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Concluyendo la tercera semana de la guerra entre Israel y Hamás el ejército israelí anunció haber llevado a cabo una nueva incursión limitada y “selectiva” dentro del territorio de Gaza. Israel aún se abstiene de lanzar una invasión.
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Esta viernes 27 de octubre, el portavoz militar dijo que las tropas “continúan la actividad ofensiva desde tierra, aire y mar, entre otras cosas, con énfasis en el barrio de Shuj’ayya, que es uno de los principales bastiones terroristas de Hamás”.
Mientras el nivel político retrasa la decisión sobre la acción en Gaza, el ejército envía un mensaje inequívoco: que no es posible alcanzar un logro en Gaza sin una maniobra terrestre, con todas las consecuencias que ello conlleva.
Pero según un censo de opinión publicado por el diario “Maariv”, la invasión va perdiendo el apoyo popular mientras crecen las presiones para que Israel se concentre en la liberación de más de dos centenares de rehenes cautivos en Gaza.
Principalmente después de que Hamas anunció que unos cincuenta rehenes habían muerto en ataques aéreos israelíes.
“229 personas han sido secuestradas” por Hamás, anunció por su parte el ejército israelí en un comunicado.
Tiempo para prepararse
A diferencia de la semana pasada, ya el 49% de los encuestados responden que corresponde esperar con la decisión de la ofensiva.
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El miércoles por la noche, el primer ministro Benjamin Netanyahu afirmó que la ofensiva terrestre en Gaza sí tendría lugar. La pregunta es cuándo.
El ejército israelí necesita tiempo para prepararse. Los soldados se están entrenando.
“Después de haber planificado durante años el ataque del 7 de octubre, Hamás seguramente debe haber colocado trampas y a los rehenes en posiciones claves”, analiza para RFI el periodista Gabriel Ben-Tasgal desde Jerusalén.
Además, la dimensión geopolítica es primordial porque Israel debe sopesar el peor escenario posible y anticipar las reacciones regionales e internacionales a una ofensiva terrestre en Gaza.
La opinión del aliado estadounidense
El asalto parecía inminente en los días posteriores al 7 de octubre. Pero el retraso de la ofensiva ha llevado a los analistas a apuntar posibles disensiones internas en el seno del gobierno israelí, en particular entre Netanyahu y su ministro de Defensa, Yoav Gallant, y con el Estado Mayor del ejército israelí.
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“Las relaciones con el jefe del Estado Mayor no son excelentes, pero no es eso lo que está retrasando la operación terrestre. Hay otras cosas mucho más importantes que los sentimientos mutuos”, opina por su parte Ilan Greilsammer, de la Universidad Bar-Ilan de Tel Aviv.
El politólogo lo vincula sobre todo con la influencia de Estados Unidos y su temor a arriesgar la vida de los rehenes retenidos en Gaza.
“Además, es muy posible que los estadounidenses estén pidiendo al gobierno israelí retrasar esta operación para poder organizarse y protegerse. Tienen bases en toda la región, algunas de las cuales han sido atacadas”, destaca Greilsammer.
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