Sudán: se cumple un mes de una guerra sin final aparente
Tras 30 días de estrategias militares Sudán no ha logrado encontrar el camino de la paz. La comunidad internacional y la diplomacia han fracasado en el intento de ponerle un fin al conflicto que, más allá de dejar casi 1.000 muertos, causa desestabilidad para la región.
Sudán volvió a ser escenario este lunes de bombardeos y explosiones. Un mes después de guerra por el poder, los dos generales que se confrontan han puesto en riesgo la estabilidad de África y amenazan con degenerar aún más el conflicto.
Los enfrentamientos que estallaron el 15 de abril entre el jefe del ejército regular, el general Abdel Fattah al Burhan, y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) del general Mohamed Hamdan Daglo han dejado cerca de mil muertos y alrededor de un millón de desplazados.
El general Daglo divulgó el domingo por la noche una grabación de audio en la que promete que su oponente será “juzgado pronto y ahorcado en público”.
Poco antes, el general Burhan había ordenado que se congelen todas las cuentas bancarias de las FAR, conocidas por su poder financiero.
Los combates tienen principalmente lugar en Jartum, la capital de cinco millones de habitantes, y en la región de Darfur, en el occidente del país.
📌Le puede interesar: Sudán y la comunidad internacional ante una guerra civil en ciernes
Los habitantes sobreviven atrincherados en sus casas por miedo a las balas perdidas, sin agua y electricidad en muchos casos y con escasas reservas de comida.
El sindicato de médicos de Sudán cifró el lunes en 280 el número de muertos y en más de 160 el de heridos en los enfrentamientos del 12° y 13° de mayo en El-Geneina, en Darfur.
En un suburbio al este de Jartum, testigos informaron de ataques aéreos y explosiones.
Distribución de alimentos
Paralelamente, en Yedá, Arabia Saudita, emisarios de ambos bandos acordaron la creación de “pasos seguros” para evacuar a los civiles y facilitar la entrada de ayuda humanitaria, pero dejaron la cuestión del cese de las hostilidades para posteriores “discusiones más amplias”.
“Nada ha cambiado desde el comienzo del conflicto, salvo que la gente está cada día más tensa”, dijo un habitante del sur de Jartum.
“La violencia en ambos bandos aumenta día a día”, afirmó un residente del norte de la capital.
Los edificios diplomáticos también han sido blanco de ataques. Jordania condenó el lunes el ataque contra su embajada en Jartum.
Tras la muerte de 18 trabajadores humanitarios y múltiples saqueos se interrumpió gran parte de la ayuda humanitaria internacional, de la que incluso en tiempo normal dependen gran parte de los 45 millones de sudaneses.
No obstante, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunció el lunes una distribución de víveres en el estado de Al Yazira, al sureste de la capital, para los desplazados por los combates.
Con los bancos cerrados desde hace un mes, el dinero en efectivo comienza a faltar. Sin contar que los precios se han disparado: los de los alimentos se han cuadruplicado y los de la gasolina se han multiplicado por 20.
📝 Sugerimos: Sudán: una guerra en la que no hay respeto por nada
En Darfur, “tenemos información de francotiradores que disparan a cualquiera que salga de su casa”, dijo Mohamed Osman, de Human Rights Watch (HRW).
Atrapadas, “las personas heridas en los combates de hace quince días están muriendo en sus casas”, añadió.
La zona aún sufre las consecuencias de una guerra que estalló en 2003, cuando el entonces dictador Omar al Bashir fundó las milicias Janjaweed, conformadas por tribus árabes, contra las minorías étnicas rebeldes.
Médicos Sin Fronteras (MSF) afirmó que en los campos de desplazados de Darfur “se ha pasado de tres comidas diarias a una sola”.
Temor a contagio regional
Miles de refugiados entran cada día en Egipto, Chad, Etiopía y Sudán del Sur. En Egipto, que atraviesa la peor crisis económica de su historia, la preocupación crece. Otros países vecinos temen un contagio regional.
En Jartum, el aeropuerto no funciona, los centros comerciales fueron saqueados y las oficinas gubernamentales están cerradas “hasta nuevo aviso”.
Lo que queda de la administración se exilió en Puerto Sudán, a 850 kilómetros al este de la capital, donde un pequeño equipo de la ONU intenta negociar la entrega de ayuda humanitaria.
Según los expertos, la guerra se anuncia larga, dado que las dos partes enfrentadas parecen tener las mismas capacidades de combate y poca voluntad de negociar antes de haberse impuesto sobre el terreno.
Antes de entrar en conflicto abierto, los generales Al Burhan y Daglo llevaron a cabo juntos un golpe de Estado para expulsar a los civiles del poder en octubre de 2021.
Dos años antes, bajo la presión de una gran movilización popular, el ejército había derrocado a Omar al Bashir, en el poder desde hacía tres décadas.
El desplazamiento, una bala perdida de la guerra
El Programa Mundial de Alimentos de la ONU aseguró que este conflicto puede llevar la inseguridad alimentaria aguda en el país a niveles récord, con más de 19 millones de personas afectadas, dos quintas partes de la población.
“Los mayores picos de inseguridad alimentaria se esperan en los estados de Darfur Occidental, Kordofán Occidental, Nilo Azul, Mar Rojo y Darfur del Norte. Mientras tanto, el coste de los alimentos se está disparando en todo el país y se espera que el precio de los básicos aumente un 25 por ciento en los próximos tres a seis meses”, añadió el PMA la nota.
Además, la inseguridad y la violencia obligaron al PMA a detener temporalmente sus operaciones en Sudán, pero se retomaron la semana pasada y han podido llegar a más de 35.000 personas con alimentos vitales.
Las operaciones se centran en ayudar a un total de 384.000 personas, incluidas familias que han huido recientemente del conflicto, refugiados preexistentes y desplazados internos y las comunidades vulnerables que los acogen en los estados de Gedaref, Gezira, Kassala y Nilo Blanco.
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En los próximos meses, el PMA ampliará su asistencia de emergencia para apoyar a 4,9 millones de personas vulnerables en áreas donde la situación de seguridad lo permita, además de prevenir y tratar la desnutrición aguda moderada de 600.000 niños menores de cinco años y mujeres embarazadas y lactantes.
Más de 40.000 personas ya cruzaron a Sudán del Sur, donde el organismo proporciona comidas calientes todos los días en los centros de tránsito, así como evaluaciones nutricionales para niños y mujeres embarazadas o lactantes.
En Egipto, que está experimentando la mayor afluencia de refugiados, el PMA trabaja con el Gobierno y la Media Luna Roja Egipcia (ERC) para proporcionar asistencia alimentaria a quienes huyen de la crisis en Sudán. Se han entregado más de 20 toneladas métricas de alimentos enriquecidos en los dos puntos de entrada y actualmente el ERC los está distribuyendo.
Mientras que en la República Centroafricana, casi 9.700 personas cruzaron la frontera desde Sudán y llegaron a Amdafock en la prefectura de Vakaga. El PMA está respondiendo y planea ayudar a casi 25,000 recién llegados que se esperan en los próximos días.
“El PMA sigue comprometido con el pueblo de Sudán y pide a todas las partes del conflicto que tomen medidas inmediatas para detener los combates y facilitar el acceso humanitario para que podamos ampliar nuestras operaciones en un país con algunas de las tasas más altas de inseguridad alimentaria en el mundo”, agregó el organismo de Naciones Unidas.
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Sudán volvió a ser escenario este lunes de bombardeos y explosiones. Un mes después de guerra por el poder, los dos generales que se confrontan han puesto en riesgo la estabilidad de África y amenazan con degenerar aún más el conflicto.
Los enfrentamientos que estallaron el 15 de abril entre el jefe del ejército regular, el general Abdel Fattah al Burhan, y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) del general Mohamed Hamdan Daglo han dejado cerca de mil muertos y alrededor de un millón de desplazados.
El general Daglo divulgó el domingo por la noche una grabación de audio en la que promete que su oponente será “juzgado pronto y ahorcado en público”.
Poco antes, el general Burhan había ordenado que se congelen todas las cuentas bancarias de las FAR, conocidas por su poder financiero.
Los combates tienen principalmente lugar en Jartum, la capital de cinco millones de habitantes, y en la región de Darfur, en el occidente del país.
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Los habitantes sobreviven atrincherados en sus casas por miedo a las balas perdidas, sin agua y electricidad en muchos casos y con escasas reservas de comida.
El sindicato de médicos de Sudán cifró el lunes en 280 el número de muertos y en más de 160 el de heridos en los enfrentamientos del 12° y 13° de mayo en El-Geneina, en Darfur.
En un suburbio al este de Jartum, testigos informaron de ataques aéreos y explosiones.
Distribución de alimentos
Paralelamente, en Yedá, Arabia Saudita, emisarios de ambos bandos acordaron la creación de “pasos seguros” para evacuar a los civiles y facilitar la entrada de ayuda humanitaria, pero dejaron la cuestión del cese de las hostilidades para posteriores “discusiones más amplias”.
“Nada ha cambiado desde el comienzo del conflicto, salvo que la gente está cada día más tensa”, dijo un habitante del sur de Jartum.
“La violencia en ambos bandos aumenta día a día”, afirmó un residente del norte de la capital.
Los edificios diplomáticos también han sido blanco de ataques. Jordania condenó el lunes el ataque contra su embajada en Jartum.
Tras la muerte de 18 trabajadores humanitarios y múltiples saqueos se interrumpió gran parte de la ayuda humanitaria internacional, de la que incluso en tiempo normal dependen gran parte de los 45 millones de sudaneses.
No obstante, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunció el lunes una distribución de víveres en el estado de Al Yazira, al sureste de la capital, para los desplazados por los combates.
Con los bancos cerrados desde hace un mes, el dinero en efectivo comienza a faltar. Sin contar que los precios se han disparado: los de los alimentos se han cuadruplicado y los de la gasolina se han multiplicado por 20.
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La zona aún sufre las consecuencias de una guerra que estalló en 2003, cuando el entonces dictador Omar al Bashir fundó las milicias Janjaweed, conformadas por tribus árabes, contra las minorías étnicas rebeldes.
Médicos Sin Fronteras (MSF) afirmó que en los campos de desplazados de Darfur “se ha pasado de tres comidas diarias a una sola”.
Temor a contagio regional
Miles de refugiados entran cada día en Egipto, Chad, Etiopía y Sudán del Sur. En Egipto, que atraviesa la peor crisis económica de su historia, la preocupación crece. Otros países vecinos temen un contagio regional.
En Jartum, el aeropuerto no funciona, los centros comerciales fueron saqueados y las oficinas gubernamentales están cerradas “hasta nuevo aviso”.
Lo que queda de la administración se exilió en Puerto Sudán, a 850 kilómetros al este de la capital, donde un pequeño equipo de la ONU intenta negociar la entrega de ayuda humanitaria.
Según los expertos, la guerra se anuncia larga, dado que las dos partes enfrentadas parecen tener las mismas capacidades de combate y poca voluntad de negociar antes de haberse impuesto sobre el terreno.
Antes de entrar en conflicto abierto, los generales Al Burhan y Daglo llevaron a cabo juntos un golpe de Estado para expulsar a los civiles del poder en octubre de 2021.
Dos años antes, bajo la presión de una gran movilización popular, el ejército había derrocado a Omar al Bashir, en el poder desde hacía tres décadas.
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El Programa Mundial de Alimentos de la ONU aseguró que este conflicto puede llevar la inseguridad alimentaria aguda en el país a niveles récord, con más de 19 millones de personas afectadas, dos quintas partes de la población.
“Los mayores picos de inseguridad alimentaria se esperan en los estados de Darfur Occidental, Kordofán Occidental, Nilo Azul, Mar Rojo y Darfur del Norte. Mientras tanto, el coste de los alimentos se está disparando en todo el país y se espera que el precio de los básicos aumente un 25 por ciento en los próximos tres a seis meses”, añadió el PMA la nota.
Además, la inseguridad y la violencia obligaron al PMA a detener temporalmente sus operaciones en Sudán, pero se retomaron la semana pasada y han podido llegar a más de 35.000 personas con alimentos vitales.
Las operaciones se centran en ayudar a un total de 384.000 personas, incluidas familias que han huido recientemente del conflicto, refugiados preexistentes y desplazados internos y las comunidades vulnerables que los acogen en los estados de Gedaref, Gezira, Kassala y Nilo Blanco.
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En los próximos meses, el PMA ampliará su asistencia de emergencia para apoyar a 4,9 millones de personas vulnerables en áreas donde la situación de seguridad lo permita, además de prevenir y tratar la desnutrición aguda moderada de 600.000 niños menores de cinco años y mujeres embarazadas y lactantes.
Más de 40.000 personas ya cruzaron a Sudán del Sur, donde el organismo proporciona comidas calientes todos los días en los centros de tránsito, así como evaluaciones nutricionales para niños y mujeres embarazadas o lactantes.
En Egipto, que está experimentando la mayor afluencia de refugiados, el PMA trabaja con el Gobierno y la Media Luna Roja Egipcia (ERC) para proporcionar asistencia alimentaria a quienes huyen de la crisis en Sudán. Se han entregado más de 20 toneladas métricas de alimentos enriquecidos en los dos puntos de entrada y actualmente el ERC los está distribuyendo.
Mientras que en la República Centroafricana, casi 9.700 personas cruzaron la frontera desde Sudán y llegaron a Amdafock en la prefectura de Vakaga. El PMA está respondiendo y planea ayudar a casi 25,000 recién llegados que se esperan en los próximos días.
“El PMA sigue comprometido con el pueblo de Sudán y pide a todas las partes del conflicto que tomen medidas inmediatas para detener los combates y facilitar el acceso humanitario para que podamos ampliar nuestras operaciones en un país con algunas de las tasas más altas de inseguridad alimentaria en el mundo”, agregó el organismo de Naciones Unidas.
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