBC Annabel Flores, presidenta de Sistemas de Guerra Electrónica de Raytheon, uno de los contratistas de defensa más grandes de EE. UU. Entre otras, porque es posible que esos rayos destructores de drones, refiriéndose al caso del Reino Unido, sean invisibles, pero, sobre todo, porque, en este caso, no estamos hablando de un arma ofensiva todavía. Ahí el debate podría ser muy distinto y Parakilas hizo la advertencia por esa línea.
“Cuando se resuelvan las limitaciones técnicas en torno a la potencia y la orientación, lo que ciertamente puede que no suceda durante una década, los láseres podrían dar el salto de ser un arma defensiva a una ofensiva”, comentó el experto. Este sistema, según explica, podría ser adecuado para apuntar a aviones, vehículos blindados o barcos que estén a varios kilómetros, “en lugar de defenderlos a corta distancia”, agregó.
En este punto también habría que hablar de los robots asesinos: drones y armas que deciden por sí mismos, con cerebros artificiales, si atacar y matar. Las rápidas mejoras en inteligencia artificial y reconocimiento de imágenes están generando que estos armamentos sean posibles más rápidamente de lo que pensamos. Un asunto que fue tema de conversación en la Convención de la ONU sobre Ciertas Armas Convencionales del año pasado, y aunque la mayoría promueve un tratado de prohibición, no se logró llegar a un consenso.
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“En la actualidad no existe un consenso normativo ni conceptual, a nivel internacional, para la aplicación de los sistemas de armas autónomas, y la prohibición preventiva no es la respuesta al problema”, escribió en un artículo Adriana Margarita Porcelli, de la Universidad Nacional de Luján, Argentina. La experta agregó que en los casos de las armas totalmente autónomas, algunos de sus detractores sostienen que “sería muy difícil justificar la atribución de responsabilidad directa a los individuos por algún tipo de accionar de dichas máquinas contrario al derecho internacional humanitario”.
Y sí, aunque ya existe un antecedente de prohibición preventiva de las armas láser cegadoras, por ejemplo, esta no siempre sería la salida, como lo menciona la analista. “Por el principio de soberanía estatal, los tratados son vinculantes y obligatorios solo para los Estados que hayan dado el consentimiento en obligarse y, al parecer, ni Estados Unidos ni Inglaterra ni China estarían dispuestos a ceder en este ámbito”, comentó. Con todo y eso, Porcelli dice que el asunto de las armas autónomas se debe consensuar en un marco jurídico y ético, otorgando la última decisión en el uso de la fuerza letal al ser humano.
Por su parte, Cancelado opina que una salida sería restringir la producción misma. “Los acuerdos sobre las armas nucleares, especialmente desde los pactos que empezaron a hacer Ronald Reagan y Mijail Gorbachov en su momento, mal o bien han funcionado; es una regulación de la misma producción y experimentación”, dice el experto, aunque agrega que no es un asunto tan sencillo. “Si dejamos que esto [las armas autónomas] trascienda al campo de batalla desde lo civil, regularlo será difícil, a no ser que veamos una catástrofe como la de Hiroshima y Nagasaki; ahí nos vamos a aterrar de nuevo y todo se echará para atrás, pero la idea es evitarlo”, concluyó.