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Ya Ashraf Ghani quedará en la historia de Afganistán como el presidente que le entregó el país a los talibanes. Aunque este miércoles apareció en Emiratos Árabes justificando su huida y declarando que negociaba su regreso, lo cierto es que hoy todos los afganos le reclaman haberlos dejado tirados.
“Por ahora estoy en Emiratos para evitar el baño de sangre y el caos”, dijo Ghani en un mensaje de video en Facebook, tras abandonar Kabul el domingo. “Estoy en negociaciones para volver a Afganistán”, aseguró.
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Pero para Estados Unidos ya no es un actor clave. Washington reiteró poco después que “Ghani ya no es una persona importante en Afganistán”, pero rechazó comentar la decisión del país del Golfo de otorgarle asilo. Y aunque las fuerzas militares tampoco les hicieron mucha resistencia a los talibanes, por muchas razones como la corrupción, la falta de pago y el miedo, hay un afgano que sigue resistiendo al movimiento extremista.
Los talibanes se han hecho con el control de casi todo Afganistán, pero en el valle del Panshir, al noreste de Kabul, un hombre, el vicepresidente del gobierno que acaba de caer, Amrullah Saleh, promete seguir resistiendo y ya se ha declarado presidente legítimo del país.
Enemigo de los islamistas radicales que ahora están al mando, Saleh se retiró a la última región que aún no está en sus manos: el valle de Panshir.
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“De acuerdo con la Constitución afgana, en caso de ausencia, de fuga, de dimisión o de muerte del presidente, el primer vicepresidente se convierte en presidente provisional. Estoy actualmente en mi país y soy el legítimo presidente provisional. Pido a todos los líderes su apoyo y consenso”, explicó en inglés en su cuenta Twitter.
Clarity: As per d constitution of Afg, in absence, escape, resignation or death of the President the FVP becomes the caretaker President. I am currently inside my country & am the legitimate care taker President. Am reaching out to all leaders to secure their support & consensus.
— Amrullah Saleh (@AmrullahSaleh2) August 17, 2021
“No decepcionaré a los millones de personas que me han escuchado. Nunca estaré bajo el mismo techo que los talibanes. NUNCA”, había escrito el domingo en su cuenta de Twitter antes de pasar a la clandestinidad.
En las redes sociales ya circulan imágenes del exvicepresidente con Ahmad Masud, hijo del comandante Ahmed Shah Masud, asesinado en 2001 por Al Qaida, juntos en el valle de Panshir.
Masud anunció el lunes en una columna publicada por una revista francesa que se opondría a los talibanes y haría suya la lucha por la libertad que libró su padre, héroe de la resistencia antisoviética.
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Los dos hombres parecen estar colocando la primera piedra de una rebelión contra el nuevo régimen ya que hombres armados comenzaron a reagruparse en el valle de Panshir, una zona de difícil acceso y que nunca cayó en manos de los talibanes: ni durante la guerra civil de los noventa, ni durante la ocupación soviética, una década antes.
Resistiremos
“No permitiremos que los talibanes entren en Panshir y resistiremos con todas nuestras fuerzas”, dijo a la AFP un residente que prefirió permanecer en el anonimato.
Para Saleh, oriundo de Panshir, sería la última de una larga lista de batallas. Este afgano luchó junto al comandante Masud en la década de 1990. Luego formó parte de su gobierno antes de que fuera derrocado por los talibanes en 1996, cuando entraron en Kabul. En alguna ocasión, ha contado que los talibanes torturaron a su hermana para intentar sacarlo de su escondite.
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“Mi opinión de los talibanes jamás ha cambiado”, dijo el año pasado en un editorial publicado por la revista Time.
Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, se convirtió en una importante fuente de información para la CIA.
Esto lo llevó, tras la caída de los talibanes, a dirigir, entre 2004 y 2010, la Dirección de la Seguridad Nacional (NDS), la agencia de inteligencia afgana.
En este cargo, creó una vasta red de espías e infiltrados entre los talibanes, en Afganistán y también en Pakistán, donde se encuentran en gran parte sus líderes. Así, reunió pruebas, según él, de que los insurgentes continuaban beneficiándose del apoyo del ejército paquistaní, información desmentida por las fuerzas armadas del país vecino.
Sin embargo, su ascenso a la vicepresidencia estuvo marcado por varios contratiempos. En 2010 fue despedido de su cargo como jefe de la NDS después de un humillante ataque contra una conferencia de paz en Kabul.
Luego se alejó de la política durante unos años, pero siguió atacando a los talibanes y a Pakistán desde las redes sociales.
En 2018 se convirtió en ministro del Interior durante unos meses, después de aliarse con el presidente Ashraf Ghani, quien el domingo huyó de Afganistán a un país extranjero. Tras ello, ascendió a la vicepresidencia en 2019.
Saleh escapó de varios ataques talibanes, el más reciente en septiembre de 2020 cuando un coche bomba explotó al paso de su convoy y mató al menos a 10 personas.
Horas después, reapareció en un video, con su mano izquierda cubierta de vendajes y prometiendo devolver cada golpe. “Continuaremos nuestra lucha”, afirmó.
Con información de AFP