Sin reforma judicial, el salvavidas político de Netanyahu sería alargar la guerra
Con su reforma judicial prácticamente caída y una baja legitimidad política, prolongar el conflicto en Oriente Medio es la posibilidad más cercana para el primer ministro de continuar en el poder.
Hugo Santiago Caro
Como recordatorio, la decisión de la Corte Suprema de Justicia de Israel de anular el artículo crucial de la reforma judicial promovida por el primer ministro, Benjamin Netanyahu, mostró que, a pesar de que la cruzada contra Hamás y las milicias propalestinas es vital, hay vida más allá de la guerra, y el panorama sigue siendo aún más desalentador que antes del primer ataque de Hamás el 7 de octubre pasado.
Gracias por ser nuestro usuario. Apreciado lector, te invitamos a suscribirte a uno de nuestros planes para continuar disfrutando de este contenido exclusivo.El Espectador, el valor de la información.
Como recordatorio, la decisión de la Corte Suprema de Justicia de Israel de anular el artículo crucial de la reforma judicial promovida por el primer ministro, Benjamin Netanyahu, mostró que, a pesar de que la cruzada contra Hamás y las milicias propalestinas es vital, hay vida más allá de la guerra, y el panorama sigue siendo aún más desalentador que antes del primer ataque de Hamás el 7 de octubre pasado.
📝 Sugerimos: Un apoyo fragmentado: latinos, afroamericanos y jóvenes dudan de Biden
Desde principios del 2023 y hasta la aprobación de Netanyahu en julio, miles de israelíes salieron a las calles de las principales ciudades del país para oponerse a esta reforma judicial, la cual otorgaba más facultades al gobierno al tiempo que restaba a las otras ramas del poder. Un ejemplo de esto es el artículo que derogó el Supremo el último lunes, el cual le impedía a la Corte frenar decisiones gubernamentales que consideraran sin sentido o destituir funcionarios, por ejemplo, aquellos involucrados o investigados por casos de corrupción, mientras el primer ministro enfrenta acusaciones por ese delito.
“La reforma iba a encaminar a que los jueces no tuvieran la oportunidad de remover a los líderes políticos que tengan un proceso de corrupción, y Netanyahu tiene tres juicios en su contra por corrupción. Ahora los jueces podrían interferir con la legitimidad del gobierno. Eso era precisamente lo que la reforma quería evitar: que los jueces pudieran tener influencia sobre la política”, analiza Lorenzo Maggiorelli, analista y profesor de la Pontificia Universidad Javeriana. Justamente, el juicio por uno de estos casos fue reanudado por la Justicia israelí hace un mes, el 4 de diciembre. Allí, el primer ministro enfrenta cargos por corrupción, fraude y abuso de confianza.
Sin embargo, al menos hasta la decisión del Tribunal, esto había quedado relegado a un segundo plano con el estallido de la guerra contra Hamás, que se inició con un ataque desde Gaza que dejó un saldo de al menos 1.200 personas asesinadas y varios rehenes en manos del grupo que controla el enclave. Algunos ya fueron liberados, otros siguen en cautiverio. En este punto, apareció una especie de salvavidas para Netanyahu, un enemigo común que unió incluso a sectores de la sociedad e instituciones israelíes en pro de que deje el poder. El primer paso en este sentido fue la aparición del gabinete de guerra, que integró a varios políticos y opositores al primer ministro, como Benjamin Gantz, exmilitar y ex primer ministro israelí.
Por seguridad y por un sentimiento patrio, gran parte de los israelíes estaban a favor de defender su soberanía en lo que el primer ministro anunciaba que iba a ser “una guerra larga y difícil”. Sin embargo, el fantasma de una débil estabilidad política seguía presente, incluso con la presencia de Gantz en el gobierno.
📌Le puede interesar: Irán aceleró la producción de uranio enriquecido: Países condenan la acción
La semana anterior, el Instituto de Democracia de Israel develó una encuesta que muestra que solo un 15 % de los israelíes estaría de acuerdo con que Netanyahu fuera primer ministro después de un cese al fuego definitivo, frente a un 23 % que apoyaría la idea de tener a Gantz de nuevo al frente del gobierno. Sin embargo, quien ocupe el cargo de primer ministro de Israel es escogido por la Knéset, el parlamento. La encuesta también muestra que de los 32 escaños de la coalición que eligió a Netanyahu, si las elecciones (de 2026) se hicieran de forma anticipada, solo ganaría 17 escaños. Perdería la mitad.
Netanyahu ya había avisado que no acataría el fallo del Supremo si no le beneficiaba, por lo que puede estar a punto de lidiar no solo con una batalla militar en Oriente Medio, sino también con una entre poderes en el interior del país. “Él ha seguido con esta línea desde el comienzo (defender la reforma). Habrá que ver qué dicen los aliados políticos; igual necesita la mayoría en la Knéset para llevar adelante esta propuesta y ya apenas la tenía, entonces no sé si lo seguirán respaldando. Seguramente él querrá seguir con esta línea porque es la que le conviene a él. Pero yo creo que los aliados no seguirán con la misma línea después de lo que pasó”, afirma Maggiorelli. Entre estos aliados están los partidos ultraconservadores Otsmá Yehudit y el Partido Sionista Religioso.
Mientras tanto, la opción de supervivencia de Netanyahu en el poder sería alargar la guerra, cumplir con su propia premisa de que será larga y difícil. En este sentido cobra relevancia el reciente ataque en Beirut en el que murió el dirigente número dos de Hamás, Saleh Al Arouri. Gantz, en su función de ministro de guerra, ya había anticipado que es posible que Israel vuelva a invadir Líbano, donde opera gran parte del brazo militar de Hezbolá, aliado de Hamás en esta guerra.
📰 También recomendamos: Israel bombardea el sur de Beirut y mata al número dos de Hamás
En este sentido, Simon Tisdall afirma en The Guardian que “un Netanyahu desesperado, acorralado, desacreditado e impopular puede acoger con agrado la perspectiva de que Israel quede atrapado en un estado de guerra casi permanente contra todos los que vienen. Un conflicto total, descrito como de naturaleza existencial, ayudaría a silenciar a sus críticos, endurecer la voluntad y la cohesión de su gobierno de coalición y desviar los llamados a su renuncia y elecciones anticipadas”.
Es por todo esto que, para Maggiorelli, el gobierno de Netanyahu durará lo que dure la guerra en Gaza, al tiempo que estima que el conflicto no durará más de un año. Sin embargo, advierte: “Siempre ha sido hábil para hacer acuerdos con sus opositores para mantenerse en el poder. Entonces, aunque todo el mundo está diciendo que llegó a su fin, no me sorprendería que lograra de alguna manera seguir allá. Muchas veces lo han dado por muerto y siempre ha sabido sobrevivir”.
👀🌎📄 ¿Ya se enteró de las últimas noticias en el mundo? Invitamos a verlas en El Espectador.