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El papa Francisco viajó a Asís para participar en la última jornada de diálogo y paz del congreso interreligioso promovido por la Comunidad de Sant'Egidio y que, durante tres días, ha reunido en Asís (centro de Italia) a líderes de todas las confesiones religiosas, además de presidentes, ministros, economistas, teólogos, sociólogos y premios Nobel de la Paz.
El papa y los diversos líderes religiosos rezaron por el fin de los conflictos y el establecimiento de la paz en diversas zonas del mundo. Nombraron a países como Colombia, México, “herido por el narcotráfico”, o Venezuela, pero también la República Democrática del Congo, Libia, Tierra Santa, Mozambique, Somalia, Afganistán o Ucrania.
“Reunidos aquí una vez más, afirmamos que quien utiliza la religión para fomentar la violencia contradice su inspiración más auténtica y profunda, que ninguna forma de violencia representa la verdadera naturaleza de la religión. Es más bien su deformación y contribuye a su destrucción”, sostuvo.
Repudió “las guerras, el terrorismo y la violencia” y recordó el viaje que realizó hace pocos meses a la isla griega de Lesbos, donde vio “en los ojos de los refugiados el dolor de la guerra, la angustia de pueblos sedientos de paz”.
Finalmente, el papa hizo un llamamiento para que todas las personas, con independencia de su confesión religiosa, “se reúnan y susciten concordia, especialmente donde hay conflictos”, y se liberen “de las pesadas cargas de la desconfianza, de los fundamentalismos y del odio”.
“Tenemos sed de paz” clamó Francisco. Pidió tambié luchar “contra la gran enfermedad de nuestro tiempo: la indiferencia, la gran enfermedad de nuestro tiempo”.