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Dos terremotos, uno de magnitud 7,8 y otro de 7,5, sacudieron el lunes la zona fronteriza entre Turquía y Siria, con un saldo al cierre de esta edición de más de 3.700 personas muertas, cifra que podría multiplicarse por ocho, según la Organización Mundial de la Salud. El potente sismo golpeó una región ya sumida en una crisis humanitaria por cuenta de la guerra civil que desde hace casi 12 años vive el país gobernado por Bashar al-Asad y el masivo desplazamiento de personas que esto ha causado, tanto interna como externamente, refugiados acogidos precisamente por Turquía.
Ante el que el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, denominó el peor desastre en su país en casi un siglo, los anuncios de ayuda humanitaria no tardaron en llegar: la Unión Europea, Estados Unidos, Reino Unido, India, entre muchos otros, se apresuraron a anunciar el envío de socorristas. Rusia movió a sus militares en Siria para ayudar en la remoción de escombros y agencias como la Acnur se aprestaron a mover sus equipos en terreno para atender la situación, muy dramática de por sí para la población refugiada y sitiada por la violencia en el último bastión de la oposición armada contra Bashar al-Asad y dominado por el Organismo de Liberación del Levante, una alianza que incluye a la exfilial siria de Al Qaeda, antiguamente denominada Frente al Nusra.
La guerra en Siria ha dejado más de 350.000 personas muertas y más de 6,5 millones desplazadas a otros países como Turquía, que ha recibido a cerca de cuatro millones de refugiados. “La última vez que un desastre, en ese caso generado por el hombre, empujó a cientos de miles de personas de Siria hacia la UE causó una crisis que dejó divisiones que hasta el día de hoy no se han resuelto. Es necesario ayudar con todo lo que sea posible para evitar que ahora, con un desastre natural, la situación genere un efecto, de ninguna manera igual, pero con algunas semejanzas”, según el internacionalista Jesús Agreda-Rudenko, profesor de la Universidad del Rosario.
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“En estos momentos la geopolítica no debería tener importancia. Ahora son prioridad las vidas humanas y la solidaridad. No es tiempo de agendas políticas”, señaló Felipe Medina, profesor de estudios de Oriente Medio de la Universidad Javeriana y de civilización islámica de la Universidad del Rosario. Distintas organizaciones han hecho un llamado similar para pedir que los intereses en medio de la guerra en Siria e incluso en otros conflictos, como el de Ucrania, pasen a un segundo plano para priorizar la asistencia humanitaria.
La Asociación Siria para la Dignidad de los Ciudadanos, citada por “The Guardian”, señaló que todos los cruces fronterizos deberían ser abiertos para que pase la ayuda humanitaria. Hasta el momento, solo un paso ha estado abierto en el noroeste, en Bab al-Hawa. Como explica el medio británico, “Siria se ha resistido a permitir la entrada de ayuda en una región que atiende a más de cuatro millones de personas, porque considera que la ayuda socava la soberanía siria y reduce sus posibilidades de recuperar el control de la región”.
El embajador sirio ante Naciones Unidas, Bassam Sabbagh, el lunes pidió ayuda al organismo para su país. En nombre del gobierno de Damasco, dijo: “Garantizamos a la ONU que estamos dispuestos a ayudar y coordinar la entrega de ayuda humanitaria a todos los sirios en todo el territorio”, incluso el que está fuera de su control. Sobre abrir más pasos para que entre la ayuda humanitaria, señaló que “los accesos a partir de Siria existen, pueden coordinarse con el gobierno y estamos dispuestos a hacerlo”.
El llamado a no actuar ante semejante emergencia en virtud de intereses geopolíticos no es menor justo cuando la comunidad internacional está dividida, principalmente por la guerra en Ucrania, en la que, por cierto, se han enfocado buena parte de los esfuerzos y la atención internacional, con otras crisis como la guerra civil siria casi en segundo orden de prioridad. Ucrania ha tenido a Occidente de su lado, pero en medio han surgido tensiones como la de Turquía y Suecia, que aspira a entrar a la OTAN, pero Ankara se opone. Moscú, de otro lado, ha tenido pocos apoyos como el de Damasco.
El canciller sueco, Tobias Billström, trinó, sin embargo, que “mientras Suecia tenga la presidencia de la UE, contactaremos al canciller turco y a Siria para coordinar los esfuerzos de la UE para ayudar a estos países”. Para Agreda-Rudenko, profesor de la Universidad del Rosario, “el apoyo a Turquía de los Estados miembros de la OTAN se ve como una necesidad no solo porque este también es un miembro, sino como un mecanismo para ayudar a suavizar la posición de Erdogan frente a Suecia y su candidatura a la OTAN”.
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Sobre Siria, Patrick Wintour, editor diplomático de “The Guardian”, apuntó que “la escala de la ayuda que se ofrece requerirá un gran esfuerzo de coordinación, así como delicadas maniobras diplomáticas para suministrar ayuda a Siria, donde el liderazgo de Bashar al-Assad no es reconocido en Occidente”. El desafío empieza en el vecindario, pues la relación de Ankara y Damasco está resquebrajada desde el inicio de la guerra civil en Siria. Al cierre de esta edición, no se conocía aún información sobre coordinaciones entre ambos gobiernos.
“Hay un clima de desconfianza entre los gobiernos de Türkiye (nombre oficial de Turquía) y Siria en el contexto de la guerra desde hace una década”, señaló Medina. “Recientemente, desde 2021 aproximadamente, ha habido una reanudación de diálogos entre las administraciones turca y siria. Sin embargo, esto debe matizarse con las continuas operaciones militares de Türkiye en la frontera, especialmente en su rivalidad con el proyecto kurdo del Rojavá”, un drama que Medina pide no olvidar.
De manera destacable, sin embargo, Israel anunció que enviará ayuda a Siria, aunque entre los dos no hay relaciones. Israel “recibió una solicitud procedente de una fuente diplomática para ayuda humanitaria en Siria y la aprobé”, dijo el primer ministro, Benjamin Netanyahu.
Por el lado de Erdogan, su capacidad para gestionar la crisis y “cooperar con países con los que a veces se opone será una prueba crítica para él antes de las elecciones presidenciales previstas para el 14 de mayo. La oposición, que busca capitalizar el grave estado de la economía, debía seleccionar a su candidato el próximo lunes, pero dependiendo de cómo se desarrolle la crisis en los próximos días, es posible que deba posponer la elección”, agregó Wintour.
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