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“Hay cosas que no admiten negociación alguna, como la salud de un país”. Palabras del expresidente de Uruguay Tabaré Vázquez, en noviembre de 2010, durante la IV Conferencia de las Partes sobre el tratado de la OMS para el control del tabaco. Vázquez, oncólogo de profesión, terminaba entonces una gestión durante la cual convirtió a su país en el primero en América Latina y el quinto en el mundo en ser “libre de humo de tabaco”. Las medidas aplicadas durante su presidencia convirtieron a Uruguay en el primer Estado que afronta una demanda por parte de una tabacalera, nada menos que la Philip Morris International, la más poderosa del planeta, propietaria de Marlboro, L&M y otras de las principales marcas globales de cigarrillos.
El litigio que enfrenta al diminuto país del Cono Sur y la gigante tabacalera empezó en 2010 y sigue su curso. Como es un diferendo inédito, la jurisprudencia que pueda generar va a sentar un precedente para otros estados que busquen regular la comercialización y el consumo de tabaco y que con estas medidas puedan obstruir los intereses económicos de corporaciones transnacionales. La sentencia podría llegar en tres o cuatro años, pero será la primera en términos de tratados de inversiones, en un conflicto entre la protección de las inversiones y la protección de la salud pública.
Entre las medidas rechazadas por Philip Morris está la prohibición de vender distintos tipos de presentaciones de una misma marca de cigarrillos. Por ejemplo, Marlboro sólo se puede vender en una presentación, no en variedades como Light, Gold y otras que son supuestamente menos dañinas. Esta medida fue pensada por el gobierno uruguayo para evitar la publicidad engañosa. Abal Hermanos S.A., representante de Philip Morris en Uruguay, dice que debido a esta regulación tuvo que retirar siete de los 12 productos que comercializaba en el país.
Otra medida considerada lesiva por la Philip Morris es la imposición de nuevas imágenes de advertencia sobre el riesgo de fumar, que ocupan el 80% de la caja de cigarrillos. Además de estas dos disposiciones rechazadas por la tabacalera, en los años siguientes se han adoptado otras que han endurecido las restricciones sobre el comercio y la publicidad del tabaco. Como resultado, Uruguay es uno de los países que cuentan con algunas de las normas antitabaco más estrictas en el planeta.
El 19 de febrero de 2010, Philip Morris presentó la demanda ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi), un tribunal de arbitraje del Banco Mundial. Los demandantes son FTR Holding S.A. (Suiza), Philip Morris Products S.A. (Suiza) y Abal Hermanos S.A. La tabacalera alega que fue expropiada de su propiedad intelectual sin compensaciones y que las decisiones del gobierno uruguayo provocan una sustancial pérdida del mercado. Reclama US$2.000 millones por concepto de reparación de daños por las pérdidas comerciales y pide que se reviertan las regulaciones.
El argumento del gigante tabacalero es que el Estado uruguayo viola un tratado de protección de las inversiones firmado en 1998 por Uruguay y Suiza, país donde está la sede de Philip Morris y que curiosamente tiene leyes antitabaco tan fuertes como las de Uruguay. Tal pacto protege las inversiones y prohíbe la destrucción de la propiedad sin una compensación justa.
Aunque enfrenta a un gigante muy poderoso y un fallo adverso podría afectar su credibilidad en materia de inversiones, Uruguay no está solo en la política internacional. Tiene el apoyo de muchas organizaciones (American Cancer Society, Framework Convention Alliance, Campaign for Tobacco Free Kids, Corporate Accountability International, InterAmerican Heart Foundation, entre otras), que han reiterado su apoyo financiero, a nivel de expertos y equipos sanitarios, y se han manifestado en contra del litigio iniciado por Philip Morris.
Tabaré Vázquez fue galardonado y aplaudido en su momento por tomar la iniciativa de regular el consumo de tabaco en su país. La Organización Mundial de la Salud le otorgó su premio más importante por su contribución para reducir el consumo del tabaco y por sus acciones a favor de la salud.
Cuando el expresidente inició la lucha contra el cigarrillo, el tabaquismo era la principal causa de morbilidad y muerte en Uruguay. Las enfermedades por tabacodependencia representaban el 17% del total de muertes anuales y se les adjudicaba la responsabilidad de 5.000 muertes por año. Esta cifra, según un informe de Graciela Giuzio, profesora de Derecho del Trabajo en la Facultad de Derecho de Montevideo, superaba el número de muertes producidas por abuso del alcohol, accidentes de tránsito, homicidios, suicidios y VIH-sida acumuladas. Según datos oficiales, en 2013 se detectó un retroceso del 10% del consumo de tabaco en un período de cinco años. Aun así, 13 personas morían diariamente en Uruguay a causa del cigarrillo.
Después de Vázquez, el presidente José Mujica ha hecho que su país sea pionero también en implementar la regulación estatal del canabis. Esto despertó críticas por parte de algunos sectores que ven contradicciones en un país que dice sí a la marihuana y no al tabaco. No obstante, ambas medidas son absolutamente coherentes y son regulaciones impuestas con base en un enfoque de salud pública.
Las leyes antitabaco de Vázquez se convirtieron en política de Estado. Mujica ha defendido las iniciativas de su antecesor y en los últimos años decidió cambiar de estrategia en el litigio con Philip Morris. Ha hecho cambios en el grupo de abogados y contratado especialistas internacionales en salud para su defensa. El actual presidente ha dicho que la demanda entablada por Philip Morris es “una prueba” de los medios jurídicos “para complicarle la vida y la soberanía a una pequeña nación que tiene la osadía de defenderse e intentar defender la salud de su pueblo”.
Ahora que Vázquez quiere volver a ser presidente, y tiene opciones de lograrlo en las elecciones del próximo domingo, promete luchar contra la inseguridad de la misma manera que luchó contra el tabaco. Según los últimos sondeos, ganaría en primera vuelta con el 43% de los votos, pero tendría que disputar una segunda vuelta con Luis Lacalle Pou, del conservador Partido Nacional.
dsalgar@elespectador.com
@DanielSalgar1