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Yossi Landau se ha pasado décadas recogiendo cadáveres en Israel, pero sintió que se derrumbaba al encontrarse con los restos de las personas masacradas por el movimiento palestino Hamás.
Landau se despertó el sábado con el estruendo de las sirenas, algo a lo que está “acostumbrado” por los frecuentes ataques con cohetes.
Tardó en darse cuenta de que esos lanzamientos eran “sólo una operación de cobertura, porque lo principal fue la invasión” por parte de milicianos islamistas de Hamás, que se infiltraron desde la Franja de Gaza y mataron a más de 1.200 personas en territorio israelí.
Desde su casa en Ashdod, una ciudad costera al norte de la Franja, recuerda “el horror” que se encontró al llegar al sitio.
“Vi autos volcados, vi gente muerta en la calle”, recuerda Landau hablando de Sederot, una localidad israelí cerca de la frontera, donde murieron numerosos residentes.
Tiene 33 años de experiencia como voluntario de Zaka, una organización que recupera los cuerpos de personas que sufrieron muertes no naturales.
Pero Landau dice que presenció una violencia como nunca había visto en los tiroteos entre combatientes palestinos y fuerzas israelíes.
“Una parte de la carretera que debía tomar 15 minutos para recorrer nos tomó 11 horas, porque fuimos y recogimos a todos y los pusimos en bolsas”, cuenta este hombre de 55 años.
Vehículos abandonados, incendiados o perforados de balas aún salpican este sitio del sur de Israel.
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Después de cargar decenas de cuerpos a camiones refrigerados, Landau y otros voluntarios llegaron a Beeri, un kibutz de unos 1.200 pobladores a cinco kilómetros de Gaza.
“Sentí que me derrumbaba. No solo yo, sino todo mi equipo”, recordó, tras ingresar a la primera casa y encontrar a una mujer asesinada.
“Le abrieron el estómago, había un bebé allí aún conectado al cordón umbilical y apuñalado”, relató Landau.
El voluntario de Zaka dijo que vio los cadáveres de numerosos civiles, incluidos unos 20 niños, con las manos atadas a la espalda antes de ser acribillados y quemados.
“Vimos algunas víctimas posicionadas como que fueron abusadas sexualmente”, agregó.
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Masacre en un festival de música
Más de 100 personas murieron en el kibutz y otras 270 fueron asesinadas en el cercano festival musical Supernova.
Los cuerpos de los asistentes fueron removidos del sitio, pero sus pertenencias quedaron tendidas en el suelo.
Cuando un periodista de AFP visitó el sitio el jueves había asientos puf, artesanías y bolsas de bebidas energéticas tiradas en el suelo.
La sangre salpicaba el interior de un auto cerca de un rótulo que indica los senderos en el bosque.
Israel dice que retomó el control de la zona fronteriza, pero el ejército aún reporta tiroteos con combatientes remanentes.
Las fuerzas armadas anunciaron que los soldados “mataron a un terrorista” el jueves cerca de un kibutz, a pocos kilómetros del sitio del festival, poco después de que se escucharan disparos desde el lugar.
En respuesta al ataque de Hamás, Israel ha lanzado más de 6.000 bombas sobre la Franja de Gaza, según cifras militares. Los ataques israelíes han dejado más de 1.530 muertos en el enclave, según el ministerio palestino de Salud. Ante la magnitud de la violencia, Landau dice no “sentir nada ahora”.
“Simplemente, separamos nuestros sentimientos de nuestro trabajo. Y eso es lo que debemos hacer”, comentó.
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