Rusia y Putin en medio de las sanciones de Occidente, ¿cuánto aguantarán?
Es muy pronto para determinar el efecto de las sanciones que Occidente ha interpuesto sobre Rusia. Entretanto, la economía de los rusos sufre, las aspiraciones expansionistas de Putin parecen difíciles de contener y las ciudades ucranianas continúan bajo ataque.
María José Noriega Ramírez
Las tropas rusas llevan una semana invadiendo Ucrania. El conflicto ha escalado a tal nivel, que Vladimir Putin puso en alerta máxima a sus fuerzas nucleares. Mientras las acciones militares continúan, y el ejército ruso asedia Kiev, Járkov y Zhytomyr, Occidente reacciona con sanciones económicas, como la expulsión de ciertos bancos del sistema Swift y los límites interpuestos al Banco Central de Rusia para acceder a sus reservas internacionales. Según politólogos e internacionalistas, todavía es muy pronto para determinar si estas medidas son efectivas, pues el impacto que podrían tener se vería en el mediano y largo plazo. Por el momento, la guerra que se libra en Europa del este continúa y el tono parece no desescalar. Ahora bien, un conflicto de largo aliento parece no ser una opción para el presidente ruso, pues el desgaste de sus tropas y la asfixia que, eventualmente, generará el paquete de sanciones occidentales en la población lo harían insostenible.
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Las tropas rusas llevan una semana invadiendo Ucrania. El conflicto ha escalado a tal nivel, que Vladimir Putin puso en alerta máxima a sus fuerzas nucleares. Mientras las acciones militares continúan, y el ejército ruso asedia Kiev, Járkov y Zhytomyr, Occidente reacciona con sanciones económicas, como la expulsión de ciertos bancos del sistema Swift y los límites interpuestos al Banco Central de Rusia para acceder a sus reservas internacionales. Según politólogos e internacionalistas, todavía es muy pronto para determinar si estas medidas son efectivas, pues el impacto que podrían tener se vería en el mediano y largo plazo. Por el momento, la guerra que se libra en Europa del este continúa y el tono parece no desescalar. Ahora bien, un conflicto de largo aliento parece no ser una opción para el presidente ruso, pues el desgaste de sus tropas y la asfixia que, eventualmente, generará el paquete de sanciones occidentales en la población lo harían insostenible.
“Las sanciones son unas de las más robustas que he visto en los últimos años”, dice Juan Nicolás Garzón, profesor de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la Universidad de la Sabana. Solo con las restricciones en el sistema Swift, Rusia tendrá problemas para recibir los pagos por sus exportaciones, en las que el petróleo, el gas y el tranquillón resaltan como unos de los principales bienes que vende a China, Países Bajos, Bielorrusia, Alemania e Italia, y en sus importaciones, que incluyen la compra de automóviles, aparatos de radiodifusión o televisión, aeronaves y vehículos espaciales (incluyendo satélites) a países como China, Alemania, Bielorrusia, Estados Unidos e Italia, según datos del Observatorio de la Complejidad Económica para 2019. Así las cosas, “aunque Rusia tenga capacidad de compra, verá limitados sus ingresos de exportaciones y la posibilidad de adquirir los bienes que necesita, en un contexto en el que, además, todos los países están tratando de fortalecer sus economías en medio de la pandemia”, agrega Garzón.
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Y es que vemos que, por más que se argumente que las sanciones buscan afectar a Vladimir Putin, a su canciller y a las élites rusas, la población en general también carga con el peso del aislamiento que Occidente está imponiendo sobre el país, si tenemos en cuenta las sanciones interpuestas a los bancos, como el Central de Rusia, Sberbank y VTB, que buscan impedir, eventualmente, la financiación de la guerra. Las consecuencias de ello ya se están asomando: el rublo se devaluó más del 20 % frente al dólar, marcando un mínimo histórico, y, según comenta Garzón, lo que se espera con esto es un efecto inflacionario y una escasez de productos, consecuencias que, muy probablemente, afectarán más a la población rusa en condición de vulnerabilidad. No hay que olvidar que para 2019, según el instituto Ranepa, el 22 % de los rusos vivían en pobreza, y, de acuerdo con datos del Banco Mundial, el índice de Gini, como referencia de la desigualdad, se calculó en 37,5 para 2018, experimentando un leve aumento desde 2016 (36,8).
Sin tener muchas certezas, y aclarando que es muy difícil predecir qué sucederá, Garzón afirma que las sanciones pueden provocar que un Estado ceda o que se radicalice. En el caso de Rusia, el panorama se puede volver más impredecible: al sentirse Putin más arrinconado, porque lo que buscan las sanciones es reducir el margen de maniobra del régimen, se pueden desencadenar decisiones más peligrosas. Sin embargo, no hay que perder de vista un factor importante: ¿qué piensan los rusos de la guerra y hasta cuándo pueden aguantar estar en medio de un escenario bélico?
Denis Volkov, director del centro Levada, organización rusa independiente de encuestas y de investigación sociológica, le dijo a The New York Times que antes de que Putin reconociera la independencia de Donetsk y Lugansk, y previo a la invasión a Ucrania, “la mayoría de los rusos estaban a favor del reconocimiento o la anexión de dichas zonas. Dijo que el apoyo se derivaba de la postura promovida por el Kremlin de que respaldar a los separatistas ayudaría a prevenir más matanzas”. Ahora bien, con las tropas rusas en Ucrania, y en medio de una guerra, la percepción es diferente.
Durante los cuatro primeros días de invasión rusa, 5.250 personas fueron detenidas por manifestarse en contra de las decisiones del Kremlin y solo el domingo 27 de febrero, 2.000 fueron detenidas en diferentes ciudades rusas, según datos de la ONG OVD-info. Moscú y San Petersburgo vieron cómo algunas personas sostuvieron pancartas que leían: “No a la guerra”, mientras que otras portaban la bandera ucraniana en rechazo a las acciones de su gobierno.
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“Putin no aguantará un conflicto largo, no está preparado para ello. El impacto de las sanciones económicas y el inconformismo de los rusos pueden hacer impopular la guerra”, dice Luisa María Lozano, profesora de relaciones internacionales de la Universidad de la Sabana. Y es que vale recordar que, según el informe “The Military Balance”, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres, Rusia invirtió cerca de US$62.000 millones (55.668 millones de euros) en gasto militar durante 2021.
Además, los actores económicos rusos ya se están pronunciando en contra de las decisiones del Kremlin. Alexéi Mordashov, magnate del acero y la minería, se quejó por las sanciones y dijo que no tenía nada que ver con la guerra. En una entrevista con RBK, afirmó que hay que encontrar una salida al conflicto. “Es terrible que ucranianos y rusos mueran, que la gente sufra dificultades y la economía esté colapsando. Tenemos que hacer todo lo necesario para encontrar una salida a este conflicto en un futuro próximo y parar el baño de sangre para ayudar a la gente afectada a rehacer sus vidas”. A esta declaración se sumó el banquero Oleg Tinkov, quien dijo en su cuenta de Instagram que “gente inocente muere en Ucrania en estos momentos, cada día. ¡Esto es inaceptable! ¡No tiene sentido! El gobierno debería gastar el dinero en tratar médicamente a la gente, en investigar cómo vencer al cáncer y no en la guerra. ¡Nosotros estamos contra la guerra!”.
Lozano asegura que el impacto político de las sanciones no es claro aún y agrega que, al parecer, la comunidad internacional confía en que Putin no va a usar las armas nucleares. Para ella, remitirse a las sanciones es apostar por un lenguaje para desescalar el conflicto, además de que dichas penalidades son estrategias recurrentes en el sistema internacional contemporáneo. Ahora bien, “lo más probable es que veamos próximamente una fuerte avanzada por parte de Rusia, porque las sanciones a mediano plazo van a ahogar a Putin y, en consecuencia, tendrá dificultades para mantener a sus tropas”, agrega la internacionalista.
Tenemos el contexto de Crimea, con unas sanciones que la Unión Europea interpuso a personas y empresas rusas desde 2014. Si ya existía este precedente, ¿por qué estamos viviendo esto?, le pregunto a Lozano.
La decisión de Putin de invadir el resto de Ucrania no fue sorpresiva, la pregunta era cuándo lo iba a hacer. Él tiene un discurso de unir al imperio ruso, y eso es difícil de contener, más allá del esfuerzo de la comunidad internacional por evitarlo.
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La internacionalista reconoce que estamos viviendo un punto de inflexión en el orden mundial, en donde la posición de Estados Unidos se está transformando y los vacíos que está dejando están queriendo ser ocupados por Rusia, desde sus aspiraciones expansionistas, y por otros actores relevantes, como China, con su poder económico. Ahora bien, falta ver qué rol cumplirá el país liderado por Xi Jinping, quien mostró apoyo a Putin justo antes de la invasión a Ucrania.
Pekín se abstuvo de votar, mas no vetó, una resolución presentada en la Asamblea General de la ONU para exigir a Rusia el cese de su invasión en Ucrania y la retirada de sus tropas del país. “La invasión de Rusia ha puesto a China en una posición incómoda”, afirmó Ali Wyne, analista de Eurasia Group, a la AFP. “Cuanto más prolongado y sangriento se vuelva el conflicto, más difícil será para China equilibrar su apoyo a las posiciones centrales de Rusia y su deseo de evitar incurrir en más oprobio transatlántico”, concluyó.
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