Socorristas avanzan en las labores de búsqueda y rescate en Afganistán
Los socorristas siguen brindando auxilio a las víctimas del terremoto que dejó al menos 1.000 muertos en el sureste de Afganistán. Las labores continúan en condiciones adversas por la falta de recursos, el terreno montañoso y las fuertes lluvias.
El sismo de magnitud 5,9 ocurrió en la madrugada del miércoles en una región rural pobre y de difícil acceso, fronteriza con Pakistán. Se trata del sismo más mortífero en Afganistán en más de dos décadas.
Afganistán sufre con frecuencia sismos, sobre todo en la cordillera del Hindu Kush, situada en la unión de las placas tectónicas euroasiática e india. Las autoridades temen que el número de víctimas aumente aún más porque muchas personas siguen atrapadas bajo los escombros de sus casas derrumbadas. También explicó que el acceso es difícil ya que la zona se vio afectada por inundaciones provocadas por fuertes lluvias, que también ocasionaron desprendimientos de tierra que ralentizan las labores de rescate y dañaron las líneas telefónicas y eléctricas.
La ONU, que dijo que al menos 2.000 casas habían sido destruidas, cada una con una media de siete u ocho habitantes, también señaló la falta de equipos para retirar escombros. El gobierno talibán, no reconocido internacionalmente, pidió ayuda a la comunidad internacional y a las organizaciones humanitarias. Sin embargo, la ayuda es difícil de movilizar y las oenegés y las agencias de la ONU están menos presentes que antes en el país desde que los talibanes volvieron al poder. No obstante, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, aseguró que la ONU estaba “plenamente movilizada” para ayudar a Afganistán, con el próximo despliegue de primeros auxilios y el envío de medicamentos y alimentos.
Los talibanes anunciaron que habían recibido dos aviones cargados de ayuda de Irán y de Catar. También han llegado a Paktika ocho camiones cargados de alimentos y suministros de ayuda procedentes del vecino Pakistán.
El sismo de magnitud 5,9 ocurrió en la madrugada del miércoles en una región rural pobre y de difícil acceso, fronteriza con Pakistán. Se trata del sismo más mortífero en Afganistán en más de dos décadas.
Afganistán sufre con frecuencia sismos, sobre todo en la cordillera del Hindu Kush, situada en la unión de las placas tectónicas euroasiática e india. Las autoridades temen que el número de víctimas aumente aún más porque muchas personas siguen atrapadas bajo los escombros de sus casas derrumbadas. También explicó que el acceso es difícil ya que la zona se vio afectada por inundaciones provocadas por fuertes lluvias, que también ocasionaron desprendimientos de tierra que ralentizan las labores de rescate y dañaron las líneas telefónicas y eléctricas.
La ONU, que dijo que al menos 2.000 casas habían sido destruidas, cada una con una media de siete u ocho habitantes, también señaló la falta de equipos para retirar escombros. El gobierno talibán, no reconocido internacionalmente, pidió ayuda a la comunidad internacional y a las organizaciones humanitarias. Sin embargo, la ayuda es difícil de movilizar y las oenegés y las agencias de la ONU están menos presentes que antes en el país desde que los talibanes volvieron al poder. No obstante, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, aseguró que la ONU estaba “plenamente movilizada” para ayudar a Afganistán, con el próximo despliegue de primeros auxilios y el envío de medicamentos y alimentos.
Los talibanes anunciaron que habían recibido dos aviones cargados de ayuda de Irán y de Catar. También han llegado a Paktika ocho camiones cargados de alimentos y suministros de ayuda procedentes del vecino Pakistán.