¿Se puede frenar a los talibanes en Afganistán?
Este país vive en los últimos días un avance frenético de los talibanes durante los últimos días. El grupo, que ya tuvo el poder del país en la década de los 90, ha dejado a su paso miles de muertos y desplazamientos forzados, lo que demuestra que la guerra en su contra ha sido un fracaso.
La última arremetida de los talibanes en Afganistán, en la que ya acumulan siete de las 34 capitales provinciales del país, solo demuestra que la guerra que se ha librado en su contra desde principios de siglo ha sido un fracaso. El hecho coincide con la salida del territorio de las tropas de Estados Unidos presentes desde 2001, cuando fueron derribadas las Torres Gemelas, y con el fracaso de las últimas negociaciones para lograr un acuerdo de paz. Ahora, al costo político al que se enfrenta el gobierno local se suma la crítica situación de miles de personas que están huyendo de sus hogares para encontrar refugio a la espiral de violencia. ¿Se puede detener a los talibanes?
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La última arremetida de los talibanes en Afganistán, en la que ya acumulan siete de las 34 capitales provinciales del país, solo demuestra que la guerra que se ha librado en su contra desde principios de siglo ha sido un fracaso. El hecho coincide con la salida del territorio de las tropas de Estados Unidos presentes desde 2001, cuando fueron derribadas las Torres Gemelas, y con el fracaso de las últimas negociaciones para lograr un acuerdo de paz. Ahora, al costo político al que se enfrenta el gobierno local se suma la crítica situación de miles de personas que están huyendo de sus hogares para encontrar refugio a la espiral de violencia. ¿Se puede detener a los talibanes?
Con las negociaciones de paz que empezaron en Doha (Catar) en 2018 en un punto muerto, el ritmo con el que avanzan los talibanes es tan frenético, que las autoridades se han visto incapaces de repeler sus acciones. Tras apoderarse de la estratégica ciudad de Kunduz, ya comienzan a acercarse a Mazar-i-Sharif, una ciudad que además de ser un importante centro comercial, es el pilar sobre el que siempre se ha apoyado el gobierno para controlar la zona habitualmente contraria a los talibanes. De hecho, fue ahí donde el grupo insurgente encontró la resistencia más encarnizada durante su acceso al poder en los años 1990, e incluso durante su régimen (1996-2001) en el que impusieron una versión ultraortodoxa de la ley islámica.
¿Cuál es el motivo de su fuerza actual? En entrevista con Al Jazeera, Ahmad Shuja Jamal, funcionario del Consejo Nacional de Seguridad afgano, señaló: “Este año, de repente, han podido llevar su campaña a casi todas las provincias. Las Fuerzas Nacionales de Defensa y Seguridad Afganas están soportando este tipo de escalada, porque si tienes 14 hombres, los envías a 14 provincias con 14 armas. No puedes hacer lo mismo con 34 provincias. La verdad es que los talibanes han recibido hombres, armas y explosivos desde el otro lado de nuestra frontera, donde está Pakistán. Por eso son capaces de oponer una resistencia tan dura en todo el país”.
Una pregunta clave es si Estados Unidos, que recientemente emprendió ataques aéreos para respaldar a sus aliados afganos, seguirá enviando aviones de combate contra los talibanes. La administración Biden indicó anteriormente que cualquier poder aéreo se limitaría a operaciones antiterroristas, aunque seguirá proporcionando equipos y capacitación al gobierno afgano.
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De hecho, Ahmad Shuja Jamal agregó que es importante reconocer que necesitan la protección aérea “porque estamos luchando en una guerra asimétrica y lo que quiero decir con esto es que los talibanes en el combate calle a calle. Están colocando artefactos explosivos improvisados. Se trata efectivamente de minas antipersona en las calles, en las casas de la gente, lo que hace que sea increíblemente difícil y que lleve mucho tiempo detectar y desactivar estas bombas mientras se expulsa a los talibanes”.
En este momento parece poco probable que en algún momento los talibanes hayan estado debilitados. En conversaciones con El Espectador, Thomas H. Johnson, profesor de la Naval Potsgraduate School en Monterey, California, explicó que “nunca se han debilitado por la presión internacional. Sin embargo, desean desesperadamente el reconocimiento internacional. El poder real de los talibanes es bastante obvio. Se calcula que cuentan con unos 85.000 combatientes en Afganistán y el Ejército Nacional Afgano está desbordado por las deserciones y capturas de su debilidad”.
A pesar de que en lo últimos días Estados Unidos activó su diplomacia, con reuniones de su emisario Zalmay Khalilzad con representantes internacionales de China, Reino Unido, Pakistán, Uzbekistán, Naciones Unidas y la Unión Europea también, dejó claro que la salida de sus fuerzas es una medida tomada. "Los líderes afganos tienen que unirse. Tienen que luchar por sí mismos. Hemos gastado más de 1.000 millones de dólares en veinte años, entrenado y equipando (...) a más de 300.000 soldados afganos”, afirmó este martes Joe Biden, y agregó que su gobierno seguirá apoyando al gobierno afgano en términos logísticos y financieros.
Sin embargo, lLo que viene para el país puede que sea irreversible. “Un Afganistán que no respeta los derechos de su pueblo, un Afganistán que comete atrocidades contra su propio pueblo, se convertiría en un Estado paria”, afirmó Anthony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos.
De hecho, el profesor Johnson le dijo a este diario: “Creo que es solo cuestión de tiempo que los talibanes controlen todo el país o que estalle una gran guerra civil que implique graves conflictos etnolingüísticos. La comunidad internacional lo ha intentado con todas sus fuerzas y ha fracasado estrepitosamente. Occidente tiene que aceptarlo. Poco pueden hacer ahora. Cuando Estados Unidos retira a la mayor parte del personal de su embajada y exige que todos los estadounidenses abandonen el país. Esto es una “señal” evidente de que las cosas están al borde del desastre”.
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Los talibanes, un viejo conocido en el poder
El grupo, cuyo nombre significa estudiantes, apareció por primera vez a principios de los 90 en el norte de Afganistán, cuando el ejército ruso salió del territorio. El objetivo con el que surgieron era restablecer la paz y la armonía instaurando su propia versión austera y dura de la sharia, o ley islámica, cuando tuvieran el poder. Según algunas teorías, los talibanes surgieron en seminarios religiosos patrocinadores en su mayoría por Arabia Saudita.
Su influencia en el país aumentó rápidamente, y como relata la BBC, “en septiembre de 1995 capturaron la provincia de Herat, fronteriza con Irán, y exactamente un año después tomaron la capital afgana, Kabul, derrocando el régimen del presidente Burhanuddin Rabbani, uno de los padres fundadores de los muyahidines afganos que resistieron la ocupación soviética. En 1998, los talibanes controlaban casi el 90 % de Afganistán”.
Desde 1996 hasta 2001 el grupo tuvo el control casi total del país, imponiendo una forma de gobierno rígida y de mano dura. A las mujeres, por ejemplo, se les prohibía salir de sus hogares sin un acompañante masculino y tampoco podían trabajar, ni las niñas ir a la escuela. Aquellas acusadas de delitos como el adulterio eran azotadas y lapidadas hasta la muerte. Incluso, reporteros locales afirman que si bien los talibanes aseguran haber eliminado estas medidas de sus principios, lo hacen como fachada ante la comunidad internacional, pero en realidad siguen vigentes.
"Mi hija tenía 10 años cuando los talibanes le prohibieron ir a la escuela", contó Shigufa, oriunda de Chora, un distrito gobernado por los talibanes en la provincia sureña de Uruzgan, al medio Gandhara. "Queríamos que nuestra hija estudiara y se convirtiera en doctora o ingeniera. Pero a mis hijas no se les permitió ir a la escuela", añade esta madre de 13 hijos.
Estas reglas llegaron después de un primer éxito en la población afgana que los adoptó por su capacidad para erradicar la corrupción, construir vías y controlar el caos social que se vivía en esos momentos. A cambio, las personas tuvieron que aceptar sus posturas religiosas, que incluyeron la prohibición de la televisión y condenas como la destrucción en 2001 de las estatuas de Buda de Bamiyán, en el centro de Afganistán, a pesar de la indignación internacional.
En ese mismo año fueron sacados del poder por fuerzas armadas lideradas por Estados Unidos, luego de los atentados del 11 de septiembre que culminaron con el derribo de las Torres Gemelas en Nueva York. En ese momento fueron señalados como los protectores de los integrantes de Al-Qaeda, entre ellos su líder, Osama Bin Laden. A pesar de haberlos sacado del poder, se mantuvieron en el territorio aumentando poco a poco su influencia. Ahora, casi 20 años después, lo único que queda es destrucción, miles de muertos y una guerra fallida.
El profesor Johnson aseguró: “Desde Kabul, Estados Unidos y la OTAN esta guerra fue/es un desastre. Nuestra estrategia y nuestras tácticas eran extremadamente débiles teniendo en cuenta el contexto y sabíamos muy poco de lo que querían los afganos, especialmente los rurales. Nunca entendimos las complejidades de este complicado país y fuimos demasiado perezosos para descubrirlas”.