Tensiones en Cisjordania: ¿se avecina otra guerra entre Israel y Hamás?
El asesinato de la periodista Shireen Abu Akleh, el desalojo de palestinos, entre otros hechos, incrementan el temor sobre una nueva escalada violenta en la región.
María Paula Ardila
No solo el asesinato en Cisjordania ocupada de Shireen Abu Akleh, una de las periodistas más reconocidas del mundo árabe, sino también la violencia en la mezquita de Al-Aqsa y el desalojo de palestinos para crear una zona militar hacen temer una nueva escalada entre Israel y Hamás. “Si me preguntas si habrá otra guerra entre Israel y la Franja de Gaza, donde gobierna el islamista Hamás, la respuesta es más que contundente”, le comentó a este diario Gabriel Ben-Tasgal, periodista y especialista en Oriente Medio. ¿A qué hay que atenerse? El contexto reciente da ciertas pistas.
Shireen Abu Akleh, de 51 años, recibió un disparo en la cabeza en la ciudad ocupada de Jenin, que se ha convertido en el epicentro de la última escalada en el conflicto palestino-israelí. La zona es clave, pues como lo explica el corresponsal de Axios en Tel Aviv, Barak Ravid, muchos terroristas suicidas que atacaron lugares en Israel a principios de la década de 2000 procedían de Jenin, que estaba controlada por milicias armadas afiliadas a Fatah, Hamás (considerado como un grupo terrorista por Israel), la Yihad Islámica y otras facciones palestinas. La ciudad era conocida como “la capital de la resistencia”, luego de una emboscada israelí en un campamento de refugiados que mató a 52 palestinos hace 20 años.
“Hay ciudades de donde suelen surgir radicales, y esencialmente en este caso son Jenin y Hebrón, sitios donde Hamás tiene mucha fuerza en Cisjordania. Y justamente ese es el marco de referencia para lo que pasó el día que mataron a Shireen Abu Akleh: palestinos armados que estaban dentro del campo de refugiados en Jenin, con el ejército que venía desde afuera, y, en el medio, periodistas”, comentó el experto.
Sugerimos: En fotos: dramático funeral de la periodista Shireen Abu Aqla; casi se cae su ataúd
Este tipo de hechos son claves y no hay que dejarlos de lado, pues Ben-Tasgal explica que una nueva guerra dependerá de un acontecimiento que provoque esa escalada. “Cuando hay tanta pólvora en el medio, la escalada es cuestión de la suerte, del destino”, comentó el experto.
Y no son pocos los enfrentamientos que han tensionado las cosas en la región. A mediados de abril se dispararon nuevos cohetes desde Gaza hacia Israel después de unos choques en la Explanada de las Mezquitas que dejaron más de 50 heridos. “Hemos visto ocho atentados dentro de ciudades israelíes, con 19 muertos, y la evidente respuesta del ejército. El eje del problema es que hay una incidencia fuerte, con una autoridad palestina muy débil, un tema palestino que no aflora en la agenda pública, y con una incitación religiosa por parte de Hamás que alega que ‘Al-Aqsa está en peligro’”, agregó el analista.
Sin mencionar un fallo judicial en Israel que aprobó el desalojo, por razones militares, de más de mil ciudadanos palestinos en Cisjordania, un asunto que precisamente desató la guerra hace un año: esa ofensiva de 11 días que estalló el 10 de mayo, cobró la vida de 261 palestinos, incluidas 41 mujeres, 67 niños, así como de 10 israelíes, según datos de la ONU. En ese momento Hamás se presentó como defensor de las familias palestinas en riesgo de ser desalojadas a favor de colonos judíos.
“Tal como está, nada ha cambiado positivamente desde entonces. Todo lo contrario. El año pasado se registró la segunda tasa más alta de crecimiento de asentamientos israelíes registrada. Israel dejó sin hogar a casi 350 palestinos solo en Jerusalén Este y miles más están bajo la amenaza de que los colonos israelíes se apoderen de sus hogares o los destruyan”, comentó, por su parte, Diana Buttu, abogada y analista palestina, exasesora de Mahmoud Abbas.
Pese a que el escenario parece similar al del año pasado, Anna Ahronheim, corresponsal militar y de defensa del Jerusalem Post, dice que “Hamás no ha disparado ningún gran bombardeo de cohetes hacia el frente interno israelí, especialmente hacia las grandes ciudades. Quieren mantener la conexión entre Gaza y Jerusalén, pero no quieren una represalia significativa de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), a pesar de lo que dice Yahya Sinwar, el líder de Hamás en Gaza”, escribió la periodista en Twitter.
Ahronheim agrega otro punto clave: el cambio de gobierno en Israel. “El gobierno israelí también es diferente, dirigido por el primer ministro, Naftali Bennett, y al igual que las FDI, todavía no anhela otra guerra”, agregó. Un asunto que menciona Ben-Tasgal. “Uno de los partidos pilares de la coalición de este gobierno es el partido islamista. Si Bennett, por ejemplo, ordena al ejército entrar a Jenin, evidentemente el partido islamista no lo va a dejar. Es decir, le cuesta al gobierno ser contundente. Esa puede ser una de las razones por las cuales este gobierno no actúa igual al anterior”, aseguró el experto.
Pero Ahronheim hace el mismo comentario que Ben-Tasgal. “Sin embargo, las tensiones persisten y, como todo en esta región, una pequeña chispa puede encender un gran fuego”, dijo. Este conflicto tiene un elemento particular que lo hace más complejo: la religión.
“Nos dicen que los conflictos siempre son materialistas; por agua, por petróleo, por tierra, pero esto es una visión alejada de medio oriente. (...) cuando un radical islámico está por acuchillar a un judío o a un cristiano, por ejemplo, no grita ‘agua, tierra’, como a veces piensan en Suramérica. Grita ‘¡Allahu akbar!’ (Dios es grande)”, comentó Ben-Tasgal.
Algo parecido explicó Dalia Scheindlin, analista política y becaria de Century International, con sede en Tel Aviv: “Después de décadas de escudriñar cómo piensa la gente de esta región, es fácil concluir que el fervor religioso se eleva sobre los reclamos de tierra, poder, recursos, nación y narrativa, en su cruda capacidad para intensificar el conflicto y bloquear la paz”, comentó la experta al medio Haaretz.
Scheindlin dice que en el contexto israelí-palestino, los movimientos religiosos son los principales actores que alimentan y desencadenan la escalada. “Desde los cohetes de Hamás o la Yihad Islámica disparados contra Israel, hasta los ataques de los colonos judíos radicales contra los palestinos y la implacable expansión de los asentamientos durante décadas”. De ahí que el asunto no sea sencillo de resolver. “Sí, la guerra va a volver. ¿Hasta cuándo? Hasta que se dé una reforma seria de Hamás, o bien que la autoridad palestina recupere el terreno que le sacó ese grupo islámico”, dijo Ben-Tasgal.
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No solo el asesinato en Cisjordania ocupada de Shireen Abu Akleh, una de las periodistas más reconocidas del mundo árabe, sino también la violencia en la mezquita de Al-Aqsa y el desalojo de palestinos para crear una zona militar hacen temer una nueva escalada entre Israel y Hamás. “Si me preguntas si habrá otra guerra entre Israel y la Franja de Gaza, donde gobierna el islamista Hamás, la respuesta es más que contundente”, le comentó a este diario Gabriel Ben-Tasgal, periodista y especialista en Oriente Medio. ¿A qué hay que atenerse? El contexto reciente da ciertas pistas.
Shireen Abu Akleh, de 51 años, recibió un disparo en la cabeza en la ciudad ocupada de Jenin, que se ha convertido en el epicentro de la última escalada en el conflicto palestino-israelí. La zona es clave, pues como lo explica el corresponsal de Axios en Tel Aviv, Barak Ravid, muchos terroristas suicidas que atacaron lugares en Israel a principios de la década de 2000 procedían de Jenin, que estaba controlada por milicias armadas afiliadas a Fatah, Hamás (considerado como un grupo terrorista por Israel), la Yihad Islámica y otras facciones palestinas. La ciudad era conocida como “la capital de la resistencia”, luego de una emboscada israelí en un campamento de refugiados que mató a 52 palestinos hace 20 años.
“Hay ciudades de donde suelen surgir radicales, y esencialmente en este caso son Jenin y Hebrón, sitios donde Hamás tiene mucha fuerza en Cisjordania. Y justamente ese es el marco de referencia para lo que pasó el día que mataron a Shireen Abu Akleh: palestinos armados que estaban dentro del campo de refugiados en Jenin, con el ejército que venía desde afuera, y, en el medio, periodistas”, comentó el experto.
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Este tipo de hechos son claves y no hay que dejarlos de lado, pues Ben-Tasgal explica que una nueva guerra dependerá de un acontecimiento que provoque esa escalada. “Cuando hay tanta pólvora en el medio, la escalada es cuestión de la suerte, del destino”, comentó el experto.
Y no son pocos los enfrentamientos que han tensionado las cosas en la región. A mediados de abril se dispararon nuevos cohetes desde Gaza hacia Israel después de unos choques en la Explanada de las Mezquitas que dejaron más de 50 heridos. “Hemos visto ocho atentados dentro de ciudades israelíes, con 19 muertos, y la evidente respuesta del ejército. El eje del problema es que hay una incidencia fuerte, con una autoridad palestina muy débil, un tema palestino que no aflora en la agenda pública, y con una incitación religiosa por parte de Hamás que alega que ‘Al-Aqsa está en peligro’”, agregó el analista.
Sin mencionar un fallo judicial en Israel que aprobó el desalojo, por razones militares, de más de mil ciudadanos palestinos en Cisjordania, un asunto que precisamente desató la guerra hace un año: esa ofensiva de 11 días que estalló el 10 de mayo, cobró la vida de 261 palestinos, incluidas 41 mujeres, 67 niños, así como de 10 israelíes, según datos de la ONU. En ese momento Hamás se presentó como defensor de las familias palestinas en riesgo de ser desalojadas a favor de colonos judíos.
“Tal como está, nada ha cambiado positivamente desde entonces. Todo lo contrario. El año pasado se registró la segunda tasa más alta de crecimiento de asentamientos israelíes registrada. Israel dejó sin hogar a casi 350 palestinos solo en Jerusalén Este y miles más están bajo la amenaza de que los colonos israelíes se apoderen de sus hogares o los destruyan”, comentó, por su parte, Diana Buttu, abogada y analista palestina, exasesora de Mahmoud Abbas.
Pese a que el escenario parece similar al del año pasado, Anna Ahronheim, corresponsal militar y de defensa del Jerusalem Post, dice que “Hamás no ha disparado ningún gran bombardeo de cohetes hacia el frente interno israelí, especialmente hacia las grandes ciudades. Quieren mantener la conexión entre Gaza y Jerusalén, pero no quieren una represalia significativa de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), a pesar de lo que dice Yahya Sinwar, el líder de Hamás en Gaza”, escribió la periodista en Twitter.
Ahronheim agrega otro punto clave: el cambio de gobierno en Israel. “El gobierno israelí también es diferente, dirigido por el primer ministro, Naftali Bennett, y al igual que las FDI, todavía no anhela otra guerra”, agregó. Un asunto que menciona Ben-Tasgal. “Uno de los partidos pilares de la coalición de este gobierno es el partido islamista. Si Bennett, por ejemplo, ordena al ejército entrar a Jenin, evidentemente el partido islamista no lo va a dejar. Es decir, le cuesta al gobierno ser contundente. Esa puede ser una de las razones por las cuales este gobierno no actúa igual al anterior”, aseguró el experto.
Pero Ahronheim hace el mismo comentario que Ben-Tasgal. “Sin embargo, las tensiones persisten y, como todo en esta región, una pequeña chispa puede encender un gran fuego”, dijo. Este conflicto tiene un elemento particular que lo hace más complejo: la religión.
“Nos dicen que los conflictos siempre son materialistas; por agua, por petróleo, por tierra, pero esto es una visión alejada de medio oriente. (...) cuando un radical islámico está por acuchillar a un judío o a un cristiano, por ejemplo, no grita ‘agua, tierra’, como a veces piensan en Suramérica. Grita ‘¡Allahu akbar!’ (Dios es grande)”, comentó Ben-Tasgal.
Algo parecido explicó Dalia Scheindlin, analista política y becaria de Century International, con sede en Tel Aviv: “Después de décadas de escudriñar cómo piensa la gente de esta región, es fácil concluir que el fervor religioso se eleva sobre los reclamos de tierra, poder, recursos, nación y narrativa, en su cruda capacidad para intensificar el conflicto y bloquear la paz”, comentó la experta al medio Haaretz.
Scheindlin dice que en el contexto israelí-palestino, los movimientos religiosos son los principales actores que alimentan y desencadenan la escalada. “Desde los cohetes de Hamás o la Yihad Islámica disparados contra Israel, hasta los ataques de los colonos judíos radicales contra los palestinos y la implacable expansión de los asentamientos durante décadas”. De ahí que el asunto no sea sencillo de resolver. “Sí, la guerra va a volver. ¿Hasta cuándo? Hasta que se dé una reforma seria de Hamás, o bien que la autoridad palestina recupere el terreno que le sacó ese grupo islámico”, dijo Ben-Tasgal.
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